PATRICIA MUÑOZ. La Opinión. Han tenido que pasar más de tres décadas para que Bartolomé García Lorenzo reciba el homenaje que siempre mereció. No ha dejado de estar en la mente de sus vecinos de Somosierra (Santa Cruz de Tenerife) y los actos se han sucedido a lo largo de los años, pero ayer fue la primera vez que su familia quiso tener voz. Pero al mismo tiempo será el último porque no les gusta aparecer. Hoy se cumplen 35 años de la muerte a manos de seis policías de este joven estudiante de Magisterio. En él impactaron cuatro balas, suficientes para que dos días después muriese, pero los agentes dispararon hasta 30 veces. Bartolomé contaba con 21 años cuando perdió la vida el 22 de septiembre de 1976. En el barrio de Somosierra su recuerdo no se ha borrado de la memoria de quienes vivieron aquel día. Eso sí, los que tienen más presentes a este vecino son sus familiares. De hecho, una de sus hermanas, Asun García Lorenzo, asegura que su madre lo recuerda "como si hubiese sido ayer". El 24 de septiembre enterraron a Bartolomé en el cementerio de Santa Lastenia. Los familiares y amigos estuvieron arropados por 25.000 personas, pero desde ese día Bartolomé no había recibido ningún homenaje público. Por ello la Plataforma vecinal La Abejera de García Escámez y Somosierra abrió ayer los actos en recuerdo de este joven con una mesa redonda. Nada más comenzar el homenaje Dulce, otra hermana, señaló que septiembre es un mes "terrible" para la familia y que la tristeza es "profunda y diaria". No son partidarios de acudir a este tipo de eventos porque no quieren que la figura de Bartolomé sirva para transmitir odio. No solo eso sino que en muchas ocasiones el recuerdo les impide seguir adelante. Asun considera que el homenaje tendría que haber llegado antes pero que están contentos de que por fin su hermano tenga un reconocimiento público porque es un hecho que conforta a sus más allegados. Tanto la familia como los vecinos y amigos rememoran emocionados que Bartolomé era un chico "normal", con muchas inquietudes y a quien le apasionaba la naturaleza y la montaña. Además era muy deportista, valor que siempre inculcó a los más pequeños. Juan Ramón García correteaba desde que era un niño con el joven asesinado y lo que más le impactó es cuando Bartolomé comentó a su grupo de montañismo que era muy importante conocer los montes. No por su belleza, sino porque si pasaba algo en Tenerife se podrían defender desde los montañas.
22/9/11
35 años sin Bartolomé
La prensa española en Canarias se hace eco del homenaje popular a Bartolomé García Lorenzo, estudiante independentista asesinado por el fascismo español en 1976. Más allá del debate de su pertenencia o no al MPAIAC, lo importante es que los vecinos del barrio, la familia y los movimientos sociales han coincidido, después de 35 años, para no olvidar.
Mari Carmen Porcell estudiaba COU cuando asesinaron a Bartolomé y afirma que lo sucedido fue "una injusticia total y no creo que fuese de manera accidental". De esta opinión también es Carlos Alberto Lorenzo. Aquel 22 de septiembre, Bartolomé estaba en casa de unos primos y, según la versión oficial de la Policía, los agentes iban tras la pista del delincuente Ángel Cabrera Batista, más conocido como El Rubio. Sospechaban que estaba detrás del secuestro del tabaquero Eufemiano Fuentes. El historiador Domingo Garí relata en su libro Historia de un conflicto cómo los vecinos no creyeron esa versión y también manifiesta que a día de hoy "no hay una explicación completa". Pensaban que el ametrallamiento a bocajarro era una forma de amedrentar a los líderes sindicales y políticos que convirtieron a Somosierra en el cogollo de la lucha contra la desigualdad. Pero ayer no fue momento de recordar la atrocidad, sino de reconstruir la figura de aquel joven vitalista. En tan poco tiempo de vida, este vecino marcó la de muchos, como la de Manuel Perea, amigo íntimo del desaparecido. "Canarias no está debajo de las Baleares". Estas fueron unas palabras que Bartolomé enseñó a amigos suyos, entre ellos Manuel. Le recuerda como alguien jovial y abierto y, sobre todo, como a alguien que daba la cara por lo que creía. La bandera de Canarias la llevaba a todas partes y cuando no la tenía, la dibujaba. La Transición fue una época dura pero también fue el momento en el que el pueblo se despertó. Tanto jóvenes como mayores participaron en las manifestaciones multitudinarias y Ramón Martín que, siempre estuvo en movimientos contra el franquismo, las recuerda muy bien. Pero la que tuvo lugar por la muerte del joven le "marcó", ya que nunca había visto a tanta gente unida por una misma causa. Pasaran años y décadas, pero el recuerdo de Bartolomé García Lorenzo siempre estará impregnado en las calles y casas de Somosierra. El terrible suceso derivó en que el barrio estuviese durante 15 días sitiado, pero los protagonistas, a día de hoy, reflejan orgullo y emoción cuando hablan de esa época tan convulsa.