24/5/09

DOCUMENTO: Hecho colonial canario

Mañana 25 de mayo se commemora el Día de África, establecido en 1963 con la fundación de la Organización para la Unidad Africana, organización internacional de la que deriva la actual Unión Africana. Es por tanto el día de nuestro continente, que nos invita a reflexionar sobre el hecho colonial de las Islas Canarias. La OUA fué el marco donde se desarrolló la mayor parte de la lucha diplomática independentista canaria por medio del MPAIAC creado en 1964. Se obtuvo importantes apoyos en un momento dado, concretamente en 1968 con la declaración de Africanidad de Canarias por parte de la OUA.



[Cartel que anuncia un Mitin independentista en Las Palmas de Gran Canaria en la década de los años 80]

En el 2004 se celebró en Guía (Gran Canaria) un Encuentro por la Unidad de la Izquierda en Canarias, donde se reunieron el amplio espectro de la izquierda destacando organizaciones políticas como Alternativa Popular Canaria (APC), Partido Comunista del Pueblo Canario (PCPC), Izquierda Unida o Azarug. La propuesta de Azarug pasó por que el conjunto de la izquierda de las Islas aceptara en primer lugar la realidad del estatus colonial del Archipiélago, y en segundo lugar la necesidad de superarlo. Si la izquierda más consecuente reconoce el hecho nacional canario y el derecho a la autodeterminación imitando la realidad de nacionalidades ibéricas, era absurdo por otro lado negar la realidad colonial del Archipiélago Canario. Así lo entendieron los jóvenes de Azarug, y siguiendo la estrategia ideológica del MLNC presentaron un documento con dicha propuesta que les presentamos a continuación. Un documento para guardar y que es nuestra manera de homenajear a nuestra realidad: África. Sobra decir que las organizaciones de izquierda dependentistas se negaron en rotundo a aceptar estos preceptos.


EL HECHO COLONIAL CANARIO COMO BASE PARA LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA EN CANARIAS.


Azarug Tamarán – Abril de 2004


ACEPTAR QUIENES SOMOS…
Nuestra intención con este escrito es el reconocimiento de nuestra situación colonial. Definir coherentemente el futro al que queremos ir se hace tarea imposible si no somos capaces de saber quienes somos y por lo tanto dirimir en que situación política, económica y social nos movemos. Porque sería injusto con nosotr@s mism@s y con las ideas que defendemos, pasar por alto en nuestros análisis esta importante faceta de la realidad de nuestro país. El hecho colonial es parte del problema que tenemos que solucionar.

CANARIAS COMO COLONIA
Territorio colonial, es un término genérico empleado para referirse a territorios separados geográficamente que son dependientes y están subordinados a un estado metropolitano. La Carta de Naciones Unidas se refiere a dos clases de territorios, Territorios No Autónomos y Territorios en fideicomiso, que trata respectivamente en los Capítulos XI y XII. A ambos se les denomina “coloniales”, como por ejemplo en la Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General de las Naciones Unidas (2), la Declaración sobre Garantía de Independencia a Países y Pueblos Colonizados del 14 de diciembre de 1960. Un término más a mano que a veces se utiliza para los territorios coloniales es el de territorio “dependiente”.


Canarias es una Colonia de España, establecida por la fuerza a lo largo de cinco siglos y mantenida por medio de pactos coloniales entre la metrópolis y las elites canarias, que nos obligan a convivir en una situación de semicolonia. Durante todo este tiempo se nos ha negado nuestro derecho a existir en contra de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos (3) (Argel, 4 de julio de 1976); la Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General de las Naciones Unidas (14 de diciembre de 1960); de la 5ª Cumbre de la OUA (Argel, 1968) que afirma el carácter africano de las Islas Canarias; y de la 31º Sesión Ordinaria del Consejo de Ministros de Khartoum (Sudan, 7 de julio 1978), CM 620-680, por la que se declara que el Archipiélago Canario forma parte del continente Africano y toda ocupación extranjera constituye una amenaza permanente a su seguridad (4).


Si somos capaces de mirar a nuestro alrededor, sin prejuicios y vacilaciones, y nos vemos capacitad@s para hacer un análisis de nuestra realidad pasada, presente y futura… dejaríamos de engañarnos a nosotr@s mism@s con los argumentos colonialistas, que sostienen que Canarias fue una provincia de ultramar, junto a las posesiones americanas (hoy si reconocidas como colonias) territorio adyacente, o una región ultraperiférica, afirmaciones todas que no dejan de reconocer nuestra separación del resto del territorio de la metrópolis.


Canarias es un pueblo claramente diferenciado del pueblo español, es un pueblo que ha tenido que evolucionar de forma sobrevenida a la Conquista y Colonización, en condiciones de invasión, coerción, aislamiento y escasez. Un Archipiélago africano en el Atlántico, cercano a las costas de nuestro continente, dotado de unas especificidades que nos mantienen en una posición de desigualdad, al tener que “compartir” ciudadanía con un estado continental alejado. Dentro del derecho internacional, el ejercicio de la autodeterminación está condicionado a que el pueblo en cuestión se encuentre bajo gobierno colonial o semicolonial, bajo sometimiento, dominación o explotación de un estado ocupante o en una situación que le impida radicalmente autogobernarse dentro del estado del que forma parte.


Actualmente Canarias se encuentra en una situación de supuesto “autogobierno” dentro del marco de la Constitución “democrática” española, que recoge formalmente los derechos civiles, políticos y sociales de toda la ciudadanía del Estado y es el marco de autodeterminación interna de la “nación española”, único sujeto reconocido de derecho internacional. Este sistema democrático no es sólo una forma de gobierno, sino también una forma de acomodar grupos, culturas e identidades mediante estructuras de autogobierno y derecho de asociación, libre expresión y sufragio para todas y tod@s l@s ciudadan@s, que son electores y elegibles. El gobierno representativo se basa en niveles administrativos dotados de representación propia dentro del estado: centrales, autonómicos y locales. La expresión de la voluntad soberana de la ciudadanía del estado español, compuesto por varios pueblos, es políticamente horizontal e institucionalmente vertical: los derechos civiles, políticos y sociales son comunes a toda la ciudadanía, independientemente de su origen étnico, territorial, su género, religión o cultura; pero la institucionalización de estos obedece a una estructura jerárquica, a una jerarquía normativa de la que se desprenden distintos niveles competenciales. Hay competencias exclusivas subestatales y estatales, competencias concurrentes y competencias compartidas. Esto significa que se reconoce que los pueblos están provistos de instrumentos democráticos para representar y atender sus propios intereses en su territorio mediante las competencias de su nivel administrativo, pero también lo están en el nivel estatal formando parte de una ciudadanía conjunta, y también en un nivel continental, la Unión Europea. Tales son los elementos de evaluación que acepta Naciones Unidas para con España, que de hecho aspira a formar parte del grupo selecto de países miembros del Consejo de Seguridad con todas las acreditaciones democráticas.


La situación de dependencia en la que nos tiene sumidos el Estado Español, nos impide disponer de ese supuesto “autogobierno”, que en la actualidad, no es más que un “engañabobos”, ya que sigue impidiendo a nuestro Pueblo disponer de sí mismo, actuar y ser reconocido internacionalmente a través de un estado independiente en su territorio. De hecho, ese supuesto autogobierno democrático se le concede al archipiélago, precisamente para no incurrir en las causas de autodeterminación previstas en derecho internacional, e impedir su ejercicio a sus habitantes. Al igual que no debería pasársenos desapercibidos, ni a nosotros ni a los sagaces funcionarios de Naciones Unidas que:


a) España fue hasta 1898 una potencia colonial en el Atlántico y el Pacífico, que inició su expansión imperialista con la conquista de Canarias en el siglo XV.


b) Al debatirse la Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General, de la Declaración sobre Garantía de Independencia a Países y Pueblos Colonizados, en noviembre y diciembre de 1960, España se negó, junto a Portugal, a la anotación voluntaria de los territorios no autónomos africanos que se encontraban bajo su administración, para informar de su descolonización en cumplimiento del Capítulo XI de la Carta de Naciones Unidas, ante la solicitud de que se incluyera en la lista a las Islas Canarias, junto a Ifni, Sahara Occidental, Fernando Poo y Río Muni.


c) Fue precisamente en respuesta a esta negativa, que la Asamblea General avanzó hacia criterios específicos para definir los territorios no autónomos, a través de la Resolución 1541 (XV) sobre Principios que deben seguir los Miembros para determinar si existe o no obligación de transmitir la información a que se refiere el Art. 73.e de la Carta de Naciones Unidas.


d) Los territorios coloniales españoles fueron tratados en la Resolución 1747 (XVI), de 28 de junio de 1962, durante cuyo trámite se volvió a insistir en el estatus no autónomo de Canarias.


e) En la Declaración de Addis Abeba de la Organización para la Unidad Africana (1963), se establece como área de aplicación de la descolonización no sólo el territorio continental africano, sino también las islas y archipiélagos circundantes, incluidas las Islas Canarias.


f) Sobre esa base de derecho internacional, se inició en el archipiélago desde los años 60 un movimiento independentista, el MPAIAC, para introducir el expediente de Canarias en la agenda del Comité de Descolonización de Naciones Unidas con apoyo de la OUA pero fue reprimido ilegalmente por el estado español y silenciado a través de la influencia diplomática y económica.


A esto hay que añadir la indefinición del estatus de Canarias en el estado español a lo largo de su historia contemporánea. Todos los historiadores coinciden en calificar el tránsito desde la conquista a la modernidad como un período colonial. De hecho, la expresión “Pacto Colonial” está generalmente aceptada para describir las especiales relaciones económicas y administrativas que se establecieron entre las elites de la metrópoli y del archipiélago desde el siglo XV. Ahora bien, si existe consenso en cuanto al origen del pacto colonial, el silencio es total en cuanto se trata de señalar su conclusión. ¿Cuándo dejó de existir el pacto colonial? ¿A partir de qué momento se extingue el vínculo colonial con Canarias y cómo explicar que no hubiera cambio de estatus?.


No hay extinción del pacto, sino sucesivas adaptaciones, ese vínculo evolucionó de un estatus colonial a otro semicolonial desde mediados del siglo XIX. Bajo el estatus semicolonial se ha incrementado la dependencia desde los años 50 del siglo XX hasta la actualidad, etapa de acelerada extroversión terciarizada y pérdida de la autosuficiencia secular del sector primario. Por ello, calificamos de estatus semicolonial dependiente la relación actual de España con el Archipiélago, cuya cobertura institucional es un Estatuto de Autonomía que, en tales condiciones, no puede garantizar un pleno autogobierno, a pesar de darse en condiciones “democráticas”. En cualquier caso, el impacto liberalizador de la Unión Europea en ese estatus histórico sólo deja dos alternativas: profundizar en las relaciones de dependencia, con efectos autodestructivos e insostenibles para el Archipiélago, o avanzar mediante la secesión de España hacia relaciones de interdependencia, que favorezcan un mayor equilibrio intersectorial de las actividades económicas, la autosuficiencia alimentaria y el desarrollo sostenible.


El derecho internacional, observa si de una situación de dependencia se deriva una desigualdad de oportunidades para afrontar democráticamente la generalización del bienestar, la distribución de la riqueza y la calidad de vida. No exigiendo una cuota de miseria y marginalidad social como requisito para que un pueblo ejerza la autodeterminación. Ejemplos como Hong Kong, Taiwan o Hawaii, donde existen reconocidas situaciones coloniales, unidas a un importante desarrollo económico, bolsas de riqueza, pobreza y precariedad, y donde fuerzas políticas secesionistas cobran cada vez más fuerza social, aunque con circunstancias históricas no homologables, se encuentran en la misma categoría que Canarias.


En Canarias sí se puede hablar de opresión nacional, en el sentido en que la entiende la comunidad internacional, al analizar el flujo inmigratorio de los últimos años y las previsiones en algunas islas. Por ejemplo, aprobar un Plan de Ordenación que prevea la triplicación de la población, como ha ocurrido en Fuerteventura con la implicación de todas las administraciones -autonómica, insular y municipales-, creará una situación de opresión nacional fruto de la dependencia. Que en las decisiones participen las elites isleñas no cambia la cuestión principal: tales decisiones son consecuencia de una situación de dependencia con características coloniales. De hecho, es la propia sociedad canaria la que manifiesta con sus iniciativas cuáles son los factores de opresión nacional existentes: crecimiento urbanístico y especulación inmobiliaria insostenibles, inmigración europea masiva, desaparición de la agricultura, ganadería y pesca… En definitiva, la libre circulación de capitales y de personas sin la capacidad de establecer, desde un pleno autogobierno, medidas correctoras o limitadoras de la depredación. La subyugación, dominación y explotación extranjeras constituye una denegación de los derechos humanos fundamentales, y es contraria a la Carta de las Naciones Unidas y compromete la causa de la paz y de la cooperación mundiales. Independientemente de si preferimos seguir viviendo en una situación de dependencia colonial o tenemos entre uno de nuestros objetivos políticos acabar con el actual régimen de dependencia, el avance de nuestro país, pasa indiscutiblemente por el reconocimiento nacional e internacional de este hecho.


… ELEGIR NUESTRO CAMINO…
Si partimos de la base de que la Historia de Canarias ha estado ligada en sus últimos años a esta subyugación colonial, pronto llegaremos a la conclusión de que esta situación de dependencia y sometimiento no ayuda en nada al avance de las posiciones de izquierdas que hay en Canarias y resolver con soluciones pragmáticas y objetivas debe ser un cometido en el que nos comprometamos con ímpetu sin ambigüedades.


Está claro que aun dejando Canarias de ser una colonia, el peligro de dependencia, dominación y opresión seguirá estando presente en un mundo dominado por los intereses del feroz capitalismo con un crecimiento del imperialismo yanki cada vez más exagerado y al que se suman por el camino otras expresiones imperialistas, como pueden ser el proyecto europeo. Pero es que en condiciones objetivas, la liberación social de nuestro pueblo, es imposible en situaciones coloniales. Por poner solo un ejemplo, la Revolución Cubana nunca podría haberse llevado a buen término si en vez de un país independiente del yugo colonial español hablásemos de una provincia de ultramar más del Reino de España.


Canarias se ha quedado fuera del carro de los procesos descolonizadores de las colonias africanas, americanas y asiáticas. Actualmente, España aun conserva algunas de sus colonias más estratégicas, Ceuta y Melilla por ejemplo. Sin embargo en el mundo, aun quedan muchas de las antiguas colonias, nosotros corremos el serio peligro de eternizarnos como tal. Claro que la desaparición de las barreras coloniales en un status político que no avance hacia la Revolución no devolverá a las clases más desfavorecidas sus justos derechos en términos de igualdad, solidaridad y justicia. Por ello es importante que nuestro compromiso sea por la completa descolonización en Canarias, a la vez que construimos el Socialismo para nuestra nación.


Si eludimos esta responsabilidad no solo estaremos siendo cómplices del colonialismo, sino que en cierta medida lo estaremos practicando.


ANEXO:

Para ver el documento con su anexo completo:









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