Estos días una ola de consternación sacude la Ciudad de los Faycanes. La mañana del miércoles 23 cientos de ciudadanos se concentraron en la Plaza del barrio de La Garita para dar su último adiós a un cura del pueblo. El jueves 24 será su incineración en la isla de Tenerife.
En lo alto de la iglesia lucía a media asta una bandera nacional canaria y un crespón negro. Cientos de vecinos y amigos de todas las edades querían darle su último adiós antes de que el cuerpo fuera trasladado a su isla natal de Tenerife, donde mañana serán incinerados en un tanatorio de la capital de esta isla. La misa se realizó a las 10:30 de la mañana en una iglesia totalmente abarrotada y una plaza con mucha más gente que no pudo entrar.
El momento de mayor emoción fue cuando otros sacerdotes de la isla sacaron al hombro el féretro de Paco Bello que lucía en su parte superior una bandera nacional canaria. A la salida de la iglesia y en el centro de la plaza vecinos, amigos y militantes abrieron un pasillo con una bandera nacional de grandes dimensiones debajo de la cual pasó el cortijo fúnebre entre aplausos, grtos de ¡Viva Paco Bello! y ¡Viva Canarias libre!. Esta escena de emoción ocurría mientras en la plaza retumbaban los acordes del Ach Guañac de Taburiente. Si dentro de la iglesia muchos no pudieron contener las lágrimas, fuera, en la plaza, los amigos y vecinos, consternados, no dejaron de llorar en ningún momento. La emoción subió enteros cuando el féretro fue introducido en el coche fúnebre que conduciría a Bello hasta el barco que lo llevará a Tenerife. En la calle la gente le lloraba. «Para mí fue un hijo», decía entre sollozos Cayita, la sacristana del templo. «Pónlo ahí, era una gran persona, ayudaba a los que estamos mal», repetía Jesús González.
El miércoles 23 por la tarde y noche se velará sus restos mortales en San Andrés (Tenerife) y el jueves por la mañana tendrá lugar su incineración en su isla natal de Tenerife.
