El autor es Domingo Garí-Montllor Hayek (Tenerife 1962), es doctor en Historia y profesor titular del Departamento de Historia de la ULL. Sus trabajos de investigación han abarcado diferentes temáticas: las primeras publicaciones versaron sobre la cuestión nacionalista en Canarias; posteriormente ha investigado el fenómeno de la globalización y de los movimientos sociales, y ha realizado estudios sobre historia urbana y la profundización de la democracia en las ciudades. Su obra Los Fundamentos del Nacionalismo Canario sale a la luz en 1992 en la Editorial Benchomo.
Es un trabajo historiográfico tan breve -52 páginas- como fundamental para entender la evolución del nacionalismo canario contemporáneo hasta 1992, año donde se fundó la organización juvenil Azarug y antes de crearse en 1993 Coalición Canaria, ambas organizaciones que desde nuestro punto de vista marcaron un antes y un después en el nacionalismo canario en general y en el independentismo en particular -representando ambas polos radicalmente opuestos-. Este trabajo es quizás uno de los únicos que aborda el fenómeno del nacionalismo canario desde posiciones no dependentistas o españolistas. Es un documento recomendable ya que analiza las distintas fuerzas políticas protagonistas del nacionalismo canario contemporáneo y el papel que jugaron en el mismo clasificando dos bandos fundamentales; nacionalismos anti-independentistas y nacionalismo independentista. Por último reflexiona sobre el papel que han de jugar los nacionalismos en este nuevo mundo de globalización capitalista tras la caída de la URSS.
Hecho nacional canario.
En sus comienzos la obra aborda la definición del hecho nacional y los factores objetivos que lo conforman; la geografía, la historia, la economía, el derecho, la cultura y la psicología. Estos sería los Fundamentos de la Canariedad que vertebran una realidad nacional diferenciada de la española. La misma historiografía canaria independientemente de sus distintas orientaciones ideológicas coinciden en que la historia de Canarias “posee unas características determinadas y diferentes de las establecidas para el resto del Estado español”. Desde el punto de vista económico “existe una cierta unanimidad a la hora de calificar a la sociedad canaria como dependiente”. Unos la conceptualizan como “sistema periférico”, “hecho económico diferencial”, y otros como colonia. La particularidad jurídica de Canarias ha quedado patente en la exposición de la diferencialidad económica, porque aquella deriva sobre todo de las necesidades que plantea el sistema productivo canario dada su no integración en la estructura productiva del resto del Estado.
Por otro lado “la presencia de una cultura específica en el Archipiélago es un elemento que aporta rasgos nacionales a esta comunidad. Desde el terreno de la literatura, al del folklore, el habla, e incluso la cosmovisión del mundo, los canarios forman un conjunto más o menos homogéneo que se diferencia de los demás pueblos del planeta (…).” Reconoce el autor que el elemento que constituye el guanche supone un elemento referencial identitario constante que “facilitó la labor de creación cultural (…) bien para oponerse o bien para reivindicarla, en cualquier caso como plantea Fernando Estévez, ese elemento siempre ha estado presente”. Por último el factor psicológico de un pueblo que históricamente ha sido víctima de conquistas, hambrunas, miseria, explotación y emigración lo “predispone a asumir las injusticias históricas perpetradas contra él por un régimen que ha cercenado la posibilidad creativa en libertad” y baste como ejemplo la educación que ha sido “sistemáticamente negada durante siglos” limitándose a la reciente “imposición de un sistema educativo elaborado y dirigido desde Madrid que se ha encargado de ocultar las verdaderas características de la nación canaria”.
En sus comienzos la obra aborda la definición del hecho nacional y los factores objetivos que lo conforman; la geografía, la historia, la economía, el derecho, la cultura y la psicología. Estos sería los Fundamentos de la Canariedad que vertebran una realidad nacional diferenciada de la española. La misma historiografía canaria independientemente de sus distintas orientaciones ideológicas coinciden en que la historia de Canarias “posee unas características determinadas y diferentes de las establecidas para el resto del Estado español”. Desde el punto de vista económico “existe una cierta unanimidad a la hora de calificar a la sociedad canaria como dependiente”. Unos la conceptualizan como “sistema periférico”, “hecho económico diferencial”, y otros como colonia. La particularidad jurídica de Canarias ha quedado patente en la exposición de la diferencialidad económica, porque aquella deriva sobre todo de las necesidades que plantea el sistema productivo canario dada su no integración en la estructura productiva del resto del Estado.
Por otro lado “la presencia de una cultura específica en el Archipiélago es un elemento que aporta rasgos nacionales a esta comunidad. Desde el terreno de la literatura, al del folklore, el habla, e incluso la cosmovisión del mundo, los canarios forman un conjunto más o menos homogéneo que se diferencia de los demás pueblos del planeta (…).” Reconoce el autor que el elemento que constituye el guanche supone un elemento referencial identitario constante que “facilitó la labor de creación cultural (…) bien para oponerse o bien para reivindicarla, en cualquier caso como plantea Fernando Estévez, ese elemento siempre ha estado presente”. Por último el factor psicológico de un pueblo que históricamente ha sido víctima de conquistas, hambrunas, miseria, explotación y emigración lo “predispone a asumir las injusticias históricas perpetradas contra él por un régimen que ha cercenado la posibilidad creativa en libertad” y baste como ejemplo la educación que ha sido “sistemáticamente negada durante siglos” limitándose a la reciente “imposición de un sistema educativo elaborado y dirigido desde Madrid que se ha encargado de ocultar las verdaderas características de la nación canaria”.
Nacionalismo independentista vs “nacionalismo anti-independentista”
Aunque el nacionalismo canario ha sido históricamente una opción que ha aspirado a la construcción de un estado independiente para nuestro país, no es menos cierto que en las últimas décadas han surgido fuerzas políticas que se han disfrazado de nacionalistas para hacer una labor totalmente contrarias a estas aspiraciones. Estas fuerzas políticas han intentado utilizar el importante –pero despolitizado- potencial nacionalista del pueblo canario para evitar que desemboque en la gestación de un movimiento popular verdaderamente nacionalista anticolonial y revolucionario. A este último tipo de fuerzas políticas el autor las engloba en el campo del “nacionalismo anti-independentista”. Dentro del nacionalismo anti-independentista distingue varios tipos; las organizaciones de orientación marxista (PCC, PUCC y las Células Comunistas), las denominadas “cristianos de base” (Asamblea Canaria, Izquierda Nacionalista Canaria…), y la últimas tendencias de carácter burgués como ICAN y las ATI-AIC procedente del caciquismo insular españolista que conformarían en 1993 Coalición Canaria.
La postura de los comunistas canarios españolistas ante la cuestión nacional canaria ha sido táctica y subordinada a su proyecto. Por tanto “el problema de la independencia se somete a las condiciones específicas de desarrollo de la lucha de clases en el estado al que pertenecen, es decir, si las condiciones para la realización de la revolución socialista se dan en el conjunto del Estado, se descarta la posibilidad de la lucha por la independencia de Canarias, porque ésta sería una opción que conduciría a la nación a las redes de dominación del imperialismo.” Desde ese posicionamiento “el problema del reconocimiento del derecho a la autodeterminación se convierte, bajo esa premisa, en una declaración de intenciones utilizable o desechable según las consideraciones tácticas de estos grupos. Así vemos cómo todos reconocen formalmente ese derecho pero ninguna aclara en demasía qué implicaciones conlleva.” En resumen su acercamiento al problema nacional es una posición tacticista es decir “significaba aprovechar la única opción política que en el momento garantizaba una acumulación de fuerzas con los sectores más concienciados y más revolucionarios del pueblo. Su acercamiento, por tanto, al problema nacional tiene un carácter oportunista”. Así vemos como estas opciones que participaron en la formación de frentes electorales como PCU (Pueblo Canario Unido) y UPC marcaron una fuerte impronta destinada a “frenar cualquier veleidad de carácter independentista que pudiese surgir en el seno de ellas”.
Las agrupaciones denominados “cristianos de base” no participaron en la fase inicial de auge del nacionalismo a finales de la década de los setenta, sino en la final a comienzos de los ochenta del siglo XX. “La inserción de AC como de CANC en la UPC se tradujo en una derechización del programa de la coalición llegando a declarar que el derecho de la autodeterminación era prácticamente hacer cada uno lo que le diese la gana”.
Nacionalismo independentista
El nacionalismo reaparece en pleno franquismo concretándose en la constitución del MCL (Movimiento Canarias Libre) en 1960. Sus participantes se reclamaban independentistas y surgieron tras dos grandes acontecimientos que impactaron a la sociedad canaria; el asesinato de El Corredera y la revolución cubana. En 1964, en el exilio se crea el MPAIAC (Movimiento para la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario) y los éxitos de la labor internacional diplomática llevada a cabo por Antonio Cubillo ayudan a articular a partir de 1975 un movimiento en el interior del país.
Estrategia independentista del MPAIAC.
Estrategia independentista del MPAIAC.
Para entender la estrategia del MPAIAC hay que tener en cuenta las circunstancias del momento y el entorno geográfico del país isleño. Eran las décadas de las grandes descolonizaciones en el Continente y la articulación de un fuerte panafricanismo no homogéneo pero si claramente anticolonial. La traducción del independentismo canario de las consignas de la africanidad y la negritud fue la propuesta indigenista conocida como “guanchismo”. “Por primera vez en la historia el nacionalismo canario asume de manera clara y contundente los problemas que planteaba su situación geopolítica y se pretende dar una respuesta a esa cuestión”.
La política de frentes y la lucha armada
La política de frentes y la lucha armada
El libro dedica un apartado concreto al análisis de las tres grandes fuerzas políticas representativas del momento; MPAIAC, PCU y UPC. Las posturas al respecto de estas organizaciones acerca de la lucha armada era variada. Si bien en una época inicial PCU era favorable a la misma en la fase final acabó condenando explícitamente la misma. UPC se opuso a la violencia política y apostó por el mero electoralismo “e ideológicamente se pueden caracterizar como populista.” El MPAIAC es la única organización que impulsó la vía armada. “Apoyó teóricamente el empleo de la violencia en la consideración de que el enfrentamiento con el colonialismo español sólo podía ser total”. Para el MPAIAC existían tan sólo dos posturas; “se estaba contra el colonialismo y, por tanto , por la independencia, o por el contrario, se apoyaba al colonialismo y, en esa medida, se era anti-independentista”. La violencia se convertía, entonces, en una respuesta a otro tipo de violencia. Frente a la acción violenta del estado colonial se desarrolla “la violencia creadora del MPAIAC.” El argumento más utilizado por las organizaciones políticas nacionalistas que se oponían era la clásica marxista de que “la utilización del terrorismo es recurso desesperado e ineficaz que aleja a las masas de la actividad política”. Teóricamente no renegaban de la posibilidad de la lucha armada pero lo ubican en otros grados más avanzados de la lucha revolucionaria.
El nacionalismo canario en la nueva configuración mundial.
El autor comparte finalmente una serie de reflexiones sobre la nueva coyuntura internacional del mundo recién caído el bloque soviético. Aborda el nuevo rol jugado por las naciones sin estado del planeta, pueblos colonizados o no reconocidos y su relación con las luchas sociales y democráticas. Además desenmascara la típica demagogia del discurso de los estados-nación frente a las aspiraciones de las naciones sin estado. “El estado-nación, y, por tanto su conservación, responde a unos intereses de clase y nacionales determinados, por lo cual sería un grave error de análisis pretender que la salvaguarda de ese estado responda a los intereses del conjunto de la ciudadanía, incluida la que pretende la secesión.” Hace mención también a la importancia fundamental de la cultura en los procesos de construcción nacional; “Cobra una importancia de primer orden el rescate de las señas de identidad e incluso la sublimación de las mismas, cuando éstas se han visto sometidas a la presión que ejerce la cultura dominante.”(…) “Pero la importancia objetiva que tiene el elemento cultural en la reactivación de la reivindicación nacional no hay que confundirlo con una estrategia culturalista de liberación nacional”.
En definitiva Los Fundamentos del Nacionalismo Canario es un trabajo que, al margen de la participación política del autor en la actualidad, contiene las claves referentes del desarrollo del nacionalismo canario en la segunda mistad del siglo XX. Una guía perfecta para todos los que quieran introducirse en los postulados del nacionalismo canario y su evolución histórica contemporánea.
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