El Museo Canario es una insitución científica y cultural fundada en 1879 por ciudadanos de la burguesía local entre los que figuraban el médico Gregorio Chil y Naranjo. A la muerte de su fundador en 1901, el Museo pasa a ser legado del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. La ubicación que hoy tiene no se produjo hasta 1923, siendo ampliada a dos inmuebles más que dieron al museo su instalación definitiva en 1930.En el año 1984 se retiran del museo las colecciones de Ciencias Naturales para centrar el discurso expositivo en los fondos arqueológicos de las culturas precoloniales de Gran Canaria, iniciándose así una etapa de reformas que suponen un considerable aumento de la superficie museística y un incremento del número de visitantes. A lo largo de sus 130 años de historia, el Museo Canario ha sido galardonado con diferentes distinciones y menciones honoríficas. Fue incorporado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en 1944, declarado Monumento Histórico Artístico en 1962, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 1980, incorporado al Sistema Español de Museos en 1987, Medalla de Oro de las Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria en 1993, en 1995 fue declarado de Utilidad Pública (ya se ve lo útil que resulta), y Premio Canarias de Acervo Histórico Artístico en 1996.En sus once salas se intenta explicar al visitante cómo vivíamos y pensábamos los canarios, al menos, desde la 2ª mitad del primer milenio a.C., hasta el siglo XV, fecha en que se produce la conquista y colonización castellana. El fondo museográfico está compuesto por una innumerable cantidad de materiales, bien objetos completos, bien fragmentos, procedentes, en la mayoría de los casos, de Gran Canaria; completándose con materiales procedentes de otras islas del Archipiélago. Entre las colecciones que conserva merecen ser destacados los recipientes cerácmicos por su variada tipología y belleza decorativa; los ídolos, con una amplia representación para Gran Canaria; y las llamadas pintaderas, de las que se dispone de más de 200 piezas.
En definitiva...
La amenaza de cierre no es más que una indignante muestra más de la prioridad de nuestras instituciones públicas a la hora de distribuir los bienes de la población. Parece preferente sostener los altos sueldos de sus miembros y sus diferentes asesorías antes de promover el acceso a la cultura, la investigación y la divulgación de nuestro patrimonio.
