Juan José Martínez Díaz. DA. Es frecuente que en el debate político surja la balanza fiscal
como un elemento de polémica, de injusticia en la distribución territorial de
los recursos públicos o, en el caso de Canarias, como una expresión más del
esfuerzo del Estado español para con su territorio más alejado. Aisladamente,
la supuesta generosidad fiscal del Estado para con Canarias puede ser un
argumento defendible, aunque con muchas matizaciones, y habría que considerar
dónde se declaran las rentas generadas en Canarias por empresas con sede fiscal
en la Península, y qué efectos fiscales se declaran en Madrid, Barcelona,
Bilbao etc… Para que fuera un análisis adecuado tendríamos que considerar dónde
se genera la riqueza y diferenciar la distorsión que implica declararla a
efectos fiscales en un territorio distinto. En cualquier caso, hay flujos
económicos interterritoriales mucho más relevantes. Una simple aproximación a
la balanza comercial de Canarias pone en evidencia la magnitud del
impresionante mercado que el Archipiélago supone para las empresas radicadas en
el resto del país. Canarias importa de España dos tercios de todas sus
importaciones alcanzando un valor de 9.346 millones de euros en 2011,
prácticamente las mismas cifras que en 2010. Las exportaciones de España a
Canarias suponen un valor equivalente a lo que exportó en 2010 a EE.UU. y China
juntos. Canarias es el sexto cliente mundial de España, si fuera considerada un
Estado. Por el contrario, Canarias exportó en 2011 al resto de España por valor
de 977 millones de euros, un descenso del 23% sobre el año pasado en un
contexto en que el conjunto de las exportaciones del archipiélago creció el
3,3%. Estos datos determinan una tasa de cobertura del valor de las
exportaciones canarias con respecto a las importaciones del resto de España de
solo el 10% frente al 23% de media. Canarias ha ido reduciendo paulatinamente
el peso específico de sus exportaciones a España diversificando sus clientes
principalmente hacia el resto de países de la UE y África. Por contra, las
importaciones del resto de España han ido ganando una prevalencia cada vez
mayor en paralelo a la toma de control de empresas canarias por empresas del
resto del país en sectores estratégicos de la economía canaria, siendo las dos
cajas canarias el último episodio de este proceso.
Más del 90% de lo consumido en nuestro país entra en barcos por nuestros puertos. |
Canarias es un mercado
excepcionalmente importante para el resto de España. Si descontáramos el efecto
de las importaciones de combustibles, el peso específico del consumo de
mercancías con procedencia del resto de España en Canarias es abrumador. El elevado
peso específico de productos de España en la composición del déficit comercial
canario solo se explica por la pertenencia al Estado español, por el modelo de
relaciones económicas consolidado entre el resto de España y Canarias, por el
control de los canales de distribución y todo tipo de mecanismos disuasorios y
barreras de entrada, formales o no, a otras fuentes de aprovisionamiento. En
ningún caso se explica por una mayor competitividad de los productos españoles.
Si fuera así, España ocuparía las primeras posiciones en el ranking de
exportadores mundiales. Una situación completamente opuesta a la de comunidades
autónomas como Cataluña, para la que el resto del Estado supone, con
diferencia, su principal mercado. Se puede plantear que es una situación normal
al pertenecer a un Estado, que no es posible establecer equilibrios de esta
naturaleza entre regiones o nacionalidades pertenecientes a un mismo Estado. Es
discutible, pero aún dando este argumento por válido, lo cierto es que el
mensaje que durante generaciones se ha transmitido a los canarios es el
contrario, que somos dependientes para todo del Estado español, cuando en
realidad estamos ante una variante del modelo de relaciones económicas
extractivas centro periferia. Basar el debate del coste fiscal de Canarias para
el resto de España en las partidas asignadas anualmente en los Presupuestos
Generales del Estado o en el cumplimiento de la inversión media estatal
contemplada en nuestro Régimen Económico y Fiscal (REF) es absolutamente
insuficiente e injusto en términos políticos, económicos y sociales, si no
ponemos en contraposición el gran mercado que supone para España Canarias y la
transferencia de rentas que esto supone muy superior al retorno que se genera
en sentido inverso.
Cultivos abandonados serán pasto de la especulación urbanística revelando un riesgo alimentario futuro. |
Con este escenario no es difícil deducir dónde están los
intereses para que Canarias siga teniendo una tasa de autoabastecimiento tan
baja, para que tengamos tantas dificultades para modificar un REF que realmente
estimule la producción propia y reduzca nuestra dependencia exterior, para que
en definitiva Canarias aproveche las posibilidades de su mercado interior (con
mayor capacidad de compra que el de cinco estados miembros de la UE) y su tan
ansiada proyección exterior. Para que, en definitiva, Canarias siente las bases
de un desarrollo económico equilibrado basado en un sector primario con un gran
potencial de incrementar nuestra tasa de soberanía alimentaria, de autoconsumo,
con un sector industrial mucho más potente y con un sector servicios
diversificado que vaya mucho más de nuestra especialización en materia
turística. Es posible, y las claves pueden estar en reformas de profundo calado
y un cambio radical de estrategia en la definición de nuestro Régimen Económico
y Fiscal.
Autor: Juan José Martínez Díaz (economista)