9/10/10

Un reto para la izquierda independentista canaria

En este año 2010 la ONU habría, supuestamente, de terminar todos los procesos de descolonización abiertos y pendientes. Solo supuestamente porque, en realidad, ni uno solo de estos procesos habrán, cuando finalice, progresado un milímetro bajo los auspicios y mandatos de la Asamblea General de ese organismo al que el poder de determinados estados miembros, encabezados por el “Gran Patrón” gringo, lo convierten en la práctica en muy poco “internacional”.





Aquí, en este territorio africano atado por un colonialismo secular a un estado europeo como el español, determinados sectores del independentismo que han optado por el interclasismo –más bien por el desclasamiento- y por esperar que con el apoyo mediático que puede proporcionarles un periódico de gran tirada como “El Día” y en la falsa creencia de que una oligoburguesía canaria, dependiente y sumisa, pueda sumárseles en un futuro cercano con los “Zerolos boy´s & Cía” a la cabeza, esperan confiadamente a que se cumpla la profecía de que este 2010 será para nosotros el “Año de la descolonización”. Lo he denominado como “profecía” porque no deja de ser un acto de fe casi religioso creer que la descolonización y la subsiguiente independencia vienen determinada por un inexorable devenir histórico, a pesar de que más de cinco siglos de ocupación y explotación nos demuestra que los sucesivos gobiernos hispanos, sean monarquías, repúblicas o dictaduras de toda laya, han tenido la capacidad y la voluntad de anular las indudables condiciones objetivas y objetivables que determinan el derecho de este territorio y su población a la formación de su propio estado, imponiéndose a los intentos, la mayoría de las veces aún en embrión, de la ruptura de la dependencia. Esto nos lleva a la conclusión de que solo una iniciativa realmente revolucionaria podrá impedir el triunfo del colonialismo y el imperialismo.

Un análisis, por somero que sea, de nuestra situación actual nos muestra a una burguesía canaria, débil, subsidiada y dependiente, incapaz por ello de ponerse de forma autónoma al frente de ese necesario proceso revolucionario ya que, se quiera o no, nos guste o no, la independencia advendrá por un proceso revolucionario y nunca por una evolución hacia “más autogobierno” del régimen supuestamente autonómico al que tendrá que sustituir y, por lo mismo, que destruir previamente. Nuestra burguesía siempre usara su pseudonacionalismo como moneda para pactar ventajosamente para sus intereses con el gobierno colonial del que depende. Es una opción limosnera, de recogemigas del festín capitalista hispano bajo el manto protector del imperialismo, por lo que solo una opción de izquierdas, que aspire a la extinción de la explotación de unos hombres por otros y a la existencia de clases dominadoras y clases dominadas podrá crear una Canarias Libre e Independiente que evolucione hacia una sociedad más justa e igualitaria, esto es, al socialismo democrático.

La izquierda creadora debe decir un rotundo sí a la idea de independencia, pero no dirigida por la actual burguesía, que además no tiene deseos reales de alcanzarla sino de usarla como arma de presión en busca de mantener –y, en lo posible, aumentar- su situación de privilegio en la sociedad dependiente canaria. Sí a la independencia pero bajo la dirección firme de una idea de progreso, de izquierda transformadora, que haga del proceso un camino a un futuro mejor para todo el pueblo canario. De todas formas hay que entender que nuestra burguesía juega con un fuego que puede quemarla. Puede verse arrastrada más allá de ese límite limosnero y pactista que se propone, pero eso solo sucederá si desde las clases populares se la obliga a ello y eso no se consigue sin un cabal sentido de clase. Entiendo que el proceso final tiene que contar con sectores concienciados de las clases burguesas y especialmente con la participación de las clases medias canarias (que son también populares) pero eso no se consigue con ficticias uniones interclasistas sino con el desarrollo fuerte de la opción de la izquierda nacional canaria que pueda luego hacer avanzar a otros sectores más proclives al mantenimiento del status actual por el camino de la independencia. Por eso se hace imprescindible la clarificación del espacio político y la creación y fortalecimiento de la organización de la izquierda capaz de llevar la dirección moral, cultural e ideológica del proceso de liberación. La izquierda, aunque haya sido quién ha determinado los avances, siempre ha ido a remolque de la burguesía. Muchas veces he dicho que hemos sorribado el terreno, lo hemos arado, surcado y plantado pero son ellos los que recogen la cosecha. Ahora nos toca la tarea de crear y fortalecer nuestra propia autonomía organizativa y política, subsanado errores anteriormente cometidos en procesos como PCU o FREPIC por poner ejemplos que conocemos bien. Con una organización fuerte e independiente de la izquierda nacional canaria puede llegarse a pactos que posibiliten el surgimiento de una nueva hegemonía que bascule sobre las clases populares y no sobre la burguesía dependiente y el complejo colonial-imperialista que ahora la ostenta y utiliza.

Creo que todos somos conscientes del enorme poder de la ideología dominante que se arraiga en las clases populares a través de sus instrumentos de dominación, que no son solo legislación, judicatura, ejército y policía sino que involucran desde la enseñanza a la religión y, sobre todo, a los hoy poderosos medios de desinformación y adoctrinamiento que son los “mass media”, capaces de hacer de una histérica e histriónica Belén Estévanez un fenómeno de masas y convertirla en un posible partido político unipersonal que sería, según encuestas, la tercera fuerza política del estado español. A eso tenemos que enfrentarle un auténtico espíritu crítico y constructivo que solo puede lograrse con firmeza ideológica y con claridad de ideas y de posicionamientos políticos.

La clarificación y construcción del espacio político de la izquierda nacional canaria tiene que hacerse desde posiciones definidas y alejadas en esta fase de desarrollo de cualquier popurrí ideológico interclasista. Esa es la razón por la que, a la vista de las dos manifestaciones convocadas en Tenerife para celebrar el aniversario de la bandera nacional canaria el próximo día 23 –una interclasista y pretendidamente “unitaria” en Santa Cruz y otra con un claro posicionamiento de izquierda nacional en La Laguna- se presenta una oportunidad de comenzar ese imprescindible proceso de vertebración autónomo y definido que permita aglutinar separadamente a los que pretendemos que sea la izquierda la que oriente y lidere el proceso de liberación y a los que, por otro lado, siguen creyendo en posiciones y profecías mesiánicas para, con la hipotética colaboración de la actual burguesía hegemónica canaria, alcanzar una independencia que sea la continuidad del status que les permite ejercer, con resabios tardofranquistas incluidos, el dominio depredador con el que el sistema colonial les paga su apoyo actual. Llegará, con el desarrollo del proceso liberador, el momento de plantearse una lucha y estrategia comunes, pero ahora es el momento de clarificar y aglutinar a los que creen que la independencia es algo más que el cambio de bandera y DNI. En Santa Cruz estarán los que tienen la “independencia” sin adjetivos como meta de su lucha. En Aguere los que ven a la lucha por la independencia añaden como inseparable un adjetivo, esto es, “independencia y socialismo”.
Yo, si puedo, estaré en La Laguna ese próximo “Día de la Bandera”.

Francisco Javier González.