R.V. Batijero Periodístico. Los medios de comunicación dirán lo que quieran: que no hubo Huelga generalizada, que provocó millones de pérdidas o ilustrarán la jornada con alguna foto de un contenedor quemado. No nos sorprenderá ninguna afirmación que hagan, pues ya estamos curados de espanto. Lo cierto es que la Huelga General en Gran Canaria se puede calificar de auténtico éxito y para asegurarlo solo hizo falta estar en las calles. El baile de cifras se los dejo a los de Ciencia. Yo por suerte soy de Letras... Uno de los aspectos más destacables fue la importante presencia de la juventud. En una era en la que nos intentan vender como "generación ni-ni", la conciencia de los jóvenes empieza a despertar. Y esto no es casual. Las condiciones de vida cada vez se hacen más difíciles en un Archipiélago con un 51% de paro juvenil, donde mucha gente se está formando sin garantía de tener una vida digna y todo esto mientras el presidente canario nos invita a emigrar.
Hasta ahora parecíamos un colectivo muerto, desanimado, embebido por la televisión, la Champions League y las fiestas. La cosa camina hacia el cambio: nos dijeron que no pensáramos en política y nosotros gritamos "PSOE, PP, la misma mierda es", nos ordenaron que no tuviéramos ideología y nosotros cantamos "obreros y estudiantes, todos juntos y adelante", nos incitaron a que nos quedáramos parados e invitamos a los viandantes a que no nos miren, que se unan.
La juventud canaria ya no está impasible ante el paso del tiempo. Tanto el sábado contra las prospecciones petrolíferas como el 29-M en la Huelga General, despertamos de nuestro impuesto letargo. Somos los sans-culottes del siglo XXI. Nuestros padres vivieron la dulce mentira de la construcción y los servicios, nos creímos europeos y de clase media, pero vimos la triste realidad. Ahora crecemos y "estudiamos para tener una vida digna", pero somos "el futuro y nos dan por culo", cántico mil veces escuchado durante todo el día. Esto solo acaba de empezar. Tradicionalmente en esta tierra siempre hemos emigrado. Ahora amenazamos con hacernos los griegos...