10/2/15

Canarias como Aland


Iván Suomi. Tamaimos. Si algo bueno ha tenido el conflicto de Canarias con Repsol, ha sido precisamente poner a la vista de todos que los intereses de Canarias y de España son a menudo incompatibles. Y que en caso de incompatibilidad, España impone los suyos sin miramientos por encima de los nuestros, por legítimos que sean. El atropello ha sido tan mayúsculo, tan descarado, que mucha gente terminó llamándolo por su nombre, trato colonial, rompiendo así uno de los grandes tabúes que todavía persisten sobre el encaje de Canarias en el Estado, y ya de paso poniendo muy nerviosos a más de cuatro en Madrid. Todo lo cual ha venido a coincidir oportunamente con otro debate que venía de más atrás y que gira en torno al concepto de soberanía.

 "Si algo bueno ha tenido el conflicto de Canarias con Repsol, ha sido precisamente poner a la vista de todos que los intereses de Canarias y de España son a menudo incompatibles."

Hablar de soberanía tiene la indudable ventaja de bajar el balón al piso, de ponerle una cara reconocible por todos al desastre que supone no poder decidir nosotros nuestro propio modo de vida. Hoy se habla cada vez más de soberanía alimentaria: si importas todos tus alimentos, pones tu supervivencia en manos de terceros con intereses ajenos, incluso contrapuestos a los tuyos. También de soberanía energética: si dependes del exterior para dotarte de energía, tu desarrollo queda a merced de terceros con intereses igualmente ajenos o contrapuestos a los tuyos. Son argumentos que cualquiera puede comprender, que están por encima de disquisiciones políticas o partidarias, y que además gozan de reconocimiento exterior, ese bálsamo tan buscado siempre en las Islas. La soberanía, sin embargo, va mucho más allá y entra de lleno en la capacidad efectiva de decidir. 

Simplificando mucho, podríamos resumirla en la frase “Aquí vivimos, aquí decidimos”, para lo cual hace falta un marco político que contemple y refrende esa capacidad decisoria. Justo lo que no permite el marco político español, y con esto cerramos el círculo y volvemos al primer párrafo de este escrito. 

Encuentro que el debate más político en torno a la soberanía en Canarias está con frecuencia constreñido por el marco de relaciones español; se incide mucho en las concomitancias que pueda haber dentro del Estado con realidades absolutamente alejadas de la nuestra, mientras se descuida la mirada exterior, que encontraría modelos quizá geográficamente distantes, pero más interesantes y enriquecedores para nosotros. Uno de esos modelos es el de las Islas Aland

El archipiélago de Aland es una provincia autónoma integrada en la República de Finlandia. Situado entre Finlandia y Suecia, cuenta con un nivel de autogobierno profundo en el que no entraré en detalle, aunque sí invito a los políticos, sociólogos, periodistas, intelectuales, estudiosos canarios a familiarizarse con él. Encontrarán elementos de contacto con Canarias de lo más jugosos. Como por ejemplo el hecho de que sea zona estrictamente desmilitarizada desde inicios del siglo XX, en un Estado en el que el servicio militar sigue hoy siendo obligatorio (los naturales de Aland están exentos) y que tuvo dos contiendas con la extinta URSS. Tras aquellas dos guerras aún confirmaron la desmilitarización de Aland. Resulta inevitable acordarse del rechazo canario a la OTAN en referendum que España no respetó (vuelta al primer párrafo), o de la reivindicación de neutralidad para Canarias que viene defendiendo buena parte de la izquierda canarista tiempo ha, reivindicación que no pocas veces ha sido objeto de burla por “utópica”, cuando en Aland es realidad hace cerca de 100 años. 

Aland impone condiciones estrictas a la adquisición de bienes inmuebles y al establecimiento de empresas, privilegios reservados a quienes tengan derecho de domicilio: los nacidos en Aland cuando uno de los padres ya ostente el derecho de domicilio, y los finlandeses continentales que hayan residido cinco años y conozcan la lengua del país (el sueco). El objetivo es el de “garantizar que el control del territorio y las empresas queda en manos de la población local”, sin que por ello nadie califique a Finlandia, miembro de la UE, de régimen comunista ni anticapitalista ni contrario a la economía de mercado. Ni xenófobo o discriminatorio, lindezas que sacan siempre los mismos a pasear cada vez que alguien plantea la necesidad de regular la residencia en Canarias. 

"Aland impone condiciones estrictas a la adquisición de bienes inmuebles y al establecimiento de empresas y es miembro pleno de la UE."

En Aland sólo pueden votar y presentarse al parlamento autónomo quienes tengan derecho de domicilio. ¿Se imaginan regular en Canarias la compra de terrenos, el establecimiento de empresas, la participación electoral de modo que se privilegie a los nacidos en el país? Pues esa es la realidad en un miembro de pleno derecho de la UE. 

La Ley de Residencia es una histórica reivindicación de la sociedad canaria
que han desprestigiado intentando relacionarla con planteamientos xenófobos. 

También dispone Aland de un régimen fiscal diferenciado reconocido por la UE y que le permite vender productos libres de impuestos, lo que genera una actividad comercial muy rentable. Imposible no acordarse de otras épocas con mayores libertades comerciales en Canarias. Además, antes de formalizar su posición oficial ante la UE, el Estado finlandés debe consensuarla por ley con Aland en todos aquellos temas que sean competencia del Gobierno Provincial o revistan importancia para el archipiélago. De hecho, en la sede de la representación permanente de Finlandia ante la UE ondean tres banderas: la comunitaria, la finlandesa y la de Aland. 

Aquí vivimos, aquí decidimos”. Soberanía. Es lo que ofrece a sus territorios diferenciados un estado moderno en el siglo XXI en beneficio mutuo, una realidad palpable y tangible que deja mal parada la “marca España”; que desmiente el discurso españolero del inmovilismo, la centralización, la supuesta “igualdad” de todos los españoles, que ni son ni pueden ser iguales, o directamente la explotación sin tapujos. Ver últimos episodios: prospecciones y privatización de Aena

Conviene por tanto mirar más allá de los Pirineos y tomar contacto con lugares como Aland, que muestran lo alto que puede colocarse el listón de la soberanía. Nuestras reivindicaciones no pueden quedar un milímetro por debajo. Otra cosa son excusas de mal pagador.