31/12/11

2012 con más razones para la brega

La crisis capitalista se extiende en un planeta cada vez más multipolar y con un creciente poder del mundo financiero frente a pueblos y estados. Es una evolución natural de un capitalismo incontrolado que amasa cada vez más riquezas en menos manos y saquea a la inmensa mayoría. Podemos vislumbrar un siglo XXI donde los pueblos deben asumir un papel protagónico frente a la dictadura de los mal llamados ‘mercados’, el proyecto globalizador que tiene incluso su soporte entre la progresía de los nacionalismos dominantes con su filosofía del “ciudadano del mundo”. La lucha de los pueblos dominados y en proceso de absorción como el canario, forma parte de una responsabilidad global frente a la “era de las civilizaciones”, donde sólo una reducida serie de nacionalismos dominantes tienen cabida, mientras una inmensa pléyade de identidades y naciones deben ser absorbidas. Es una necesidad de un capitalismo que busca un dominio completo del globo, donde ningún pueblo concienciado y arraigado a su tierra muestre resistencia al expolio sistemático de sus recursos naturales. No hace falta ver esto desde un satélite, si vives en Canarias está a tu alrededor en el día a día.

Pueblos como el canario, el escocés, el tuareg, el mapuche, el vasco, el saharaui, y un largo etc. nos negamos a aceptar la sentencia extranjera de nuestra subordinación y desaparición en la Aldea Global del siglo XXI. Gran proyecto del capital donde nosotros, las naciones sin estados, estamos destinados a desaparecer, absorbidos por los estados dominantes del nuevo y viejo orden. No se trata de un capricho etnográfico o antropológico, sino de un aspecto más del proyecto capitalista global que igualmente afectará a la inmensa mayoría de la humanidad en sus condiciones de vida que avanzan hacia un creciente empobrecimiento y esclavitud.

En Canarias, y su actual régimen que la convierte en una colonia de una colonia, padecemos un estatus quo bien diseñado para que nada cambie y se oponga a la destrucción del territorio, el dominio caciquil-empresarial, y la corrupción generalizada del capitalismo colonial que padecemos. Partidos coloniales como CC, CCN y NC ni se esfuerzan en aparentar ser ‘nacionalistas’, pero sin embargo han pringado de tal manera este término que han propiciado que ser nacionalista en Canarias sea sinónimo de cacicato, españolismo derechoso de corte folklorista y sumisión a Madrid. Ante esta crisis, los partidos del régimen colonial en el Archipiélago han optado por la vía más radical del coloniaje, profundizar en el sector servicios, ese desequilibrio que ha convertido a Canarias de especial riesgo en caso de aislamiento, conflicto bélico o catástrofe debido a su excesiva dependencia del exterior en materia económica como alimentaria. Los datos están ahí, mientras vivimos records históricos de ocupación turística y superpoblación, soportamos el mayor índice de paro de la UE junto a la isla Reunión (Francia). Este hecho ha reactivado, una vez más en nuestra historia, la emigración de jóvenes isleños a Europa y otros lugares del mundo en busca del pan que en su propio país es negado. En fin.
Pero hablemos de un sector de nuestra sociedad atomizado y marginal como el actual nacionalismo real. Tan desorientado como el conjunto del pueblo canario, sin referentes de ningún tipo y aún influenciado por cadáveres políticos como el interclasismo cubillista resucitado por EL DÍA. No olvidemos que la última fue prometer públicamente una descolonización ficticia para el 2010, impulsando, una vez más, el descrédito social del nacionalismo canario real ante el conjunto de la sociedad canaria. La izquierda independentista prosigue en su ‘larga andadura por el desierto’ como diría Sergio Ibrahim, y es que, aunque asistimos a una lenta consolidación de las ideas nacionales de izquierdas, aún predomina el cómodo divorcio general entre los reducidos grupúsculos y la realidad nacional.

Resistencia

Sin embargo, existe la resistencia. Débil, fragmentada y aislada, pero hay algo tras el espejismo. Siglos de adoctrinamiento y exterminio de todo lo canario, combinado con un siglo XX especialmente agresivo contra la cultura y conciencia popular canaria, no han sido suficientes para aplastar por completo el alma canaria. Gracias a compatriotas canarios que han padecido persecución, prisión, e incluso la muerte, vive esa agonizante llama que llamamos conciencia nacional canaria. Ellos, conforman nuestra mejor antorcha en estos casi seis siglos de oscuridad. Si hace dos años perdimos a un puntal como el párroco Paco Bello, este año tuvimos la desgracia de perder al sindicalista e histórico militante Sergio Hernández Ibrahim. Aunque algunas siglas sin arraigo social alguno, insisten en una vía tan trucada como la electoral en Canarias, existen pequeños colectivos juveniles, sociales, culturales, sindicales que siguen manteniendo un trabajo de base. En su desorientación extrema la izquierda independentista sigue soñando con éxitos electorales súbitos sin mojarse el culo, sigue esperando sin asumir responsabilidades a que de repente un mesías libere al pueblo de Canarias. No comprenden algo tan básico como el hecho de que la lucha de liberación nacional y social de nuestro país pasa sí o sí por una lucha y un trabajo multifacético que implique a la mayor parte del pueblo canario y germine en una base social que sustente cualquier intentona electoral. Máxime en un régimen electoral anti-democrático y caciquil como el canario con los mayores índices de desigualdad del valor un ciudadano/un voto de toda la UE. En este reino de la irracionalidad no nos queda más remedio que felicitar a organizaciones que han mantenido durante décadas, contra tantos enemigos, este trabajo de base tan necesario. Especial mención merece la organización juvenil Azarug, colectivo de la izquierda independentista que más años lleva activo y celebra este 2012 su veinte aniversario. Uno de los escasos ejemplos de que sin lucha, constancia y generosidad nunca construiremos el motor que impulse la salvación y liberación de estos siete peñascos. Para algunas culturas antiguas el 2012 será el fin del mundo, para otros, un año de grandes cambios. Ojalá se traduzca en una grieta que permita germinar a los pueblos oprimidos, que como el canario, necesitan asumir responsabilidades que los conviertan en pueblos adultos con criterio propio.



Rajoy ensancha la brecha de pobreza que separa a Canarias de España

Intersindical Canaria critica la congelación del salario mínimo. El sindicato nacional advierte de que la agresión es mucho más sangrante en nuestro país porque los sueldos son los más bajos y la cesta de la compra, la más cara.

[La cúpula pepera en Canarias custodia al actual presidente de España en su ultima visita a la colonia]

Intersindical Canaria (IC) ha rechazado la congelación del salario mínimo y la pérdida de poder adquisitivo de los funcionarios, según informó la organización sindical en un comunicado. "La decisión del nuevo gobierno del PP de congelar el salario mínimo no hace más que confirmar nuestros peores pronósticos en el sentido de que Mariano Rajoy y su gobierno tienen la disposición, no solamente de seguir la línea de recortes del gobierno de Rodríguez Zapatero, sino retrotraer las condiciones laborales de los empleados públicos a 30 años atrás, además de acabar por pulverizar las ya de por si precarias condiciones de vida de los sectores más empobrecidos de la sociedad y de la clase trabajadora", apuntó. El sindicato alertó que en Canarias esta agresión resulta aún más sangrante, ya que en realidad implica una reducción del salario real de las familias si se considera que la inflación a final de año estará por encima del 2%. "Si tomamos en cuenta además -continuó IC-, el diferencial histórico negativo que hace que en Canarias los sueldos sean los más bajos, y por tanto sean más las personas que perciben el salario mínimo, y en contraposición la cesta de la compra de los productos alimenticios sea la más cara, podemos ver que esta medida no hará más que ensanchar la brecha de pobreza que separa a Canarias del Estado español". Asimismo, recordó que esta medida es absurda, "ya que no atiende absolutamente a ninguna racionalidad de despegue económico, porque al restringir los ingresos de las familias contrae el consumo y genera mayor estancamiento de la economía". Por otra parte, tras la rebaja del 5% en el 2011, IC explicó que la congelación salarial a los trabajadores públicos aprobada por el Consejo de Ministros merece también la reprobación pues, además de avanzar en la pérdida global de poder adquisitivo, incide más negativamente en el país canario al sufrir una gran parte de los empleados del sector público, los salarios más bajos del Estado y las condiciones laborales más duras.

Fuente.Europa Press

30/12/11

Crónica de una quimera III

En esta tercera entrega se detalla algo más como se vivió el resurgimiento del movimiento nacional-popular y su repentino éxito. En este logrado artículo, Sergio Hernández Ibrahim describe a dos líderes independentistas del momento; Antonio Cubillo y Carlos Suárez conocido como 'Látigo Negro'.

La década de los setenta del pasado siglo fue el tiempo de triunfos electorales que ponían en manos de los dirigentes de esta insólita Alianza (PCU, luego UPC) un poder inmenso, el poder del influjo que galvanizaba la voluntad de amplias corrientes populares que parecían estar tras la puerta esperando que alguien se atreviera a tomarlo en su mano y traducirlo en acción política. ¿Cómo es que un pueblo como el canario, tan falto históricamente de confianza en sí mismo, se atrevía a romper las ataduras de un dominio ideológico tan secular? Esta especie de erupción no podía derivar en otra cosa que no fuera el miedo. Todo el mundo se sintió presa del pánico. ¿Qué hacemos ahora? ¿Quién nos mandó jugar el papel de aprendices de brujo? El chance del apoyo electoral semejaba una bola al rojo vivo, que de forma inesperada caía en las manos de unos dirigentes que no tenían la menor idea acerca de cómo transformarla en algo identificable a medio y largo plazo. ¿Hacemos la Revolución Socialista? ¿Lucha frontal por la independencia?

 Toda aquella verbosidad revolucionaria, mágica expresión de la impotencia de una pequeña burguesía aupada a poner en marcha un proceso histórico –el que sea- demasiado ambicioso para su escuálida capacidad operativa, porque sólo contaban con el apoyo popular –toda clase de trabajadores, agricultores, clases medias bajas-, y enfrente un enorme aparato de Estado en conjunción con los estamentos dominantes de las burguesías del país y del Estado, arropados por el tinglado correoso de los medios de comunicación de masas, entregados a su vez a una estrategia de boicot y desprestigio, a los que se les suministró a manos llenas causas bastantes para probar la incertidumbre y la falta de visión de futuro de una coalición que terminó apareciendo penosamente ante su propio pueblo como una jaula de grillos. 

La transición en Canarias estuvo marcada por el miedo al nacionalismo. Este estallido inesperado amedrentó a todo el mundo, incluyendo a los propios independentistas. El aparato de Estado bordeó la histeria, los estamentos dominantes del país denunciaban la dramática incertidumbre de una pendiente que podía llevar a la debacle, los grupos revolucionarios de izquierda hacían encajes de bolillos para eludir alianzas comprometedoras: defendían una revolución de papel, construían y deconstruían programas alternativos destinados a encauzar la agitación por la Independencia hacia cualquier camino que evitara la lucha por la construcción de un Estado, los independentistas derrochaban todas sus fuerzas en una agitación estentórea, actuando en todos los escenarios a la luz del día. Su cándida ingenuidad era lo único que salvaba su tozuda imprudencia, porque ellos sabían, pero no sabían que sabían, que estaban muertos de pavor, que todo conspiraba contra ellos, que se quedarían solos, que todas las fuerzas del mundo se agrupaban para aislarlos, para convertirlos oficialmente en lo que ya eran, unos románticos inveterados. Azuzados y empujados desde todas partes redoblaron su agitación y, cuando la marea pasó, quedaron para la Historia como testimonio de lo imposible.


Tony Gallardo, escultor y militante comunista impulsor del Manifiesto de El Hierro. Posteriormente se descafeinó hasta asumir el constitucionalismo español. 


El grueso de los artistas e intelectuales canarios se vio también conmocionado por este tifón. Hoy puede resultar inexplicable el Manifiesto Nacionalista de El Hierro. Escultores, pintores, poetas, literatos, narradores, todos se sintieron obligados a pronunciarse acerca de esta eclosión política, todo lo difusa que se quiera, que avizoraba el nacimiento de una autoconciencia, llamémosla de pueblo si no se desea utilizar el término nacionalista. Muy grande tuvo que ser el aldabonazo para que este sector tan sensible del tejido social se viera compelido a un acercamiento a este hecho político nuevo. No se trataba de una actitud panfletaria, ni de una identificación directa o indirecta con un movimiento político. Pero este canto, está llamada a replantearse la compleja realidad del país, es un ejemplo más de la profundidad del estallido.


La crisis de la coalición derivó en múltiples vertientes polémicas. ¡La patente política es nuestra! ¡Nosotros somos los fundadores, ustedes se sumaron después! ¡Las siglas son mías! El “gravísimo error” de los izquierdistas oficiales fue formular un Programa Político preñado de puntos soberanistas. ¿Cómo iban a prever que los locales se les iban a llenar de independentistas de toda laya, que querían avanzar por el camino que los dirigentes habían señalado? ¡Ah amigo! Una cosa es elaborar un Programa y otra muy distinta es pretender ponerlo en práctica. No debe confundirse la agitación con las necesidades de las maniobras políticas cotidianas. Qué enorme angustia ésta, hacer un Plan Político dirigido a las masas, y verse sorprendidos por la irrupción de esa misma muchedumbre que desborda toda explicación constructiva, que desea verse reflejada en la actitud y las orientaciones de sus dirigentes. ¿Qué respuesta podían dar los jefes? ¡No es esto, no es esto! ¡Hay que parar!. En la agudeza de la polémica, ambos bandos levantaron sus banderas. ¡Frente Político de Masas!, decían los independentistas. ¡Frente Político y de Masas!, respondían los “ortodoxos del marxismo”. No es un sarcasmo. Una simple conjunción [copulativa o disyuntiva] condensaba un problema político fundamental: o el Frente era una coalición de partidos, o, todo lo más, éstos eran la expresión externa de una voluntad política forjada por la decisión común de todos los militantes reunidos en Asamblea. O se trataba de una alianza de partidos que decidían la estrategia de la coalición en petit comité, donde cada fuerza política disponía de un voto –versión “marxista ortodoxa” (entiéndase este aserto como una ironía más que patética)-, o era la “Voluntad General” de la militancia la que decidía la estrategia a seguir –versión independentista-. Lo segundo era el combate, el empujón de la marea, lo otro expresaba el tirón de las riendas, el freno, la contención, y todo conspiraba para que ganaran los buenos. 

Muy pronto los “izquierdistas oficiales” se apresuraron a modificar el contenido político de la coalición creando Unión del Pueblo Canario, dando entrada a partidos que carecían de todo arraigo popular, pero que disponían de su propia identidad. Así pasaron a enjugarla fuerzas como el Partido Republicano Federal (el que fundó Franchy y Roca a principios del pasado siglo) del que, salvo unos pocos enterados, nadie tenía idea de sus antecedentes históricos. Así se integró el señor Millares, meritorio investigador en el campo de la Historia del país, que se apresuró a condenar tajantemente toda veleidad independentista. Así engrosó las filas de la Revolución el PSOE histórico, que ni siquiera se molestaba en mostrar desacuerdos básicos, asombrado de adquirir una cancha política inmerecida. Era importante aislar el bacilo delirante del nacionalismo, máxime cuando, en las tinieblas exteriores, el MPAIAC condenaba el entreguismo de la coalición y clamaba por una solución internacional del conflicto histórico que enfrentaba a Canarias con el Estado español. Realmente se estaba ante un verdadero desgarro. El grueso de los cuadros dirigentes de la coalición provenía de la lucha antifranquista. Todos arribaban con la pesada carga de los problemas del pasado, con los tics y los métodos del pasado, con el lenguaje del pasado. ¡Cuántos se esforzaron por sacudirse tan pesada losa! ¡Cuántos intentaron hacer su propia metamorfosis, cambiar el corazón y ponerlo en un motor nuevo! Pero nadie estuvo en su hora mejor. Hasta los más decididos independentistas que venían de la vieja escuela se veían enfrentados a la disyuntiva de romper con los viejos camaradas que persistían en el Manual de Economía de la Academia de Ciencias de la URSS, cuando no en el Libro Rojo de Mao. ¿A dónde recurrir? ¿A Fanon, a las teorías Tercermundistas, Samir Amin, Nakruman, Che Guevara, Secundino Delgado, el Desarrollo Desigual, la contradicción Centro-Periferia?


Había dos dirigentes nacionalistas que hubieran podido aglutinar a su alrededor las respectivas grandes tendencias que concentraban el activismo del movimiento general. Uno era el jefe del MPAIAC, personaje singular y, en cierto modo, precursor del nacionalismo [moderno, aunque muy lastrado por un cierto indigenismo] en Canarias. Fue el único que se atrevió a romper en plena dictadura con las estrategias clásicas antifranquistas y reivindicar para el país una salida política propia. La época en que este personaje se lanzó a esta apuesta condicionaba mucho su propia estrategia: vivió el auge de los movimientos descolonizadores africanos, el optimismo de la libertad y la reivindicación de las culturas marginadas. De ahí que, coherentemente, procurara arroparse en el respaldo de los nuevos Estados nacidos de esa descolonización. 

Lo grave de este personaje, al que nadie puede negarle sus méritos históricos iniciales, es que sus virtudes – la intuición histórica para recoger los grandes rasgos que marcan el nacimiento de una nueva época, el carisma, la capacidad de maniobra en los escenarios internacionales, la capacidad de difundir ilusión y confianza en las posibilidades del país - estaban a la altura de sus enormes defectos – sus hábitos autoritarios, por no decir dictatoriales, su franca posición contra la izquierda nacionalista, su mimetismo mecánico de las experiencias tercermundistas, sus métodos caóticos de dirección política, su concepción utilitarista de la teoría política, su magnificación de los hábitos conspirativos-. 

La medida de la grandeza de los grandes personajes históricos la da su genio para unificar todas las tendencias en un Proyecto Común, su talento para estar por encima de las diversas corrientes, su sabiduría para identificarse como autoridad reconocida prescindiendo de toda imposición del consabido método administrativo y/o dictatorial. Si a esto se le une la lucidez y la intuición de avizorar el sentido histórico que se esconde tras las maniobras y pequeñas batallas cotidianas, se forjará un pacto tácito que convertirá su ambición personal en un patrimonio de todos. Desgraciada y probablemente, los tiempos no eran muy proclives y la figura se desfondó al crear a su alrededor un deplorable desierto, dada su nefasta desorientación y la falta de compresión acerca del significado del término negociación. Para este hombre negociar era aceptar pura y simplemente sus propuestas lo que, dada la difusa confusión que padecía y la que se extendía por todas partes, no podía llevar a otro resultado que a la parálisis y la agudización de la lucha civil en el seno del propio movimiento. 

La grandeza. ¿Qué es esto? La grandeza política no tiene necesariamente que ver con la grandeza humana. Churchill fue políticamente grande, a pesar de sus mezquindades y su retrógrado chauvinismo anglosajón. El Che pasará a la Historia sobre todo por su altura humana, que en absoluto desmerece su grandeza política. Las épocas en que vivieron les dio a cada uno el paisaje que les dotó de una identidad concreta, al igual que a Marx, Bakunin, Garibaldi, Rosa Luxemburgo, Lincoln, Roosevelt, Martí, Fanon, Gandhi o Mandela. Admiramos la altura humana de muchos personajes históricos, pero nos fascina la grandeza política de tantos en los que más vale no rebuscar en su vulgar o cicatera vida personal. Y no es que el destino de una idea política dependa exclusivamente de la presencia del Napoleón de turno, pero es que la Historia es un juego, dramático si se quiere, un juego que revolea, se extiende y, a veces, viene a desembocar en situaciones puntuales en la que todo depende de la acción de una ínfima minoría o de una sola persona. Son momentos únicos en los que una infinidad de voluntades individuales se condensan en un solo actor o en un pequeño grupo, por el que se está dispuesto a jugárselo todo. ¿Por qué? Aquí hay una sutil interacción de sentimientos. Es imposible divorciar de la acción política el par amor-odio que alinea las diversas formas de entender nuestro mundo, nuestras maldiciones, nuestros callejones sin salida. Se forja así el sujeto ideal que es capaz de transformar nuestras frustraciones y esperanzas en una milicia única. Y depositamos nuestra confianza y destino en alguien que unas veces lo merece y otras no. Ya vendrá el veredicto, que a lo mejor dependerá de la actitud de exigir mucho o demasiado poco, habida cuenta del escenario de la tragedia. Emiliano Zapata y Pancho Villa se debatieron como leones tal vez porque se apresuraron, pero había que hacerlo porque aquello era insoportable.

"Carlos Suárez era una bandera, la única enseña que expresaba la posible construcción de un nacionalismo progresista"

Otro dirigente tuvo la posibilidad y la perdió: el compañero Carlos Suárez, destacado líder del Movimiento Obrero y del Partido Comunista Canario; vivió personalmente el desgarro derivado de su rompimiento con la dinámica de los grupos marxistas del país, miméticamente adscritos a las consignas pretendidamente internacionalistas de las corrientes comunistas de la época, que asignaban a Canarias un papel subordinado a las tendencias generales. Fue uno de los más importantes forjadores del PCC (p) y de la coalición, creía sinceramente que era posible una alianza de y con los grupos marxistas revolucionarios, bajo la consigna del Derecho a la Autodeterminación. Venía del Partido Comunista de la clandestinidad antifranquista, pero estuvo entre los primeros comunistas que se interrogaron acerca de la lógica que negaba al país su propio camino de emancipación, lo que le llevó a defender la independencia

Las diversas corrientes ideológicas de izquierda, según su concepción, debían supeditarse al objetivo común y se negaba a adscribirse a ninguna de ellas, actitud que fue un arma en manos de sus adversarios “ortodoxos”, que la interpretaban, en el lenguaje de la época, como muestra de oportunismo político, tachándole de personalista. Este dirigente era un problema por su prestigio político, era un problema porque venía del comunismo, era un problema porque se negaba a renunciar a sus concepciones nacionalistas. Era preciso aislarlo. Y lo aislaron. Carlos Suárez era la subversión de los “lugares comunes”. Su frontal negativa a patentar una versión ortodoxa –llámese soviética, maoísta o troskista- de la ideología comunista, no tenía otro sentido que el intento serio de afrontar con rigor las tareas de hacer la Revolución desde la realidad de su propio país. Al margen de sus aciertos y errores, de sus intenciones subjetivas, Carlos era una bandera, la única enseña que expresaba la posible construcción de un nacionalismo progresista, tal vez la única posibilidad de institucionalizar una opción política con capacidad de atravesar la marea de la estabilización y salvar un patrimonio político merecedor de una suerte mejor de la que tuvo. Era un aglutinante peligroso y los ortodoxos montaron un operativo destinado a liquidarlo políticamente. Cayó en la encerrona esencialmente por dos causas: primero, porque llevaba en su corazón el dilema hamletiano: ser o no ser comunista. ¿Tendría o no tendría las fuerzas necesarias para romper con los grupos que suministraban la patente del marxismo-leninismo? ¿Sería capaz de forjarse su propia realidad política, aún a riesgo de verse sometido a la condena de los ortodoxos? 

Tal angustia obnubiló su capacidad de maniobra y nunca se atrevió a romper francamente con los viejos moldes. Lo intentó, pero fue tal el aluvión de ataques y conspiraciones que sufrió, que le venían de todos lados, que apenas podía pergeñar una extraña combinación de maniobras defensivas y protestas de fidelidad a la causa del proletariado. Cuando los ortodoxos culminaron su objetivo de zapar el movimiento sindical y defenestrar las tendencias independentistas, este dirigente había quedado ya destrozado, incapaz de iniciar cualquier maniobra de acercamiento a los “Últimos de Filipinas”, algunos de los cuales, paradójicamente, habían colaborado a descabalgarlo, probablemente por dos razones: porque, dada la confusión imperante, era imposible averiguar las intenciones últimas de cada cual y, tal vez lo más importante, porque este destacado dirigente, con un pie en el comunismo y otro en el nacionalismo, nunca se atrevió a proclamar a los cuatro vientos [y ejecutar] su franca ruptura con la vieja política e intentar el acercamiento negociador hacia las corrientes más radicales, para intentar rescatarlas del marasmo y la confusión política.

¿Por qué? En el análisis de su actitud hay que desechar las interesadas versiones de los ortodoxos, que interpretaban sus movimientos en clave personalista. Según esto, su interés no iba más allá de su propio encumbramiento personal y no su coherente entrega a una cierta idea de la lucha política en Canarias. Claro es que, desde los viejos resabios conspirativos de la clandestinidad, para los marxistas-leninistas oficiales era de obligado cumplimiento la subordinación de todo comunista a las orientaciones de los grupos que tenían, más o menos, el respaldo internacional de la Marca Revolucionaria. El que pretendiera salirse del cuadro era o un traidor o un oportunista. El nombrete de personalista era un eufemismo que se utilizaba para evitar términos más duros. Personalista, pequeñoburgués, irreductible a toda disciplina ideológica. ¿Cómo se puede, después de duros años de lucha, no sentirse dolorido ante la expulsión del banquete ideológico, ante la pérdida de relación con tantos camaradas, para verse sumergido en el infierno de la marginación? La explicación es tal vez más sencilla. 

Una persona que tenía conciencia de las enormes tareas políticas que implicaban la lucha por la independencia, imposibles de abordar sin contar con un nutrido grupo de cuadros políticos disciplinados que dieran forma a las ansias populares y trazaran los elementos esenciales de la estrategia y la táctica política, que construyeran una Organización que fuera capaz de estabilizar la simpatía popular y hacer Historia a través de todos los desiertos. ¿De dónde podían salir estos cuadros sino de la praxis marxista, la única con el método adecuado y una mínima tradición de lucha? Por eso intentó mantener un hilo conductor con la vieja escuela. Sabía que la otra vía era la inmersión en el marasmo, en el caos difuso que emanaba del nacionalismo de nuevo cuño, para quién toda propuesta de organización y disciplina era sinónimo de freno y rendición.


Y fracasó por las mismas buenas razones que condicionaban sus maniobras de avance y repliegue. Su drama es, en cierto modo, patrimonio de todos nosotros, de todos los nacionalistas y comunistas consecuentes; y yo estoy obligado a reconocerlo desde una perspectiva más que autocrítica.

Se habla canario de 'Kanes Rabiosos'


Tema del grupo canario de rap 'Kanes Rabiosos' del barrio grancanario de Tres Palmas

27/12/11

Crónica de una quimera II

Para estas fuerzas políticas [izquierda española] el nacionalismo podía ser un motor más de la “lucha de clases” si se aplicaban ciertos elementos correctores, el más importante de todos: si era dirigido por la “vanguardia de la clase obrera”, es decir, por los comunistas. En frase de un destacado dirigente de aquella época: “no sabemos a dónde nos puede conducir el delirio nacionalista”.
Sergio Hernández Ibrahim. Después de las primeras elecciones democráticas de 1977, en las que la candidatura de Pueblo Canario Unido logró un resultado digno, aunque sin representación, los locales del Sindicato Obrero Canario se vieron desbordados por una verdadera invasión de trabajadores que venían “a afiliarse al partido”. La gente no distinguía entre política y sindicalismo, lo que llevó a los primeros activistas sindicales a dar a la Organización un fuerte acento político. En la segunda mitad de la década de los setenta, los movimientos políticos reverberaban. Los trabajadores, los jóvenes, se movilizaban en todos los ámbitos: los institutos, la universidad, las asociaciones, el movimiento sindical. Afloraron como hongos infinidad de partidos con la marca nacionalista, Partido Comunista Canario (p), MPAIAC, más tarde Congreso Nacional Canario, Movimiento Canarias Libre, Pueblo Canario Unido, posteriormente Unión del Pueblo Canario, coaliciones que integraban a distintas corrientes, puramente independentistas unas, nacionalistas de izquierda otras. El filón del reclamo nacionalista atrajo al mismo campo a otras fuerzas políticas que se reclamaban del marxismo, algunas todavía clandestinas en aquella época: Partido Comunista Internacional, Partido Comunista marxista-leninista, Oposición de Izquierdas del Partido Comunista de España, Partido de Unificación Comunista, más tarde Movimiento de Izquierda Revolucionario del Archipiélago Canario (MIRAC). Pero esta atracción era muy contradictoria: para estas fuerzas políticas el nacionalismo podía ser un motor más de la “lucha de clases” si se aplicaban ciertos elementos correctores, el más importante de todos: si era dirigido por la “vanguardia de la clase obrera”, es decir, por los comunistas. En frase de un destacado dirigente de aquella época: “no sabemos a dónde nos puede conducir el delirio nacionalista”.

Los grupos políticos se hacían y deshacían en intervalos de meses, a veces de pocas semanas. Pero la coexistencia agónica entre los comunistas y los nacionalistas, situados todos en los arrabales del nuevo sistema político que se construía desde la “transición” no podía durar mucho. Los nacionalistas reivindicaban abiertamente la independencia, pero carecían de programas alternativos que les situara en una posición favorable frente a la “normalización” que se avecinaba. La vía de la descolonización propugnada por el MPAIAC hizo pronto aguas por todos lados; el resto afrontaba una lucha de masas que carecía de todo referente positivo que permitiera mantener un apoyo mínimamente digno cuando la marea movilizadora remitiera. Los comunistas [“radicales”] deseaban presionar, bien que sin rumbo cierto, manteniéndola abierta mientras se pudiera, una lucha que evitara la definitiva estabilización, en la conciencia de que ésta daría al traste con toda posibilidad de cambio revolucionario. Pronto se vio que esta contradicción tenía que llevar a la quiebra de la alianza entre comunistas y nacionalistas. Ambos luchaban por el poder, por la dirección del proceso, pero ninguna tenía las condiciones políticas apropiadas para utilizarlo en algún sentido constructivo. Los comunistas, porque carecían de toda alternativa viable para instalar un régimen revolucionario, no ya en España, sino en Canarias. A esto último se negaron de plano, y ni tan siquiera estaban dispuestos a mantener una coalición que conquistara una influencia basada en la punta de lanza de la Autodeterminación del país, para atravesar con un éxito mínimo el desierto del nuevo régimen que se avecinaba a ojos vista, a fin de alcanzar un grado estimable de movilización popular, porque esto significaba “dejarse arrastrar por el nacionalismo burgués”. Así que prefirieron romper con los nacionalistas, lo que arrastró esta insólita alianza al descrédito y la inanición política.

Los nacionalistas, desorientados y confundidos, faltos de toda visión realista, y carentes de todo programa alternativo que se propusiera de algún modo también esta “travesía del desierto”, emplearon sus fuerzas en una dura controversia con los comunistas. Ambas líneas se enfrascaron en una inútil y penosa confrontación en la que se tildaron mutuamente de traidores y vendidos, unos al colonialismo, otros a la reacción internacional. Unos quedaron situados dentro del sistema, si bien con un “planteamiento crítico” muy minoritario, otros prefirieron mantenerse como “francotiradores contra el colonialismo”, probando la vía electoral de vez en cuando para comprobar su absoluta falta de porvenir. Todos colaboraron a un hundimiento que era inevitable desde el origen. Esta fue la época de la polémica sobre el significado del Derecho a la Autodeterminación. El hecho de que el debate –por otro lado bastante irregular y tormentoso- se centrara en este tema, mostraba bien a las claras que el tiempo de la lucha estaba pasando, y que entrábamos en una nueva fase que no se proponía cambiar el mundo, sino explicarlo. Y, ya se sabe, explicar, polemizar, filosofar, dudar, dejar stand by, una pendiente o declive que lleva directamente a la pérdida del nervio que mantiene la voluntad de lucha. Una polémica interesante, casi, casi, planificada por la Providencia. O, quizás, por una Inteligencia Superior que pocas veces aflora en los relatos históricos, pero que tiene servidores en todas partes. Esta quiebra no se desencadenó sólo en las cúpulas dirigentes, sino que fue un tornado que se extendió a lo largo y ancho de todos los movimientos organizados, sindicatos, asociaciones cívicas, partidos. Todo el movimiento, entendido en sentido amplio, se escindió en infinidad de grupúsculos que perdieron todo contacto con las masas, mientras la sociedad entera se sumergía en una nueva fase de “armonía colonial”.
Sea como sea, y a despecho del diagnóstico histórico ¿Quién puede negar que aquellos fueron años “vividos peligrosamente”? Todo el mundo enfrascado en un quehacer cotidiano que parecía llevar a una pronta liberación de la tierra, todo el mundo margullando en las distancias cortas, forjando alianzas temporales, saliendo de un grupo para ingresar en otro, todo el mundo aparentando lucidez, vendiendo neveras a brazo partido, todo el mundo decepcionando tarde o temprano a sus seguidores. Manifestaciones, huelgas, elecciones, y los dirigentes condenando, pontificando, conspirando. Cambios de cerraduras, reivindicación de locales, asaltos nocturnos, sustracción de papeles y maquinas multicopistas, carreras por llegar antes a la ventanilla de siglas del Ministerio del Interior. Nadie manejaba los hilos, todos eran honrados, todos dieron lo que pudieron, todos deseaban la Revolución. Y, al fondo, la angustia existencial, las crisis personales, porque, cuando todo se acaba ¿Qué va a ser de mi vida? (aserto que, aunque parezca increíble, responde a una anécdota real).


El militante típico pertenecía a la estirpe de los que no podían separar su vida personal de la actividad política. ¿Qué es lo que lleva a cierta gente a entregarse a una causa y estar dispuesta a darlo todo por ella? La cuestión no tiene respuesta sólo en el intelecto. Hay cientos de miles de personas que saben que no podemos, que no debemos seguir viviendo así...y siguen viviendo. El tema es: ¿Cómo nace la pasión por vivir intensamente la lucha por un mundo mejor? ¿Qué hace que esta pasión se convierta en el objetivo de toda una vida y se subordine a ella el afecto personal, la profesión, el goce del arte, el sexo? Para el militante típico al principio fue el Verbo, el discurso, la explicación lúcida de las contradicciones del mundo, un irresistible imán de una fuerza tal, que arrebataba y empequeñecía las mezquindades cotidianas. La Libertad de Canarias, la Emancipación de los Trabajadores, la Lucha de Clases, el meticuloso análisis de los procesos sociales que brindaba el marxismo, una guía para la acción, un método, una filosofía acerca del poder. Dijo el filósofo (Hegel, 1770-1831): “los “hombres” creen, al perseguir sus fines personales, que en ellos se resume todo el movimiento del mundo, porque no pueden concebir en su pequeñez que, al alcanzar tales fines, ejecutan realmente lo que la Razón se ha propuesto”. El marxismo era la conciencia del Movimiento Histórico, el control real de los procesos sociales, el Plan Puntual en un devenir Infinito. Decía Henry Miller de John Reed que un hombre que se propone liberar a la Humanidad, que se propone afrontar un objetivo tan vasto, está realmente huyendo de sí mismo. Pero Miller olvidaba que tal propósito nunca se consigue y que a la postre lo único que queda de toda experiencia es el forcejeo en las cortas distancias. ¿Qué puede narrar cada uno de las grandes o pequeñas batallas en que ha participado? Se pueden contar con pocos dedos los Tolstoy capaces de dar un cuadro de las epopeyas de los pueblos. Así que, apenas, se pueden relatar los encuentros en la clandestinidad, los planes de lucha, el romance borrascoso con aquella persona progresista a la que se estaba tan íntimamente unido/a. También está el odio, el odio al adversario, a la policía. Y el miedo, el miedo a una caída, a un fallo, a la cárcel, a la muerte y ¿por qué no? al desamor, a la incomprensión, a que nadie reconozca los méritos y el empuje que daban sentido a ese sufrimiento.


Y el Poder. El Poder. Da igual el escenario. Otórguese un poder, uno cualquiera, una capacidad de influir directamente en las personas, un reconocimiento, un statu de dirigente. Todos los sufrimientos de una vida adquieren entonces una nueva luz. Toda mi vida ha sido una preparación para esto. Al igual que la inteligencia se espolea ante la adversidad, al igual que la familia es la garantía de una emanación de afectos que nos aferra al mundo, aunque sea mentira, aunque el telón de fondo no sea más que el resentimiento, la aversión, la envidia, las ansias de destrucción, el mando es la garantía de ser querido. Para esto hacía Lorca poesía, pero todos no tienen ese don. Como la pescadilla que se muerde la cola, la acción política ofrecía un atractivo: la capacidad de lograr la Utopía gozando. El mundo va a cambiar, Yo lo estoy cambiando, todo encaja.


En el 76 era relativamente fácil hacer sindicalismo. Se pueden rememorar cientos de anécdotas extraídas de la agitación diaria. Una vez se logró reunir a un grupo de sesenta trabajadores de hostelería en las mismas instalaciones de la empresa. Comenzó el mitin una compañera que disertó sobre temas estrictamente sindicales y así continuaron otros activistas. Era palpable que los obreros –las masas- no prestaban una gran atención. Cuando le llegó el turno de hablar al activista político-sindical se sorprendió a sí mismo dejándose llevar por el lirismo de un discurso que entremezclaba y solapaba las cuestiones sindicales y los objetivos políticos: la Autodeterminación, un nuevo Estado, una Historia secuestrada. Todos empezaron a adoptar una actitud de asombro alborozado y fueron apiñándose a su alrededor. Sonaron bravos, aplausos, se abrió un coloquio en el que nadie se planteó siquiera las dramáticas dificultades de un objetivo político tan ambicioso. Era lógico desconcertarse ante tal reacción -¿qué es lo que he dicho?-. Era lógico intuir vagamente que se estaba extendiendo un reguero de fuego que arrastraba a todos. Lo importante era la Idea, una idea que hechizaba, que sembraba una ilusión de cambio que transformaría radicalmente la vida.

La realidad sobre el PSOE

25/12/11

"Crónicas de una Quimera" de Sergio Hernández Ibrahim

Hace pocos meses Sergio Ibrahim publicó una serie de artículos "Crónicas de una quimera" de gran valor. Los mismos reflejan la perspectiva de un militante histórico independentista y comunista que vivió muy de cerca el desarrollo del movimiento nacional popular de la década de los 70 y 80 del siglo XX. A nuestro juicio, sus acertados análisis dan con claves fundamentales para entendernos.



Crónica de una quimera (I) por Sergio Hernández Ibrahim
Yo fui el bravo piloto de mi bajel de ensueño; 
Argonauta ilusorio de un país presentido, 
De alguna isla dorada de quimera o de sueño 
Oculta entre las sombras de lo desconocido......

Tomás Morales

Las postrimerías de los años setenta proporcionó en Canarias un acontecimiento histórico insólito, que todavía no ha merecido la atención de los historiadores. Es posible que tales hechos estén todavía muy cercanos, o que todo eso no haya pasado realmente. Quizás todo haya sido un sueño y que estos ojos que se han de comer la tierra no vio realmente lo que vio. Tampoco sucedió la tragedia de Macondo en “Cien años de Soledad”, a despecho de “la realidad” que describe García Márquez. Tal vez no sea más que un ensueño novelesco. Basta para comprobarlo la siesta histórica de un pueblo sometido ha muchos siglos a un proceso de trepanación. Tal vez los restos del tejido cerebral donde anidan los recuerdos fueron quemados hasta la saciedad y aventados secretamente desde cualquier risco. Quizás sea cierto que el pueblo canario no existe. Que cuatro gatos dislocados se inventaron un país y que lo políticamente correcto es pasar un tupido velo. 

La crisis de 1898 alumbró a un Secundino Delgado. La de la caída del régimen franquista abrió una especie de paréntesis a la vez dramático y lúdico, en el que un montón de gente se puso a soñar. No fue la agitación política, no. Cierto que fue una conciencia de izquierda el detonante, la que puso en marcha la fogalera; tal vez sí un impulso progresista, un ansia de sacudirse la ignominiosa e injusta tutela sobre un país que ha soportado la ausencia de libertad nacional durante tantos siglos. La II República española no alumbró un estallido de este carácter. En la crisis de los años cincuenta el impulso popular llevó a miles de canarios a Venezuela y Cuba. El año 76 marcó un giro inaudito, porque una minoría cualificada del pueblo adoptó una actitud inesperada impulsando Pueblo Canario Unido.


¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Qué corrientes subterráneas discurrían en el seno de los corazones de miles de personas? ¿Cómo es posible que hayan sido capaces de enfrentarse con su participación personal y su voto a la conspiración de todas las clases dominantes del archipiélago, del Estado y del mundo? Tales interrogantes exigen respuestas incómodas, difíciles. Nadie se acordaba de Franco, salvo los ingenieros políticos de la transición, enfrascados en su tarea de construir un nuevo régimen político con la correlativa variante autonómica canaria, para ejecutar el lapidario axioma del Príncipe de Lampedusa, a saber: “algo tiene que cambiar para que todo siga igual”. Tal vez después de muchos siglos de postergación, después de tantos años enfrascados en la miopía social de no ver más allá del pago, el pueblo, el terruño, o el horizonte americano, desperdigados por todas partes, sintiéndose aplastados, dominados por una deformada consciencia de inferioridad frente a los usufructuarios de este dominio, los que saben, los cultos, los detentadores del poder, l@s canari@s comenzaron a interrogarse acerca de sí mismos. ¿Somos de verdad una rebatiña de individuos venidos de todas partes? ¿Este estilo de vida, esta cultura, estas costumbres, esta forma de ser, acaso nacerá de lo más hondo de una realidad social que siempre fue nuestra? ¡Ah amigo...!

Nunca tuvimos Historia, y en cinco años recorrimos la distancia que separa el Ser del no Ser. Quizás cuando todos los protagonistas se vayan finalmente a hacer bolinas se esfume para siempre aquel fogonazo que nunca existió. Aquel escándalo no encaja en ningún manual actual al uso. ¡Es que era la Independencia, la Independencia…!. Miremos para otro lado. Aquella insurgencia que no nos dejó nada, que no fue capaz de transmitirnos el más mínimo legado… Huérfanos de un imposible, los canarios admiramos hoy los juegos de abalorios y el encantamiento ilusionista, para “afrontar” nuevos retos históricos con las manos vacías. ¿Qué más da el sí o el no a la Independencia? ¿Qué más da el formalismo de las banderas? La cuestión es otra: a través de todos los vericuetos, las modas y los retrocesos, una punta de lanza encadenada a la tradición de una lucha, y mantener una voluntad política presente en el tejido social. Una herencia de aquel espíritu, para transformar el país entregándoselo a su propia gente. Pero el espíritu no está, no estuvo nunca, tal como vino se fue, en un soplo, en un instante. ¿Fue una locura? Pero las alteraciones mentales atraen la atención de los científicos, son objeto de análisis, estudios y disecciones. Se elaboran informes, se formulan diagnósticos e hipótesis. La sacudida nacionalista sólo ha obtenido (¿merecidamente?) una conspiración de silencio. Hay cosas de las que vale más no hablar.


Sin embargo, a despecho de los intelectuales orgánicos del poder, a despecho de la buena educación, merecen homenaje todos los hombres y mujeres que abandonaron sus intereses personales y que, unos más otros menos, se quemaron en esta imposible tarea. Todos los que condensaron las ansias de miles de canari@s por sacudirse un fardo ancestral. A la vuelta de los años quizás se termine por comprender que aquél fue el primer intento del pueblo canario por arribar a lo que se ha venido en llamar, con entonación cursi, la modernidad. En versión “isleña”, aquella era la primera expresión política de una sociedad de masas. Atrás quedaron los años de “Mararía”, los siglos que retrataron escritores como Tomás Morales, Alonso Quesada o Miguel de Unamuno, esa quietud casi bucólica, típica de la mentalidad colonial, que tan magistralmente han plasmado escritores como Alonso Quesada o García Márquez. 

Ya no hay posible vuelta atrás. Y hoy vemos y aún seguiremos soportando cosas que hace veinticinco años hubieran hecho “fablar a las piedras”. Aún asistiremos, en su momento, a homenajes y “cantos políticos” a aquella gesta, ondeados por personajes reformistas y constructivos, en esos discursos laudatorios de las batallas florales institucionales, como argumento poético probatorio de que, alguna vez, este pueblo estuvo vivo, con esa increíble capacidad que los políticos tienen para integrar en sus soflamas los hechos históricos más subversivos, transformándolos en cosas relativas, puntuales, pero significativas, antecedentes de la voluntad de construir una nación, eso sí, moderada, dialogante, autonómica. ¿Quién no recuerda la apología de Felipe González a las Tres Culturas del medioevo toledano, como si esa convivencia entre cristianos, judíos y musulmanes fuera un mérito histórico de “España”, la misma “España” que expulsó a estas dos últimas comunidades y convirtió por la fuerza –y torturó, y ejecutó- a muchos de sus individuos?

En cuánto a los defensores de la Revolución Socialista, a la vista está. Los más destacados dirigentes y sus acólitos, con poquísimas excepciones, bien situados en las instituciones oficiales, como detentadores de cargos o funcionarios, inmersos primero en la Reforma y hoy en el pacto con las burguesías insulares y el poder dominante en el Estado español, en plena coalición con la derecha o el moderantismo, enarbolando sus programas transformadores, eufemismo expresivo de lo que alguien ha denominado gestión administrativa del dominio detentado por otros. Mucho ruido para nada. Dejemos tranquilos a los rumiantes de la debacle del modelo de las democracias populares “made in URSS”, a los nostálgicos de la República española (a la que tanto admiro) y la lucha obrera, clamando por un nuevo Frente Popular, por una nueva reivindicación del Derecho a la Autodeterminación, o asumiendo su papel de conciencia crítica de la “democracia burguesa”. Nada de conmiseración. ¿Qué sentido tiene, si ellos mismos se consideran bien instalados en el sentido de la Historia? No sé si hoy seguirán argumentando las mismas justificaciones que en aquella época: “El gran mérito de Lenin es que él carecía de un filón que nosotros podemos aprovechar. Nosotros tenemos a Lenin”. Como decía el maestro: “peor para la realidad”. “Defendella y no enmendalla”. En fin, como dicen los italianos: ¡piove, porco goberno! El gobierno es culpable del derrumbe económico, de la lluvia, de la sequía, de las crisis en la demanda turística, de la exclusión social, del caos en la construcción, de la escasez y el desorden en la enseñanza, de la moratoria turística, de las esperas sanitarias, de la carga demográfica...Los diputados y consejeros gobiernan en nombre del pueblo. Alguien podría argumentar que hay un Poder que está en todas partes y en ninguna. Que los hilos invisibles se extienden y contraen a la voluntad de un tiralíneas que lo tiene todo decidido de antemano. Pero estamos satisfechos porque sólo existe lo que se percibe y ese Poder...¿El Poder? ¿Qué dices? Esto es una democracia. El poder soy yo...(dicen). Siempre existe la tentación del patetismo. ¿Por qué no herir el corazón de lo que amamos, golpearlo, hacerle tragar el polvo acumulado de siglos? ¿Por qué no decir, por ejemplo:

Pero ¡Qué pena!

qué pena que no existas para el orgullo

qué pena que sólo seas un plomizo rechinar...

de palmeras muertas

en montañas muertas

enmarcadas en muertas laderas.

Pero abandonemos. Es absurdo dejarse llevar por la facundia del desconsuelo. Es más fascinante para la esperanza esa especie de desgarro sereno que proporciona el escepticismo. A la postre, lo único que nos queda es intentar adoptar, mientras se pueda, una cierta elegancia. L´espoir. El peso abrumador de las ideas que caracterizaron toda una época. La espiral que gira incesante machacando y reduciendo a cenizas las grandes antorchas que avizoraron El Dorado, San Borondón, La Atlántida. Y siempre se vuelve a la eterna evanescencia, a la fatal consciencia de la relatividad histórica, a la contingencia de todos los paradigmas. La sangre ardiente del alma derrochada a raudales en empresas imposibles, que los siglos postreros te entregan sin pedir nada a cambio. Pero es inevitable, aunque la teoría nos advierta constantemente que sólo podemos alcanzar los fines puntuales que brotan de nuestras propias fiebres del momento, que sólo podemos llegar a ser lo que somos. Ya dijo Marx que no es posible dar recetas para el futuro, que la Historia no tiene un final feliz y ni siquiera tiene un final. Los humanos somos pura existencia, convulsos temblores que confunden la parte por el todo y cada trozo viene a convertirse en un espectáculo grandioso a posteriori. Así que no tiene ningún valor ese patético deseo de prorrogar los transportes que sólo tenían sentido en un pasado hoy tan lejano. Hay aquí una lamentable confusión, un malentendido. Decimos ¡ya está! Todos los sufrimientos, todas las tragedias, tienen hoy un sentido claro, hagamos un último esfuerzo y se abrirán las nuevas avenidas. ¡Qué poesía deliciosa, qué lirismo sublime! Y en la noche, al abrigo del fragor y la estridencia de las luces del combate, se configura en nuestra mente el frío aliento de los parámetros de la razón y los teoremas matemáticos, los susurros que nos advierten que tampoco ahora es el momento de la trascendencia, que la trascendencia no existe. Sin embargo ¿cómo abandonar este absurdo deseo de lograr la luna?

Es cierto que la esencia del “Hombre” es su cualidad de ser social. Pero esta afirmación no nos dice nada acerca de la multiplicidad y ambivalencia de sus estímulos, de los atavismos de siglos que siguen latiendo sin control en perenne y cambiante conjunción con su entorno, forjando nuevas y nuevas combinaciones. Es posible que pueda aislarse tal o cual micra humana que parece estar siempre presente. Y más probable será que no, que nos engañamos, que tal esencia es una petición de principio. Tal vez sea cierta la tesis de Sartre: estamos condenados a ser libre, cada individuo una página en blanco, un proyecto del que podremos decir lo que es cuando ya no es, cuando ha terminado. Si esto es así, aislemos el bacilo que da sentido a la esperanza: la memoria.

Pero nunca la memoria devenida en esperpento, nunca la añoranza. Cada época, cada giro, va exigiendo nuevos ejemplares y es preciso arrojar lastre, es preciso, con Nietzche, afirmar, decir sí al esplendor y a las pesadillas. La intensidad de cada momento en incesante estallido interior, afrontando impertérrito la volubilidad del Destino. Se puede viajar momentáneamente a los espacios siderales, un sano ejercicio si retornamos con la lúcida consciencia de lo absurdo, para poder apostar con conocimiento de causa. Porque vale la pena apostar, vale la pena embriagarse con el crepitar de estas insondables emociones en que se resume la existencia. Y una de ellas es esta ternura, este afecto por estos riscos y estas gentes en que se reflejan los paisajes de mi alma. Esos paisajes de mi viaje, que tan lejos me llevan, con Zorba el Griego, no a la abstracta Humanidad, sino al corazón de todos y cada uno de los eternos perdedores del Mundo.



[Continuará]

23/12/11

Fallece Sergio Hernández Ibrahim

Recibimos la triste noticia del fallecimiento de Sergio Hernández Ibrahim, abogado laboralista, destacado dirigente sindicalista e histórico militante de la izquierda nacional. Fue candidato de Unión del Pueblo Canario y coordinador de Intersindical Canaria. En su memoria publicaremos durante estos días varios artículos que escribió hace meses que aportaba su visión personal de las últimas décadas de desarrollo de la lucha de liberación nacional y social de Canarias. Nuestras condolencias a la familia y los compañeras/os de militancia.

Intersindical Canaria reivindica los derechos canarios sobre el banco canario-sahariano

IntersindicalCanaria. Canarias en general y los trabajadores de la pesca en particular, son los mayores perjudicados con la medida tomada por la Unión Europea de su suspensión unilateral del acuerdo pesquero con Marruecos. Nuestras islas son un territorio que, al igual que el Sahara Occidental, continúa siendo víctima del colonialismo español y de un proceso trunco de descolonización que por una parte entregó ilegalmente a Marruecos el territorio saharaui y por otra mantiene a Canarias en condiciones de marginación y exclusión social que ocasionan que el archipiélago tenga el nivel de paro más elevado de todos los territorios que administra el Estado español. Con esta decisión se comete a Canarias desde la UE y España a un nuevo atropello, al no tener control de sus propias aguas territoriales, perdiendo al menos 400 puestos de trabajo directos y más de 1.000 indirectos por no poder faenar en aguas que corresponden a Canarias en razones históricas y geográficas. No hay que olvidar que dichas zona marítima son y han sido históricamente y por tradición compartidas en lo que se ha conocido desde hace muchos años como el Banco pesquero canario- saharariano. Por otro lado y contrariamente a lo manifestado por la Unión Europea, la suspensión de facto del acuerdo pesquero entre la Comunidad Europea y Marruecos, planteado desde la teórica hipótesis del derecho del pueblo saharaui a la explotación de las aguas incluidas en el mismo, carece de efecto práctico más allá de un gesto testimonial favorable a la causa saharaui. Marruecos, pese a la suspensión del acuerdo, continuará en la práctica ejerciendo su control efectivo sobre esas aguas, e incluso, desde mañana mismo puede establecer un nuevo acuerdo con cualquier país no perteneciente a la UE:

Visto que la responsabilidad de este tema es fundamentalmente del Estado español, Intersindical Canaria exige al gobierno de dicho Estado que garantice y asegure ante la UE los puestos de trabajo de quienes siendo canarios pescan en el mencionado Banco Pesquero canario-sahariano. Esta demanda no es excluyente de la legítima aspiración del Archipiélago a establecer sus propias aguas territoriales y fijar la mediana con respecto al Sahara en la hipótesis futura de constitución de Canarias como Estado. En esta nueva decisión de Europa que viene a perjudicar nuevamente los intereses canarios, habría que preguntar al gobierno canario, qué incidencia va a tener en la cuestión pesquera la falacia de la llamada “delimitación de las aguas canarias” pactadas con Rodríguez Zapatero y que según anunciaron en su momento serían aprobadas por el Parlamento español antes de 31 de diciembre.

"Paco Bello quería un Archipiélago Canario sin dependencias"

La Asociación Paco Bello Somos Todos recordará mediante el II Memorial la figura del párroco de La Garita (Telde) fallecido el 22 de diciembre de 2009, y distinguido luchador por los derechos sociales y nacionales del país.
El II Memorial Paco Bello arrancaron el 11 de diciembre, y se prolongarán hasta el 15 de enero, con actividades tanto en Tenerife como en Gran Canaria. Los actos consistirán en debates, presentación de libros, festival navideño con la participación de grupos de música tradicional canaria, misa de aniversario del fallecimiento del sacerdote, cena de navidad y encuentros de confraternización, entre otros. Con estas jornadas, la asociación quiere rememorar la “inquietud y gran hacer de un hombre sencillo, amante de su tierra, defensor del marginado, y en pro de una convivencia liberada por el respeto al prójimo en general y a la gente de su Archipiélago en especial”.




La asociación recuerda que Paco Bello “se denominaba no dependentista, y con su quehacer y su palabra nos aportaba un camino sencillo, abierto, sin dobleces ni traiciones por el que andar respetando las libertades y derechos del hombre. De él tenemos que aprender a poner en practícala sinceridad llana, respetuosa. No se escondía para llamar al pan, pan y al vino, vino. Su convencimiento en la defensa de su quehacer, le aportaba la valentía con que tiraba pa`lante, ante el autoritarismo dogmático, religioso o civil, en su tarea por hacernos comprender que las mezquindades en las que nos movemos, producto del egocentrismo y la ignorancia, no son más que eso: mezquindad, egoísmo y profundo atraso. Erradicando esas lacras, andaríamos más livianos, seríamos mejores gentes y conviviríamos mejor”. Recordaron que les llevó a impulsar el colectivo ciudadano Cuando nos recuperábamos de la tristeza por la pérdida del compañero, amigo y especialmente comunicador de palabra y obra, nos dimos cuenta que todos nos habíamos quedado con un algo de lo que Paco Bello comunicaba e infundía. Por eso el nombre de su asociación y la obligación de ésta en seguir su ejemplo y divulgar sus inquietudes”, añade el colectivo. Apunta a continuación que “Bello quería un ser humano libre de las cargas que otros humanos nos imponen, quería un Archipiélago Canario sin dependencias, una religión del pueblo para el pueblo y cargada de sencillez, sin boatos aduladores y mercantilistas. No admitía los mesturas de religión con militarismos y políticas dominadoras”. Finaliza la asociación señalando que “mucho tenemos que aprender de él, especialmente de la valentía y sinceridad con que se enfrentaba a cuanto se oponía a sus ideas de abierta claridad con la que andaba entre nosotros”.



Fuente: TeldeActualidad

19/12/11

El 'nacionalismo' se reunió ante su debacle electoral en unas jornadas financiadas por el Estado Español

Las jornadas, organizadas por CC, contó con la constelación de partidos regional-insularistas (CC, NC, AHÍ, RNC, PIL, PNC, CCN, PNL) que se autoproclaman 'nacionalistas canarios'. Curiosamente, el acto fue financiado por el Ministerio de Cultura del Gobierno de España.
Redacción. Las Jornadas “La Unión del Nacionalismo” fueron celebradas estos 16,17 y 18 de diciembre en la capital tinerfeña y organizada por la Fundación Canarias siglo XXI dependiente de Coalición Canaria. Los partidos reunidos en las jornadas para replantearse futuros mensajes y estrategias conforman un amplio abanico de corte regional-insularista autodenominado ‘nacionalista’ ante su imparable decadencia electoral. Coalición Canaria, Nueva Canarias, Agrupación Herreña Independiente, Partido Independiente de Lanzarote, Partido Nacionalista Canario, Centro Canario Nacionalista y Partido Nacionalista de Lanzarote conforman esta amalgama de siglas constituídas a golpe de talonario por los cacicatos insulares y las constructoras. Esta selecto abanico se considera, en palabras de Ana Oramas, como “todos los partidos con vocación nacionalista”. Los temas tratados fueron la ‘Situación del nacionalismo’, la situación económica, el sistema electoral, ‘Nacionalismo y jóvenes’ y, agárrense los machos, desarrollo sostenible impartido por Roque Calero. Además contaron con la participación del PNV y CIU. Al más puro estilo de la demagogia del ‘pseudonacionalismo engañabobos’ de CC, las jornadas contaron con un nuevo y rentable disfraz: el ecologismo y el desarrollo sostenible. Este fenómeno de descaro sólo puede ser explicado por la escasa cultura política de la mayoría de la población canaria y la debilidad extrema del nacionalismo canario real.



Entre las sesudas conclusiones contamos con las de una ‘nacionalista de toda la vida’ como Ana Oramas sobre en las últimas elecciones “a pesar de que los estudios cualitativos significaban que la población canaria tenía claro que los nacionalistas eran quienes mejor defendían los intereses de esta tierra, esa percepción no se tradujo en las urnas. No hemos sabido trasladar el trabajo desarrollado durante estos últimos cuatro años”. El también diputado Pedro Quevedo (NC) destacó en su ponencia sobre la situación del nacionalismo que “el desmoronamiento del PSOE no ha traído consigo un desvío de votos hacia los nacionalistas canarios, sino hacia otras fuerzas de izquierdas. Además, es notable la transferencia de votos nacionalistas hacia el PP, especialmente en las islas occidentales; y eso debe ser motivo de reflexión, dado que en un territorio con una marcada identidad propia llama la atención que una fuerza centralista haga tal acopio de votos”. “Coalición Canaria y Nueva Canarias no estamos en la misma posición, podemos discrepar, pero también llegar a acuerdos en lo fundamental. Ahora cada formación encara sus respectivos congresos y hay tiempo para sentar las bases de una futura unión nacionalista” concluyó Quevedo. Que están de acuerdo en ‘lo fundamental’ lo tiene claro la machacada naturaleza y el pueblo de Canarias.

Los ciudadanos canarios criminalizados por La Provincia se expresan

Miguel Hernández. Es una pena estudiar una carrera de periodismo para convertirse en un engranaje más del sistema y de los intereses que hay detrás de cada medio de comunicación. Evidentemente tienen que obedecer las directrices de sus patronos, pero se puede mantener una línea digna de compromiso e imparcialidad, ejerciendo un trabajo que demanda de profesionales que investiguen y hagan llegar a la ciudadanía la verdad de cada noticia. Un grupo de personas nos hemos vistos seriamente perjudicados por una información publicada en un rotativo canario del Grupo Prensa Ibérica, donde por asistir en Las Palmas de Gran Canaria a una conferencia sobre la realidad política de Euskal Herria se nos ha criminalizado públicamente. Este medio y su periodista Pedro Guerra fueron incapaces de pedirnos nuestra opinión para contrastar un reportaje donde se colocó nuestros nombres, apellidos y lugar de trabajo en una primera página de un domingo de noviembre. Justo un año después de asistir a esa charla totalmente legal, nos despertamos leyendo un titular aberrante y tendencioso: ETA BUSCA CANARIOS, donde un supuesto profesional de la información decía basarse en informes policiales para vincularnos con un grupo armado. Quienes asistimos a esa actividad organizada por Intersindical Canaria en su programa de actos solidarios, no esperábamos recibir ese tratamiento por parte de ese medio de comunicación.

Ya habíamos asistido en el mismo lugar a conferencias anteriores sobre Venezuela, Colombia, Palestina…, enterándonos como siempre a través de correo electrónico. Allí estuvimos en el acogedor salón de este sindicato canario personas relacionadas con la educación, la ecología, el sindicalismo, el antimilitarismo, el trabajo social, la lucha por la paz y los derechos civiles. Con la única idea de escuchar las palabras de miembros de la organización legal vasca Askapena, simplemente por conocer un poco más de una realidad, que muchas veces nos llega mediatizada y parcializada por la existencia de un conflicto político.

Este encuentro, insisto absolutamente legal, sirve de excusa a este periodista y a La Provincia/DLP para aumentar sus ventas con una información falsa y sensacionalista, perjudicando seriamente nuestra imagen pública y acusándonos de sentarnos en una mesa con supuestos miembros de ETA. Una noticia que nos ha generado graves problemas, sobre todo a compañeros que están en el desempleo y que desde ese domingo negro de noviembre no han conseguido trabajo. Hoy en día los empresarios meten tu nombre en el Google para ver si has estado involucrado en algo ilegal, apareciendo los nuestros no solo en la noticia colgada todavía en la edición digital de este periódico, sino en foros de neonazis y fascistas, de grupos de seguridad y de policías resentidos, donde casi se nos crucifica y en algunos casos piden nuestro linchamiento público. Todo gracias al “intrépido periodista” y a la directora de este medio de comunicación, que se le ocurrió elaborar y publicar una noticia que nos criminaliza y nos coloca junto con nuestras familias en el punto de mira de grupos violentos de la ultraderecha española. Dos de los asistentes presentamos una demanda por delito contra el honor contra éste plumilla y su periódico, que a pesar del contundente informe de la fiscalía a nuestro favor se perdió en primera instancia, por lo que hemos recurrido ante la Audiencia Provincial.

Sinceramente no buscamos nada más que dignificar nuestra imagen y evitar que hechos tan graves se sigan produciendo. Ni siquiera buscamos dinero fácil, ya que en caso de ganar el recurso entregaríamos la indemnización de forma integra a las causas saharaui y palestina en un acto público. Pensamos que ya está bien de criminalizar nuestras vidas, que solo somos gente tranquila y honrada que luchamos por un mundo mejor sin pedir nada a cambio.

Ya en esta tierra se produjeron bastantes abusos y crímenes durante la dictadura franquista, para que ahora un periódico bastante cercano al PSOE nos trate de esta forma. Ninguna de las personas que estuvimos en esa conferencia de Askapena merecemos tales acusaciones. Ni siquiera a los violadores, asesinos y políticos corruptos, se les coloca sin pruebas en la palestra de un medio de comunicación con nombres y apellidos, normalmente se usan las iniciales o se contrarresta la información contactando con los afectados. Jamás nos llamaron, ni contestaron al burofax enviado por el Colectivo Ecologista Atamarazayt pocos días después del reportaje, exigiendo una rectificación y retirada de Internet de la noticia, demostrando una actitud de prepotencia y soberbia que avergüenza a gran parte de l@s profesionales del periodismo canario, incluso de su propio periódico, que han contactado con nosotros en este tiempo manifestándonos su apoyo, solidaridad y repulsa por dicho reportaje de La Provincia/DLP.

Si de verdad amaran esta profesión y les quedara algo de vergüenza retirarían de su edición digital esta noticia, pidiéndonos disculpas aunque fuera personalmente. De esta forma se hubiera solucionado un litigio donde nunca, jamás nos vamos a cansar de denunciar lo que nos ha pasado. Ellos ganan dinero perjudicando nuestra imagen, nosotros ganamos en dignidad, honradez y coherencia, difundiendo dentro y fuera del estado español esta criminalización y persecución de nuestras ideas.

Suele pasar que quienes solo se mueven por intereses personales o monetarios, no entienden que exista gente que desinteresadamente actuamos en contra de las injusticias: por las personas más desfavorecida, por la madre tierra, por los derechos humanos, por tratar de transformar estructuras injustas, por un mundo más justo y solidario.En ello estamos y seguiremos, porque nadie ni con la mentira, ni con el miedo, podrá parar la noble y altruista misión de las personas que luchamos en cada rincón del planeta por la liberación de los pueblos.

15/12/11

Las estadísticas destruyen el mito del canario 'aplatanado'



E. Fernández. CanariasSemanal. A la luz de las estadísticas, la imagen que presenta a los canarios como unos indolentes "aplatanados" muy poco proclives al trabajo parece estar tan alejada de la realidad como la mayoría de los tópicos sociales. La tendencia, además, refleja que la escasez de empleo está teniendo un reflejo en las exigencias que deben afrontar los isleños e isleñas del Archipiélago que aún conservan su puestos de trabajo. Según los datos del Ministerio de Trabajo e Inmigración durante el tercer trimestre de 2011 los canarios realizaron un total de 209.500 horas extraordinarias, lo que supone un incremento del 17,4 % en relación con el mismo periodo de 2010. Estas cifras, con todo, se refieren solamente a las horas contabilizadas legítimanente. No quedan registradas, en cambio, las horas extraordinarias que muchas empresas obligan a realizar a sus empleados sin que en algunas casos sean remuneradas. Por otro lado, Canarias es también una de las comunidades con menos horas no trabajadas por vacaciones y días festivos, con 62,3 horas no trabajadas por empleado durante el tercer trimestre del año. Esto supone un aumento del 10,3% en relación con el mismo periodo de 2010, cuando se registraron 56,5 horas no trabajadas por vacaciones y festivos. Sólo Baleares (49,3) tuvo menos horas de vacaciones. Algo similiar sucede con las horas no trabajadas por "causas ocasionales", entre las que se incluyen la incapacidad temporal, la maternidad, los permisos, los expedientes de regulación de empleo, la conflictividad laboral, el absentismo no justificado, la formación o las actividades de representación sindical. Canarias fue una de las comunidades cuyos trabajadores tuvieron menos horas no trabajadas por esos motivos, unas 12,9 horas por empleado en el tercer trimestre de 2011, mientras que en el mismo periodo de 2010 ascendieron a 15 horas por trabajador.


Manuel Alemán explica la 'Indolencia del canario'


El tercer rasgo del colonizado conforme al retrato del colonizador: la pereza.En toda situación colonial, el colonizador acusa de perezoso al colonizado. Todos los colonizadores desde el África de la Negritud, desde Indostán, China e Indochina, de todo el continente de América Latina, son coincidentes en la misma afirmación: la pereza del colonizado. Hasta tal punto se hizo de esta pereza una tesis universal que ha llegado a ser clásica en la literatura colonialista europea la “indolencia del salvaje”. Y aquí encontramos una clave explicativa de la pretendida “indolencia” de la gente canaria, que ha llegado a generalizarse bajo formulaciones diversas hasta tipificarse en el despectivo tópico del aplatanamiento del canario. Se trata de una divulgación que, desde la conquista, aventuraron los colonizadores en una táctica de difamación que es común en todas las situaciones coloniales. Las claves de esta universalización del rasgo de la pereza del colonizado en el retrato trazado por el colonizador, estriba en el juego de la dialéctica ennoblecimiento del colonizador – degradación del colonizado: su capacidad de trabajo es un título legitimador de la posición privilegiada del colonizador, su indolencia es el título justificativo de la situación desvalida del colonizado, así, dada su indolencia, se explica y justifica por qué el colonizado no puede ocupar puestos de mando, en el plano sociopolítico, y se explica y justifica por qué en el plano laboral apenas puede realizar otro quehacer más allá del ejercicio de la fuerza bruta de sus brazos.


Y así se explica y justifica por qué el trabajo tan “indolentemente” realizado no merece otra retribución que los salarios de miseria. En definitiva, se descubre que las características del retrato del colonizado están inventadas para hacer posibles las apetencias de lucro y mando del colonizador. Este retrato-acusación llega a convertirse en vivencia por parte del colonizado. Se opera en él un proceso de asimilación de la imagen que le han dado de sí mismo. La imagen transmitida le viene dada por alguien con alta significación, con carga de superioridad y, por lo mismo, con fuerza para provocar la aceptación sumisa y el acatamiento. Se opera así un proceso identificativo de sí mismo con la imagen que le han dado de fuera. Por otra parte, el contexto le imposibilita la autentificación de tal imagen, el confrontación del retrato mítico con la realidad de su persona, y termina acomodando su actividad y su conducta no a la realidad de su persona sino a las exigencias del retrato.”


Manuel Alemán en "Psicología del hombre canario", pp. 99 y 100.

13/12/11

Negativa del PP a homenajear a los asesinados por el fascismo en San Lorenzo de Tamaraceite

[Diseño de Canarias Semanal]

FamiliaresFusiladosSanLorenzo. Sin respuesta ante los escritos presentados por la Plataforma de Familiares de San Lorenzo en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria hace ya varios meses. Las calles aprobadas para los fusilados (el alcalde de San Lorenzo y parte de su corporación) en esta zona de Gran Canaria por la anterior corporación, han sido bloqueadas por el gobierno del PP. El silencio más siniestro que nos ha acompañado durante 75 años de olvido intencionado ahora renace en este nuevo gobierno municipal, su objetivo claro es silenciar los brutales crímenes franquistas, donde solo en Canarias fueron fusilados/as y desaparecidos/as más de 3.000 personas inocentes solo por sus ideas. Desde las familias de las victimas no vamos a desistir y vamos a recurrir a todas las instancias que la Ley nos permita (Unión Europea, Diputado del Común, etc.), ya estamos curadas/os de espanto tras tantos años de sufrimiento y desolación, por lo que esta nueva postura del Alcalde Cardona no nos sorprende ya que seguramente prefiere otros "nombres" en las calles de la capital. No pedimos tanto, solo un reconocimiento merecido a quienes dieron su vida por la libertad y la democracia, cerrar heridas, recuperar memoria para que hechos tan graves no vuelvan a repetirse, para que el fascismo no vuelva a llenar los hornos crematorios de millones de personas, para que la Sima de Jinámar no se convierta en un nuevo referente para los asesinos, para conseguir una verdadera democracia sin olvidar los sufrimientos de las victimas de la dictadura. El señor Cardona parece olvidarse de que la democracia se construye con la reconciliación y nunca con losas de olvido sobre la dignidad de miles de personas asesinadas por los militares franquistas. Seguramente en su mente solo se mueve la planta gasificadora, La Gran Marina y otros proyectos inmorales en tiempos de crisis donde se manejan muchos millones de euros. La memoria de cinco hombres honrados no parece valer nada para quienes conciben la política como un negocio, por eso las familias no vamos a parar hasta lograr el objetivo de dignificar su memoria, movilizando toda nuestra energía para que nada ni nadie pueda parar toda la justicia y toda la dignidad que nos alumbra el camino.