Tras el éxito del estreno del cortometraje 'Ansite' en la Sala Guayres de Gáldar el pasado 30 de mayo, podemos afirmar que nuestro país sigue emprendiendo y produciendo iniciativas populares que nos aportan esperanza frente al la mediocridad subvencionada reinante.
Muchos de nuestros
lectores estarán familiarizados con el proyecto cinematográfico de Bentejuí. Un
grupo de profesionales extranjeros y canarios han unido sus esfuerzos para
impulsar lo que hoy es casi una quimera en Canarias; apostar por el cine de
calidad sobre nuestra historia sin apoyo institucional alguno. Todo ello combinado con un plan para difundir
la Historia antigua de Canarias en los
centros escolares mediante el Proyecto Drago. Lo que en otros países del mundo,
e incluso del Estado Español constituiría una idea de gran interés y apoyo por
parte de las instituciones para contribuir a un armónico desarrollo cultural de
sus territorios, en Canarias hablar de este apoyo es poco menos que ciencia
ficción.
Así, Bentejuí antes, y
ahora el corto de Ansite, han salido a la luz básicamente fruto del esfuerzo y
el liderazgo del director Armando Ravelo y un equipo de profesionales apoyados básicamente
por la ciudadanía. Centenares de personas se ofrecieron voluntarios para
participar de extras, y por supuesto, ningún profesional y asesor cobró un
céntimo, muy al contrario. A pesar de
que Ansite presentado el 30 de mayo en Gáldar, cosecharan innegables éxitos de
entrada y expectación, tanto las instituciones como la RTVC miran para otro
lado, considerando más apropiado promocionar el benaventismo y La Revoltosa
como modelos culturales. Para saber más escucha la entrevista a Armando Ravelo en Radio Guiniguada.
La mágica noche del 30 de
mayo en el Cine Guayres de Gáldar dio, qué duda cabe, un empujón al proyecto de
Ansite gracias a la gran afluencia de público. Un proyecto que desborda mérito
ante tal despliegue de calidad con tan nulo presupuesto, una exposición de
talento y potencial cultural que no es digna de la bendición de una casta
político-cultural temerosa de un pueblo no idiotizado y vulgarizado. Por ahora,
y como el que nos es amigo del poder y la pachanga no es profeta en Canarias,
los impulsores del Proyecto buscan en el extranjero un posible apoyo para
desarrollar con un presupuesto digno el largometraje. Festivales y proyecciones
en el Continente y Europa donde han cosechado éxitos y buenas valoraciones. Una
vez más el trabajo y talento canario tiene que abandonar la asfixiante jaula
colonial para ser valorado justamente, de la misma manera que miles de jóvenes
canarios emigran hoy anualmente a distintos puntos del Globo para ser
reconocidos.
Irónicamente, este caso
refleja a pequeña escala la realidad canaria más actual y tradicional. Un
contraste entre una Canarias joven, dinámica, emprendedora y comprometida con
el desarrollo de su tierra, frente a una vieja Canarias anclada en el caduco
poder. Envilecida y viciada por la dependencia y la necesaria mediocridad temerosa
de cualquier cambio que arriesgue su subordinada pero privilegiada situación
frente al vulgo subalterno. Pero nada es eterno y a diferencia de siglos
pasados, existe una nueva generación que al menos, ya sabe leer y escribir.