En la prensa isleña se están haciendo eco algunas noticias
relacionadas con la cuestión demográfica en Canarias. Es verdad que Canarias es
un país densamente poblado: mientras contamos con una densidad de 284
habitantes por kilómetro cuadrado, la UE presenta una media de 114 hab. Km2
y países como España con 93 hab/Km2 o China con sus 142 hab/km2. Gran Canaria
con sus 545 hab/Km2 es uno de los territorios más densamente poblados del
mundo. Por otro lado no se nos escapan los últimos datos que certifican la
creación de empleo y el continuo crecimiento poblacional que contrastan con un
paro desorbitado y en crecimiento que condenan cada año a miles de jóvenescanarios a emigrar en busca de un futuro que es negado en su propio terruño. En
definitiva, el debate es necesario.
No obstante, las últimas novedades la constituye la iniciativade CC y CCN, respaldad por el PSOE y NC, con la oposición del PP, de regular eltrabajo y residencia a extranjeros no comunitarios. Si bien la reivindicación
de una Ley de Residencia Canaria es una reivindicación histórica del
nacionalismo isleño, también es cierto que el planteamiento original de las
mismas se centraba en la regulación de inmigrantes comunitarios incluyendo
españoles. Por tanto regular y limitar el trabajo y residencia a inmigrantes no
comunitarios supone un brindis al sol que poco soluciona. Realmente son
precisamente los inmigrantes no comunitarios los que deben pasar el filtro de
la misma Ley de Extranjería Española y que por cantidad no afectan de manera
significativa en la superpoblación del territorio y, no digamos ya, el acceso
al mercado laboral. Es la masiva colonización demográfica de españoles y
europeos comunitarios las que cuantitativamente y cualitativamente afectan a la
densidad de población y el mercado laboral. La falacia enarbolada por el PP
sobre la imposibilidad de limitar la circulación de ciudadanos de la UE cae por
su propio peso si se conoce la realidad. Países o territorios como Dinamarca,
Islas Feroe, la región de Tirol, entre otros, cuentan con leyes reguladoras de
la residencia. Territorios que, como el canario, albergan una fragilidad
ecológica y cultural que necesitan dotarse de controles específicos para un
desarrollo sostenible y razonable. Si algo positivo tiene estas cuestiones es
la necesidad de volver a la palestra con este necesario debate en Canarias.
Urge abordarlo con responsabilidad afrontándolo lejos de cualquier xenofobia o
endofobia irracional.