31/5/09

Día de la trampa del Estatuto

"La acción subversiva del MPAIAC ha disminuido sensiblemente y la batalla frente a las alucinaciones independentistas se ganará con la buena marcha del régimen autonómico para Canarias"

Fernando Morán. Ministro de asuntos Exteriores español.1980.


[Primera celebración del "Día de Canarias" en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, 1983. La imagen habla por sí sola.]


El 30 de mayo es el día que se conmemora la imposición del Estatuto de Autonomía de Canarias, migaja administrativa que carece de toda legitimidad democrática. El mal llamado “Día de Canarias” celebramos por mandato institucional la derrota del movimiento popular de liberación nacional de finales de los setenta, así como la imposición de la trampa estatutaria que consolidaría el régimen colonial hasta la actualidad. Es la integración total del país en la nueva restauración borbónica. Si nos acercamos al proceso de imposición del Estatuto podemos apreciar una serie de hechos que nos revelan el auténtico fraude que supuso para este país un proyecto vendido siempre por los voceros del españolismo en las Islas como un auténtico Autogobierno de Canarias fruto de la bendita caridad descentralizadora española.

La gestación del Estatuto partió del año 1978 con el llamado Acuerdo de Coordinación Democrática, donde se excluía en cualquier caso cualquier fuerza de carácter nacionalista ya que todas proponían el principio de derecho de Autodeterminación como ineludible. En un principio, desde las élites políticas se aseguraba que Canarias accedería a la Autonomía por medio de la vía de las nacionalidades históricas (151) con el mayor número de competencias, sin embargo la historia fue por otros derroteros más mediocres. En marzo del mismo año se aprueba por el Estado español el régimen preautonómico de Canarias poniéndose en marcha la Junta de Canarias en las Cañadas del Teide, encargada de la elaboración del anteproyecto del Estatuto de Autonomía. La composición de la junta sería fundamentalmente por integrantes de la UCD que representaban a los más genuinos herederos del régimen franquista, con una representación minoritaria del PSOE y el PCE. Desde el primer mes queda patente la ineficacia de los integrantes que caen en constantes refriegas de carácter insularista que eternizan los debates los siguientes años. Entre los políticos de la UCD no existía una concepción nacional o unitaria de Canarias, y en consecuencia toda la labor se centró en manipular la Junta de Canarias para el beneficio de una u otra fracción insular. Por otro lado el PCE, fiel a su tradicional nacionalismo español, enmendó el Estatuto con la intención confesa de bloquear la reivindicación independentista. La lentitud se vería agravada por las circunstancias de desinterés y oposición popular al proceso estatutario, la alternativa de la descolonización cada vez era defendida por más canarios en esos años de creciente toma de conciencia nacional. Las fuerzas nacionalistas e independentistas se oponían a un Estatuto que no recogiese el derecho de Autodeterminación de Canarias.



[El nacionalismo canario consecuente siempre rechazó la trampa de un Estatuto que negaba al pueblo canario el derecho a decidir su futuro]


Madrid fuerza el acuerdo


La situación a comienzos de los 80 se calienta hasta el punto de que Madrid debe presionar a la Junta para que establezca un pacto de mínimos que resultó pasar a Canarias por la mediocre vía 143 de Autonomía por debajo de Galicia, País Vasco, Cataluña o Andalucía. La razón fue el pánico ante un Referéndum de Autonomía donde el nacionalismo canario abogaba por el rechazo, lo cual podría ser interpretado por los organismos internacionales como una pretensión independentista de los isleños. Este hecho ha sido reconocido por protagonistas de aquellos tiempos como Lorenzo Olarte Cullén y otros. Se quería evitar riesgos a esas alturas de 1982 que pudiera poner en peligro la “españolidad de Canarias” en unos años donde el Archipiélago estaba en el punto de mira de los organismos internacionales, fundamentalmente de la OUA. La visión neofranquista de Canarias se impuso en el Estatuto de Autonomía. Canarias no se reconoció como “nacionalidad” sino como “Región”, se impuso una bandera autonómica sin ningún arraigo popular, se rechazó reclamar las aguas territoriales, y por supuesto se estableció una Ley Electoral –supuestamente temporal- antidemocrática e insularista que beneficiaba los núcleos de poder caciquil de las islas no capitalinas, donde la derecha insular tenía sus focos de hegemonía. Una ley electoral que destierra el principio democrático de un canario, un voto. Por un lado se impide una auténtica articulación nacional y democrática del conjunto del País, y por otro lado se impide la pluralidad política con topes electorales que solo benefician a las grandes organizaciones políticas del sistema.


Día de Calatayud, Tenesores y Olartes


En definitiva, un Estatuto impuesto por decreto un 30 de mayo de 1982 hace ya 26 años, que asimilaba a Canarias al renovado régimen español del “Café para todos”, una colonia que sería integrada en la mesa común española, en una silla por debajo de otros y a dedo. ¿Los canarios decidimos en algún momento nuestro futuro? ¿Las reglas del juego electoral garantizan una auténtica representación democrática?. ¿Será casualidad que un mismo 30 de mayo de 1481, Fernando Guanarteme entregó la soberanía de Canarias a los Reyes Católicos por medio del Pacto de Calatayud? Francamente creemos que no.


Blog NACIÓN CANARIA


Artículo para profundizar:


http://www.canariaslibre.com/noticias/nacional/184.html