El alcalde de Teror, socialista él, llora y llora por mejores comunicaciones. Este lagrimeo estaría bien si fuera sólo acondicionar la peligrosa carretera que une la villa con Tamaraceite. Pero detrás están los buítres del cemento al acecho de la presa, que no es otra que suelo para construír. Y este alcalde, socialista él, no se corta un pelo en declarar que sueña con un Teror con 25.000 habitantes.
[El cemento no cesa de sepultar las tierras más fértiles del país. Esta imagen es de hace unos días en los Llanos de la Cruz en Firgas, zona rural y agrícola que albergará urbanizaciones y un centro comercial]
Aquéllas palabras de J. C. Mauricio de querer convertir Canarias en el Singapur del Atlántico se están cumpliendo. El norte de la isla, de nuestra entrañable Gran Canaria, o Tamarán como la llamaban nuestros antepasados, está cambiando por completo su fisonomía. De aquellos barrancos, palmerales, pitas, higueras, tuneras pasamos al precio que hay que pagar porque esto, según ellos, es progreso.
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