“Un doblón a cada persona más los instrumentos de labor”
Miles de historias similares protagonizaron emigrantes canarios, en su mayoría procedentes de Fuerteventura y Lanzarote, en Uruguay a lo largo de diversas oleadas hasta mediados del siglo pasado. Todos ellos continuaron la ruta marcada por los primeros colonos isleños a inicios del XVIII. El proceso fundacional de Montevideo arrancó, según apunta Néstor Hormiga, en 1724 “para frenar el avance portugués” sobre la orilla oriental del Río de la Plata. Por entonces y tras mandato del rey Felipe V, el gobernador de Buenos Aires, el vizcaíno Bruno Mauricio de Zabala, instaló un campamento militar sobre los terrenos de la actual capital uruguaya, aunque todavía faltaban pobladores para transformar de precario en permanente el asentamiento con el objetivo de fundar una ciudad. Por ello, el monarca español envió cartas a los gobernadores de Galicia y Canarias para disponer el reclutamiento de colonos, aunque tan sólo se ejecutó la orden en las islas gracias a la experiencia previa del marqués de Vallehermoso en expediciones similares con rumbo al Caribe.
Tras los edictos difundidos en Santa Cruz de Tenerife, La Orotava y Tacoronte “para que las familias que voluntariamente quisieran pasar a dicho puerto de Buenos Aires para la población de los sitios de Montevideo y Maldonado comparezcan sin dilación ante su merced para alistarse y aprontarse, advirtiendo se le dará un doblón a cada persona por un vez y más los instrumentos de labor que necesiten”, el buque Nuestra Señora de la Encina, apodado La Bretaña y dotado con 24 cañones, partió del puerto chicharrero en agosto de 1726 con 20 familias a bordo para una travesía de 90 días. La “facilidad” para enrolar en la aventura a un centenar de personas “indica que existía en los habitantes de las islas una determinada intención emigratoria”, estima Luis Enrique Azarola Gil en el libro Los orígenes de Montevideo 1607-1749 (La Facultad, 1933), antes de atribuir tal predisposición a la pertenencia de los colonos a “la clase más desamparada o baja en su país de su origen” y a las “noticias de las escalas de los buques en Canarias, con crónicas verbales que adquieren relieves de leyenda”.
Finalmente, un total de 13 familias canarias, a las que se sumaron otras 6 de Buenos Aires, desembarcaron en la bahía de Montevideo el 19 de diciembre de 1726, aunque Azarola Gil sitúa la fecha de fundación jurídica de la ciudad en 1729 después de una segunda colonización isleña mediante el arribo de otras 130 personas a bordo del navío San Martín. A partir de ahí, todo resultó más sencillo, en opinión del historiador uruguayo, para poblar el nuevo territorio: “Convengamos en que las ventajas del avecindamiento eran más promisorias gracias a las doncellas que llegan del lejano archipiélago y que ofrecían el aliciente de su juventud, sus labores, sus virtudes domésticas y su piel blanca. (…) De ahí que la presencia de las guapas muchachas isleñas estimulase el celo, antes reacio, de poblar el paraje. Con ellas empezó en Montevideo toda una tradición de amable hospitalidad y fueran ellas las que dieron a la tierra semidesierta y bárbara un primer rayo de gracia y belleza moral”.
Canelones, la isla canaria 'perdida'
Canelones es una región de Uruguay que hunde sus raíces en Canarias. Fueron varias familias procedentes de las islas las que se encargaron de colonizar y modernizar esta región desde mediados del siglo XVIII. Canelones lleva el nombre de Comuna Canaria, ya que fue una zona colonizada por los canarios. La investigación ha sacado a la luz hasta los nombres de los emigrantes canarios que viajaron en los buques fletados desde Lanzarote y Fuertenventura en 1809. Huían del habitual hambre buscando un futuro al otro lado del océano. Los habitantes de la intendencia, que comprende unos 30 pueblos, se llaman a sí mismos 'canarios' y los apellidos de la mayoría confirman un origen en las islas canarias. Manuel Hernández también señala que 'ese origen también se conserva en el folclore y la alimentación'. De hecho, en esta región existen más de 70 fábricas que se encargan de realizar gofio.