Los
datos de UNICEF de hace un año ya arrojan cifras escalofriantes sobre la
pobreza infantil que se ha incrementado un 3%. Los casos de desnutrición entre
los menores de edad en nuestro país son crecientes.
Chinijo en el comedor de la Asociación Padre Laraña (Santa Cruz Tfe) (c) Andres Gutierrez |
Francisco González Tejera. Mientras
celebraban el pomposo día de la Constitución Española, en un local de tapadillo
de algún lugar indeterminado de Las Palmas de Gran Canaria, alejado de abucheos
y pitadas de las mareas blancas, verdes, rojas, negras y de otros colores
de lucha contra el robo y el saqueo. En ese espacio para la arenga y la juerga
patria políticos del PP, del PSOE, de Coalición Canaria, militares, jefazos de
la policía y otros adláteres del “como va lo mío”, abarrotaron ese salón para
escuchar las soflamas y peroratas patrióticas de una oscura y siniestra
Delegada del Gobierno, que pedía unidad para sostener esta más que humillada y
vejada Carta Magna. Luego todos brindaron seguramente con vino español de
reserva, ese que la mayoría no podemos pagar por su elevado precio, siempre
claro a cargo del erario público.
En
ese mismo día de celebración, de macro banquetes, borracheras perretosas,
uniformes de gala, modelitos de boutique de alta costura, corbatas verde Bankia
y clientelismo barato, más de 112.000 niños/as de Canarias sufrían y sufren
desnutrición, gravísimas carencias nutricionales, mientras sobreviven
vergonzosamente sin alimentos adecuados para un normal desarrollo. A la misma
hora de ese ridículo y elitista acto, nada más y nada menos que un 29% de la
población infantil de las islas, 3 de cada 10 niños/as, se encontraban y se
encuentran bajo el umbral de la pobreza.
Paradójicamente
estos datos no vienen de una organización revolucionaria o anti sistema, los
saca a la luz una entidad de carácter internacional vinculada a Naciones
Unidas, para sonrojo de la casta política caciquil canaria, Unicef nos muestra
en un estudio que los niños y niñas de este olvidado y destruido archipiélago
sufren malnutrición, que en los últimos 4 años la pobreza infantil ha crecido
más de un 3% y que esto va a más como consecuencia de las nefastas políticas de
la administración pública autonómica y estatal.
Este
estudio seguramente ya desfasado al haber sido elaborado el pasado año, y del
que sus propios autores consideran que posiblemente las cifras se hayan
incrementado de forma espectacular en este 2012 de recortes salvajes,
desahucios, suicidios, privatizaciones, corrupción político-empresarial y
vulneración de derechos constitucionales.
En
esta dramática situación ya es frecuente que muchos profesionales de la
docencia comenten el aumento del número de desmayos por hambre de parte de su
alumnado, chiquillos/as que llegan a clase sin nada en el estomago y que con el
frio del invierno ven agudizadas esas carencias alimenticias. Esto no parece
hacer reaccionar a los responsables de la Consejería de Educación del Gobierno
de Canarias, que haciendo gala de su asquerosa política neoliberal se cargan
los comedores escolares gratuitos, que suponían la única esperanza para miles
de niños/as de las islas de poder alimentarse correctamente al menos una vez al
día.
Este
es el panorama desolador en esta conmemoración de la Constitución: pobreza,
hambre, miseria, reformas para beneficio de las grandes fortunas y la banca, privatizaciones,
despidos masivos de trabajadores/as y sobre todo y lo más grave es que ese
despilfarro, esa estafa que algunos ingenuos siguen todavía llamando crisis,
condena a los más débiles, en este caso a los niños y niñas a la exclusión
social. Un sector poblacional que en cualquier país civilizado debería ser
junto al de los mayores el más protegido y mimado por el estado.
El gobierno de Rajoy en
España y el de Paulino Rivero con el apoyo del PSOE en Canarias son los
culpables directos de esta lamentable situación, de que tantos niños y niñas
pasen una navidades tan tristes y miserables, que no puedan acceder a juguetes,
a regalos de reyes y lo más importante a una alimentación equilibrada que les
permita desarrollarse, formarse, estudiar y convertirse en semillas