En esta tierra un Ministro del Gobierno del Estado puede negarle el saludo al Presidente de todos los canarios ( nos guste más o menos) y no generar repercusión ni responsabilidad alguna |
Borja Rubio Francisco. En el Reino de España,
el Gobierno del Estado parece querer tapar sus vergüenzas con una crítica
irrisoria a la plataforma STOP Desahucios; aún no sé si reír o llorar cuando
las comparaciones de Cospedal torpedean mi imaginación y veo a Hitler o Rudolf
Hess con un cartel de “Sí se puede” y una cuchara y un cacharro
haciendo escándalo en casa de judíos. En fin, de pena.
Y no seré yo quien dé cancha a este circo mediático
que tanto le gusta a los grandes partidos y a sus respectivos medios de
información afines; sin embargo, en este artículo me voy a permitir el lujo de
criticar esto que comentan de los acosos, la alevosía y la premeditación del
daño, y la generación de un clima de ansiedad, soledad y violencia;
concretamente me voy a posicionar en contra de un escrache que he palpado en
primera mano y que lleva mucho tiempo cometiéndose ante la pasividad de todos
los grupos políticos: el escrache al que el Gobierno de España somete a las
Islas Canarias y su pueblo.
Podríamos hablar de que somos la parte del
Estado con más paro, con los salarios más bajos, con más horas trabajadas,
mayor fracaso escolar, y que a su vez tenemos la cesta de la compra más cara,
quedándonos con capacidad para mantener a la caja única de la
Seguridad Social española, o cumplir el déficit que nos imponen. Podríamos
comentar que continuamente nuestros productos son boicoteados con un REF
que no nos favorece y a los datos me remito, o podríamos hablar de cómo el
Gobierno de España vendió nuestras aguas con Marruecos, acabando con nuestra
pesca, o de cómo nuestra agricultura y ganadería han sido relegadas a un quinto
o sexto plano en nuestra vida económica gracias a los acuerdos de Europa con
potencias competidoras, y con la connivencia e inestimable ayuda de nuestros
queridos Gobiernos de España y Canarias.
Pero, en este artículo, vamos a centrarnos en
algunos temas de actualidad y que quizás nos den más pistas sobre el escrache
que aplican contra nosotros desde 2.000 km de distancia.
Por un lado, el tema de las extracciones
petrolíferas ha supuesto un ataque directo a la democracia y al sistema
territorial español en tanto en cuanto las competencias de los órganos
autonómicos, elegidos democráticamente por todos los canarios, han sido
vulneradas, y su voluntad se ha visto rebajada hasta la más ínfima potencia,
ante el implacable dedo ejecutor metropolitano, que en manos de su
vocero Soria, considera a los ciudadanos canarios, en un acto de cinismo
sin precedentes, prácticamente analfabetos que van a manifestaciones en busca
de bocadillos y batucadas.
Tanto es el desprecio hacia nuestra opinión sobre
lo que van a hacer en nuestra tierra, que en el día miércoles 17 de
abril, el Ministerio de Industria aprueba los sondeos, sin siquiera poner
como requisito previo un estudio de impacto medioambiental, que se requiere
hasta para mover un piedra en Papagayo, por poner un ejemplo.
Este tipo de actitudes dictatoriales que ignoran
cualquier tipo de procedimiento democrático y de diálogo y que solo atiende a
intereses sectoriales y personales, obviando la voz de un pueblo y sus
representantes es ya para enfadarse; pero para considerarnos unos escracheados
con todas las de la ley ( la hipotecaria, digo) , tenemos que ver cómo el
Partido Popular reniega abiertamente de que hayan plataformas petrolíferas en
las costas de las Islas Baleares o en la Comunidad Valenciana, donde incluso
uno de los hombres de Madrid, González Pons, ha rechazado que se empiecen
cualquier tipo de prospección en la zona del Levante español.
Entonces, ¿por qué el Partido Popular va a por
nosotros?, ¿por qué el Gobierno de España ataca con toda su maquinaria a
las Islas Canarias, demostrando unas ganas feroces de que Repsol empiece a
perforar nuestras costas, incluso pasando por encima de los requisitos más
elementales y de, sobre todo, cualquier tipo de foro con el pueblo de este
archipiélago que se ha negado a la posibilidad de que sus playas se llenen de
piche?. ¿Por qué nos acosan, nos violentan y nos escrachean en nuestra
propia tierra?, mientras hacen gala de una tibieza y comprensión tremenda en
otras zonas del Estado en la que incluso permiten que miembros de su partido
rechacen las prospecciones sin acusarlos irrespetuosamente de analfabetos
amantes de los ritmos carnavaleros.
Por otro lado, y cambiando de tercio, tenemos lo
referente a la Ley de Costas.
Una Ley de Costas que ya desde un inicio se hace
sin plantear nuestra tan renombrada especificidad recogida tanto en el Tratado
de Lisboa, como en nuestro Estatuto de Autonomía. Y miren ustedes, que no
era demasiado complejo contextualizar alguna de las diferencias entre las
Islas Canarias y el resto del Estado, basta con coger un mapa (lo
suficientemente grande como para que aparezcamos junto a la Península Ibérica)
y darse cuenta de que una Ley que regule las construcciones costeras tiene que
tener consideraciones especiales para aquellas poblaciones rodeadas de costa,
ergo islas, que es nuestro caso. Unas islas además con larga tradición pesquera
y una relación estrecha con el mar, sus frutos y sus posibilidades, que
han conllevado el asentamiento de poblacionales cercanas a él en concordia con
la naturaleza y el medio y que no suponen daño alguno ni para nosotros, ni para
el visitante.
Ante este atentado, uno, en su ignorancia, podrá
justificar tales actuaciones simplemente entendiendo que la visión del
legislador español no ve más allá de lo que se sancocha en Madrid; sin embargo,
la inclusión de excepciones para Menorca, o Girona, hace que nos replanteemos
nuevamente el porqué de esa alevosía en el daño a Canarias, por qué van a
por nosotros y tenemos que observar impasibles como poblados como Cho Vito son
derruidos sin piedad enfrente de mamotretos construidos a golpe de talonario y
licencias irregulares, al tiempo que otros territorios del Estado Español
son condonados de tal desdicha.
Destrucción del poblado marinero de Chovito |
Y ya reflexionando como conclusión, traigo a
colación el dato de que cada canario recibe 679 euros que los mejor financiados
de todo el Estado, y a mí, después de esto, ya no me queda otra que
intentar buscar razones a este escrache, y que sinceramente va en consonancia
con nuestra relación histórica con el Reino de España, por lo que a pocos
sorprenderá ya.
Y es que, tal vez, para el Gobierno de
España, Canarias está fuera de su visión de país, quizás nosotros les servimos
para las maniobras de la Legión, como base de la OTAN, como ingente cantidad de
consumidores de su sector primario, como lugar de vacaciones, como aportadores
de la Seguridad Social española, como aeropuertos infinitamente
rentables, como 2.000.000 votos, etc…
Pero no nos ven como ciudadanos de primera,
nosotros no somos españoles tal como lo son los madrileños, los catalanes, los
baleares o los valencianos… en esta tierra un Ministro del Gobierno del Estado
puede negarle el saludo al Presidente de todos los canarios ( nos guste más o
menos) y no generar repercusión ni responsabilidad alguna. Nosotros somos
ciudadanos de cuarta categoría que incluso no tenemos ni el derecho de expresar
de forma vinculante nuestros deseos acerca de lo que pasa en nuestra tierra,
y ni siquiera debemos tener la esperanza de que el Gobierno de España nos
tenga en cuenta cuando cree ley, y se acuerde de que nosotros también
existimos.
Hasta incluso tenemos que pasar por la vergüenza de
acreditar que vivimos aquí al viajar, para conseguir un mísero descuento que
encima desde Madrid amenazan con eliminar, como si quisieran darnos finalmente
la patada y aislarnos del todo, rebosando de placer al oír los lloros de
nuestros falsos defensores en el Parlamento estatal.
Directamente, parece ser que los únicos que estamos
siendo engañados de cabo a rabo y no dudamos de nuestra españolidad somos
nosotros mismos, que seguimos pensando que pertenecer a un territorio que tan
mal nos trata nos sale a cuenta, y somos incapaces de plantear una Canarias en
la que seamos capaces de tomar las riendas de los designios de nuestro propio
devenir, empezando por gestionar cuatro aeropuertos millonarios que tenemos en
estas islas, haciendo una apuesta por regular el turismo y la evasión de
capitales que supone el REF, diversificando la economía, así como potenciar las
energías renovables, y decidir sin influencias de empresas privadas ni
imposiciones qué debemos hacer con nuestros recursos, entre otras cosas … Y
adquiriendo así el peso global que merecemos y el avance sin paliativos de un
bienestar social que en las islas parece derrumbarse a pasos agigantados.
Opto porque empecemos a levantar la cabeza y
a dejemos de poner la otra mejilla ante tales despropósitos, señalando y
criticando al que nos ataca deliberadamente y a sus cómplices y colaboradores.
La situación debe cambiar.