Francisco Javier González. José Martí, refiriéndose al gobierno español que colonizaba y tiranizaba a Cuba, decía que “Pueblo que soporta a un tirano, lo merece”. Yo lo traduciría para Canarias por “Pueblo que soporta seguir colonizado es porque lo merece”. La continuidad de la dependencia nos la hemos ganado a pulso con la sumisión permanente al poder colonial y a sus lacayos autóctonos, incapaces de rebelarse y perder las migajas del festín a que su servilismo les da derecho...
La última indignidad de esta nueva pinza antipopular que han establecido de facto PSOE-PP, con la abstención cómplice de comparsas segundones como el pseudonacionalismo canario y al dictado de “los mercados” famosos, del Banco Central Europeo y de personajes neoliberales como Merkel y Sarkozy, ha sido llevar y aprobar en el Congreso español una reforma exprés de la Constitución Española que consagra una política económica ultraliberal que no acepta ni el keynesianismo gringo, política que no solo impide al estado español –autonomías y colonias incluidas- endeudarse para desarrollar cualquiera acción social solidaria con los desposeídos que van en aumento o para mantener un mínimo de ese cada vez más precario estado del bienestar que habíamos conquistado. Es un delito de ataque a todo un pueblo perpetrado con alevosía y nocturnidad que alcanza su cota máxima en el apartado 3 del artículo 135 que se introduce : “…los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuesto y su pago gozará de prioridad absoluta…” lo que significa que ni los gastos más urgentes de seguridad social, de enseñanza o inclusive de pago de salarios al personal de la administración o de las pensiones, puedan contemplarse si previamente no se paga la deuda y sus intereses a los salteadores del capitalismo financiero, entre los que se encuentran los mismos bancos y cajas reflotados con nuestro dinero.
A todas estas, desde la izquierda nacionalista canaria, salvo un artículo de Manolo Marrero de Intersindical Canaria y un comunicado de la propia IC exigiendo un Referéndum para que se pueda perpetrar el atentado y una dura condena de la Asamblea del Movimiento Estudiantil Canario (AMEC) con llamada a la movilización incluida, no conozco reacciones ante este ataque que nos concierne de lleno. De la derecha independentista o del llamado “interclasismo” tampoco ha habido señales de vida, posición esperable vista las posiciones adoptadas por la burguesía dependiente. El debate más frecuente hoy en los foros y la prensa digital independentista es si el Día de la Bandera Nacional, el 22 de octubre, deberá celebrarse unificadamente por todas las posiciones políticas –izquierdas, derechas e indeterminadas- o por separado, mientras el nudo corredizo de la realidad social sangrante se aprieta cada vez más al cuello de los canarios de la calle. ¿Qué hacer? No creo que ningún Referéndum específico resuelva el problema de base. El problema es la propia Constitución monárquica española, carcelera de pueblos y ahora cómplice de la explotación capitalista más dura y que, por lo mismo, no puede ser aceptada por el nacionalismo canario. En todo caso nuestra lucha por la libertad nacional puede y debe confluir con los sectores que desde el Estado cuestionen esa Constitución en su globalidad, pero un sentido de la urgencia inmediata nos lleva a pedir el apoyo incluso a esos sectores que limitan su objetivo a esta reforma concreta.
La izquierda independentista se ha fraguado y crecido con las movilizaciones populares respondiendo a los ataques del poder colonial y local. Fueron las manifestaciones, la toma de la calle, la que nos llevó en un tiempo a liderar la vanguardia de la lucha por la libertad y el progreso social y hoy parece que hemos renunciado definitivamente a ella. Hay que retomar esa senda, retomar nuestra historia. No podemos faltar con nuestras banderas, nuestras consignas y con nuestra propia visión en ninguna movilización que se haga para enfrentar este desaguisado perpetrado en el Congreso español. Solo cabe la rebelión ciudadana y el nacionalismo canario de izquierdas no puede ser ajeno a ella.
Si no lo hacemos así la frase de Martí será de plena aplicación a nosotros como parte de este pueblo y podrá ponerse de epitafio a la desaparición de toda una idea.
Autor. Francisco Javier González