Cada vez es más evidente que en Canarias resistimos mucho peor la arremetida de la crisis capitalista mundial. Así, mientras en el conjunto del Estado español el paro aumentó un 12,79% durante el primer trimestre de 2008 (cifras de la Encuesta de Población Activa del INE), en el Archipiélago se triplicó esa cifra, creciendo el número de parados en el mismo periodo un 34,44%.
De enero a marzo, y siempre según las cifras oficiales, han ido al paro 38.900 trabajadoras y trabajadores canarios, 432 diarios (incluyendo sábados, domingos y festivos). De los 246.600 nuevos parados en el Estado, 38.900 son canarios. Eso supone el 15,77%, cuando la población canaria mayor de 16 años es sólo el 4,47% de la estatal.
Y ello ocurre cuando todos los indicadores apuntan a que la crisis aún no ha comenzado a afectar a la principal industria de nuestro país. El turismo resiste y, así y todo, el paro se dispara en Canarias.
Dos factores explican este fenómeno. Por un lado, el mayor peso que la construcción tiene en el Archipiélago, sector al que ha ido destinada buena parte de la brutal acumulación de beneficios por impuestos no pagados (la famosa RIC). Y, por otro, y muy vinculado al anterior, la acelerada caída del consumo en un escenario de aumento del precio de las hipotecas (que puede estimarse en un 60% del gasto fijo familiar) y los salarios más bajos del Estado (un 20% inferiores en coste/hora). A esto hay que añadir unas pensiones medias muy bajas y casi 600.000 personas bajo el umbral de la pobreza (28,5% según el propio INE).
Las recetas de derechas están ya anunciándose, con llamadas a la "contención salarial" para "no disparar la inflación". Pero lo cierto es que la escasez de dinero circulante entre la mayoría de la población, la poca capacidad adquisitiva de los salarios, es uno de los factores determinantes en la escalada de precios. En el caso de la compra de viviendas, cada vez es más difícil meterse en una hipoteca tan cara que deja poco margen para vivir con los salarios actuales.
Además, muchos pequeños y medianos negocios están teniendo que cerrar porque se retraen las compras. Y porque las corporaciones bancarias, ante el riesgo de impagos y su propia falta de liquidez, endurecen las condiciones para líneas de crédito y otros productos. En la mayoría de los casos, dos, tres o cuatro trabajadores se van a la calle. Lo cual hace que, a su vez, estos trabajadores restrinjan aún más su consumo, y siga rodando la bola de nieve.
Si se acatan las directrices que la derecha está imponiendo desde la Comisión Europea, no sólo no se detendrá la inflación, sino que aumentará. Y el consumo seguirá cayendo, agravando aún más la crisis.
Habrá que plantearse caminar en sentido contrario: incrementar la demanda interna y la reactivación del consumo. Y para ello son precisas medidas para impulsar la subida de los salarios y de las pensiones. En primer lugar, tirando hacia arriba de los salarios de los empleados públicos. Y subiendo las pensiones hasta fijar las mínimas en la misma cifra que el salario mínimo.
Defender las subidas salariales es pelear por frenar la caída del consumo y empezar a dar los primeros pasos para afrontar con seriedad la crisis. Evidentemente, ni los cerebros económicos del PSOE, ni del PP, ni de CC, están por la labor. Habrá, por lo tanto, que darles un empujoncito.