“Un mar azul que brille
con siete
estrellas verdes
el
amarillo tus trigales
y el
blanco tus rompientes”
Oscar Chirino*. Canta Taburiente a la Bandera; no obstante, para los
que nacimos hace menos de un tercio de siglo hay algo que nos choca de esta
hermosa estrofa:
- ¿Trigales? ¿En Canarias? Alguno debe haber, pero
tampoco es que se vean muchos.
Con la excepción de algunas zonas rurales de Tenerife
y de La Palma, el trigo es un cultivo testimonial en las islas, en Gran
Canaria, por ejemplo, apenas se cultivan unas cien hectáreas. Sin embargo en el
pasado los trigales fueron un elemento dominante del paisaje isleño y de ahí la
letra de Taburiente.
El gofio, herencia de nuestros primeros ancestros,
perduró en la dieta de los canarios después de la colonización, el millo junto
con la papa vinieron a completar la alimentación insular tras la conquista de
América y gracias al millo el gofio conoció una nueva versión de si mismo.
Cultivábamos los cereales, producíamos nuestra comida o la obteníamos de la mar
y nuestra dependencia del exterior era más bien escasa cuando no inexistente.
¿Por qué no seguimos plantando cereales en las Islas?
Además de papas, cultivos forrajeros, legumbres, café, hortalizas, fruta…Y a
tal pregunta se responderá lo de siempre: escasez de agua, falta de suelo, la
orografía escarpada del territorio, el reducido tamaño de las parcelas y todos
los motivos que, aunque no sean del todo falsos, siempre nos conducen al “Ay,
pobre Canarias, hay que ayudarla”. “Hay que ayudarla” significa que nos van a
vender la producción agrícola de metrópoli a precio gourmet.
Gofio de trigo, producto milenario de nuestro pueblo. |
En nuestro país actualmente existe un chiringuito al
más puro estilo colonial montado gracias a la mercancía alimentaria: la colonia
no produce algo porque a la metrópoli no le da la gana que lo produzca, la
metrópoli vende a la colonia tal producto en exclusiva al precio que “estime
oportuno” y la colonia compra. Por no hablar del mercado que genera mover una
naranja desde Valencia hasta Gran Tarajal con todos sus intermediarios de por
medio metiéndonos mano a la cartera, resultado: la cesta de la compra más cara de
todo el estado español, este dato no debería extrañarnos dado que en las Islas
solo producimos el 10% de lo que comemos.
El régimen global capitalista también exige a Canarias
su tributo en recursos, numerosas hectáreas de nuestro suelo están dedicadas a
cultivos destinados a la exportación; otra característica propia de las
sociedades sometidas ¿Cuánta agua se destina en las Islas a determinados
cultivos, no bastaría con plantar para cubrir las necesidades del mercado
local? Uno de los principales cultivos de exportación de las islas es la
floricultura ¿No podemos destinar esas hectárea a plantar frutales para no
tener que importar fruta de la metrópolis? Dirán que el cultivo de exportación
da más dinero, pero aquí no hablamos de eso. Aquí hablamos de la alimentación
como un derecho y no como una mercadería más. Dirán que las Islas no tiene la
población de hace cien años y esgrimirán las “razones de siempre”.
El agua, de titularidad privada, es un problema en el
Archipiélago. Tras una puesta al servicio común de este recurso y una política
de desalación basada en energías renovables destinada a los numerosos cultivos
que toleran agua desalada, será un problema en gran medida solventado, ejemplos
de políticas de reverdecer el desierto aplicables en Lanzarote, Fuerteventura o
en las zonas de sotavento de las islas centrales, los hay a patadas. Por otra
parte, una concienzuda política de reforestación ayudaría a restablecer el
nivel freático, producir la lluvia horizontal y evitar la erosión de terrenos.
En cuanto a la cantidad de suelo no hay más que ver el paisaje actual de
cultivos abandonados que presenta el Archipiélago para darse cuenta de que, por
lo menos a corto plazo, las perspectivas no son tan dramáticas en lo relativo a
esa escasez de suelo.
Pero claro, al chiringuito colonial y capitalista de
intermediarios, cadenas de distribución, empresas de logística; unido el poder
que le da a la metrópoli ser el proveedor alimentario casi exclusivo de
Canarias, convergen para que interese matar al campo isleño, ahogar la
actividad ganadera y exterminar la escasa industria existente en las Islas
hasta bien entrados los años ochenta.
No es realista esperar una respuesta de nuestros
representantes en este sentido ni en ningún otro , la respuesta está en el
comercio directo entre agricultores y consumidores, en plantear el
autoabastecimiento a través de huertos colectivos que priven a la metrópoli de
ver dinero por sus mercancías, en cambiar hábitos alimenticios en pro de unos
más saludables y acordes con nuestra tradición y el entorno medioambiental de
nuestra Tierra (resulta llamativo que tengamos los mayores índices de obesidad
del estado, fenómeno que compartimos con otras colonias de la Unión Europea y
que merece ser tratado); en definitiva: el día que seamos capaces de gestionar
nuestra despensa, o al menos de ser conscientes de la importancia que esto
supone, estaremos mucho más cerca de recuperar la libertad.