16/3/10

EDITORIAL. Análisis del 6 de marzo

Breve análisis y reflexión del 6 de marzo que nos gustaría compartir con ustedes y enrriquecer el debate -que no la polémica ni la crítica destructiva-. Así hemos visto nosotros todo el desarrollo de las manifestaciones desde fuera.


La idea de organizar estas manifestaciones bajo un lema que reivindicara sin ambigüedades la independencia del país surgió el pasado año. La idea inicial partió de militantes de organizaciones juveniles independentistas y el motivo era la histórica fecha del 22 de octubre, aniversario de la bandera nacional y de la creación del MPAIAC. Por motivos laborales y de logística tuvo lugar el 24 de octubre en la ciudad de Aguere-La Laguna. La fecha es un referente, más allá de la corriente cubillista, del punto de partida histórico del independentismo y nacionalismo anticolonialista moderno. Fue inaugurado por la militancia del MPAIAC –y no en exclusiva de la figura de Cubillo-. La idea era revitalizar además esta fecha como referente del nacionalismo canario. Así fue un inesperado éxito la marcha del 24 de octubre bajo el lema de “Descolonización e Independencia. La organización y convocatoria de la misma partió de la juventud independentista, concretamente de las organizaciones Inekaren, Azarug y las Juventudes del CNC. El manifiesto hacía hincapié en la relación entre liberación nacional y social. Tras la manifestación todos conocemos las consecuencias; represión mediática desmedida, intentos de EL DIA de apropiarse de la marcha, etc.

La carerra del 6-M


La nueva convocatoria en la capital grancanaria contó con alguna desafortunada declaración pública de organizadores semanas antes, concretamente eran portavoces ligados al cubillismo interclasista. Este sector merece una especial mención ya que evidenciaron publicamente su desconocimiento del derecho internacional al que aluden para lo que les interesa ¿cómo se puede restar importancia al referendum de autodeterminación? ¿donde están los principios democráticos?. Pero por suerte, mucha gente de izquierda independentista participa, ya que comparte el lema de la manifestación. Se intenta alcanzar un mayor consenso y equilibrio. Todo ello con el objetivo de que el acto no acabara en un desfile del pseudoindependentismo cubillista, marginal y chabacano con el que sueña la prensa (EL DÍA y LA PROVINCIA) brindando la carnaza perfecta para que ridiculicen al independentismo canario. El partido UP decidió desmarcarse de la misma publicamente, y la prensa emprendió su cruzada antiindependentista e insularista presentando la marcha como un acto antigrancanario dirigido por el periódico EL DIA, día tras día –nunca mejor dicho-. Ben Magec se suma y convoca a la misma jornada y la misma hora una concentración, así como la CNT, con el objetivo de restar presencia y publicidad a la independentista –sino, no se explica…-. Aunque no hay que olvidar que la federación ecologista intentó arreglarlo pasando la convocatoria una hora antes sin mucho éxito.

Se hace más necesario que nunca reivindicar lo que somos. Un independentismo que históricamente, pese lo que le pese hoy a Cubillo, ha sido de profundos principios revolucionarios y de izquierdas. Un movimiento que desde su génesis se ha caracterizado por la defensa de la unidad del país –más allá de todo insularismo, defendiendo la igualdad y entidad de cada una-, el antiimperialismo, y los principios de sostenibilidad medioambiental, la democracia y la igualdad social.

Resultados

A pesar de todo ello, la manifestación fue todo un éxito, una mayoría progresista y joven ondearon la bandera nacional junto a la roja y la amazighe. Toda una evidencia que pudo con los intentos de la minoría cubillista, que anclada en la chapucería y caudillismo más improductivo, intentó protagonizar el evento. Esta vez los protagonistas fueron una vez más la juventud canaria y miles de ciudadanos canarios honestos y serios, que sobre todo quisieron mostrar al resto e la sociedad canaria que los independentistas existen y que pueden unirse para trabajar en común desde la pluralidad. Para demostrar que sólo se puede defender Canarias y su futuro desde la libertad de decisión y la unidad de todas las islas, sin manipulaciones de ningún medio de comunicación o partido político.


Consecuencias.

Fueron muchas cosas las que se demostraron el 6 de marzo. Para empezar se dejó en evidencia que Gran Canaria no era ese “fortín de la españolidad” que habían adjudicado a la isla desde EL DIA y LA PROVINCIA, sino que en ambas islas capitalinas existía una sensibilidad política semejante. Aunque la convocatoria fue nacional, la inmensa mayoría fueron ciudadanos grancanarios, consecuencia de ser un país archipielágico. Por otro lado se demostró que ni el independentismo está conformado por `cuatro gatos´ ni sus integrantes son personajes estrafalarios y de avanzada edad. Se demostró además que la manifestación no contenía ningún principio insularista ni fascistoide ligado a EL DIA, ondearon banderas rojas, amazighes y nacionales con total libertad, a pesar de que ciertos individuos en concreto intentaran coartar la libertad de expresión, que en todo caso no eran nada representativos de la mayoría de los asistentes. Además desde el principio se repitió desde la organización que no existía ninguna vinculación con EL DÍA, y que no se identificaban con las tesis del mismo. Esto no obvia los errores y escollos que son necesarios superar, como por ejemplo el lastre cubillista y su vinculación con EL DIA, los guiños de este minoritario sector a Coalición Canaria. Se hace más evidente la necesidad de trabajar en la construcción de una estrategia nueva y joven de la izquierda independentista no supeditada al mero electoralismo. Una nueva etapa con clara vocación de construcción de un tejido socioeconómico y cultural. Una nueva estrategia que no tema el pensamiento, la pluralidad, el respeto, la formación, y las diferencias. Que empuje sus fuerzas a trabajar y dejar trabajar, en construir y no destruir.

Hay que recordar que nunca en la historia el independentismo había convocado manifestaciones bajo un lema tan claro y había tenido semejante éxito. Quizás el año 2010, simbólico para la ONU con respecto a la descolonización, sea el más indicado, aunque no compartamos la estrategia cubillista. Tampoco hay que olvidar que nuestro objetivo no debe de ser que la ONU o que nadie imponga al pueblo canario nada, sino todo lo contrario. Nuestro verdadero reto es trabajar para que la mayoría de la sociedad canaria tome conciencia y se implique en la lucha por la soberanía del país. El 6 de marzo demostró que la izquierda independentista si trabaja unida superando los sectarismos ideológicos y de siglas, no sólo puede liderar como ha hecho siempre el movimiento de liberación nacional, sino además el cambio político en Canarias. Y por último, fue una inyección de moral al independentismo canario, e incluso al conjunto de la sociedad canaria que anhela una mayor pluralidad y amor por su país. Una terapia colectiva donde nos demostramos a nosotros mismos que existimos, y que podemos trabajar juntos. Que somos una parte y una fuerza de nuestra sociedad.

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