2/8/12

Nuestra estrategia para asimilar las Canarias (2º parte)


Arcadio Díaz Tejera (PSOE) es un ejemplo de como hemos domesticado al canario.
Ayer era  comunista y hoy besa nuestra bandera.
El primer paso fue elaborar un Estatuto de Autonomía y un sistema electoral adecuado para evitar riesgos. Un estatuto que evitó cualquier referéndum y que tenía por objetivo integrar Canarias en España con la mayor normalidad. La ley electoral nos garantizaría el control de las instituciones canarias dando el mayor beneficio a las élites insulares de toda la vida que tan fieles nos han sido. Tengamos en cuenta la irresponsabilidad y egoísmo  del populacho, del canario medio. En especial las masas sociales urbanas de cambio político impredecible que hoy votan a la derecha y mañana a la izquierda radical, o lo que es peor, al independentismo. Así ocurrió con PCU y UPC, pero por suerte enterramos esas amenazas desafectas a España. En este frente antiseparatista nos unimos con una izquierda responsable y española que supo extirpar el cáncer en las Islas.

Pero con un diseño institucional y legal adecuado no era suficiente ya que además prometimos que sería temporal, aunque ya sólo lo discuten los partidos opositores y de manera anecdótica. Por consiguiente debíamos desplegar una campaña de asimilación hacia el vulgo insular. Para garantizar nuestra solidez en el territorio  incentivamos la emigración de paisanos peninsulares que nos garantizaran el apoyo necesario y el control de los sectores estratégicos: militar, policial, educativo, comunicativo y político.

Pero el mayor esfuerzo fue desarrollar las Canarias. Hay que reconocer que las islas a finales de los setenta era el tercer mundo. Las carestías se extendían a todos los ámbitos de la vida lo que facilitaba un populacho abierta a ideas subversivas y separatistas. Así, desde el Estado decidimos invertir cantidades económicas importantes para crear una clase media a través de un funcionariado ligado al sector sanitario y educativo así como institucional del gobierno regional. Durante los ochenta y los noventa desarrollamos en las Canarias una mejora de vida que equiparó canarios con españoles económicamente. Por suerte, un pueblo acostumbrado al hambre se conforma con poco y con unos índices de pobreza de los más bajos del Estado era más que suficiente para alejarlos de toda veleidad nacionalista. 
Paulino Rivero (CC) es el prototipo de canario fiel. Un nacionalista que muestra
en público su afecto a  España junto a su  esposa (peninsular)  que luce un traje
 con peineta típicamente española.

Sin embargo, el arraigo nacionalista persistía entre amplios sectores sociales y esto había que aplacarlo de alguna manera. Por suerte un partido tapón fue la mejor salida, así creamos Coalición Canaria, un partido español con gente de confianza, que adoptaría el discurso y los modos de un nacionalismo moderado que encauzaría hacía la moderación y la aceptación del constitucionalismo y la españolidad de las islas por parte de esos sectores. Así, hicimos entender que se podía ser nacionalista canario siendo español, una idea que afortunadamente ha tenido éxito en las Islas. Los sectores más radicales no fueron capaces de responder a esta magnífica iniciativa, por suerte están más ocupados enfrentándose entre ellos mismos.

 Por fortuna los canarios prefieren la seguridad que les brindamos  y nuestras subvenciones que una independencia incierta que les obligaba a tomar unas responsabilidades de mando que no conocen. Al fin y al cabo es un pueblo acostumbrado a siglos de tutela peninsular que apenas conoce el liderazgo, lo que explica sin duda su vida tranquila y aplatanada. A cambio de nuestra tutela el canario accedió a entregar y eliminar paulatinamente todos sus sectores estratégicos, estrategia que hemos mantenido hasta hoy con notable éxito. Con el predominio del sector servicios y el desmantelamiento de toda autoproducción nos garantizamos una dependencia real en todos los órdenes.
Nuestros paisanos apoyados por las instituciones pueden desarrollar su cultura
 invitando al canario a integrarse en la cultura general española.
Un ejemplo de universalismo contrario a las ideas cerradas del nacionalismo.
Por último tampoco hay que desdeñar la asimilación del pueblo canario fomentando su absorción por el pueblo español mediante la aculturización, el mestizaje y la reducción de la cultura canaria al folclore. Lograremos así que piensen y sientan como españoles a pesar de vivir en Canarias, como ya hacen muchos, nos ganaremos así su alma, garantizándonos el servicio instintivo a nuestros intereses.



Godofredo Matamoros