8/4/11

El independentismo canario: entre la abstención y el voto

En tiempos preelectorales como en los que estamos inmersos la memoria es muy útil. Este artículo de Rafael Delgado Perera nos propone repasar el eterno debate en el seno del nacionalismo real sobre la abstención y el voto en una colonia con un sistema electoral caciquil y antidemocrático.

Rafael Delgado Perera. Desde que se implantara en nuestra Nación Canaria, al igual que en el resto del Estado español, esta peculiar democracia española, heredera directa del franquismo, el tema de la abstención tuvo y sigue teniendo sectores dentro del campo independentista que la apoyan y otros que han optado por concurrir a cuantas elecciones han convocado la metrópolis, con argumento de lo más variopinto: desde los que opinaban y opinan que es una forma de obtener parcelas de poder, dar a conocer a nuestro pueblo propuestas independentistas, incluidas siglas, y la falacia más que demostrada que la abstención propicia el reforzamiento de la derecha española en nuestra patria, llámese en la primera etapa la UCD, Alianza Popular (hoy PP), el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Agrupaciones Independientes de Canarias (hoy CC), etc. etc..

Este debate, que tuvo en los primeros tiempo cierta importancia, unos que se oponían a legitimar las elecciones impuestas por la metrópolis, para hacer extensivo el derecho común español en esta colonia, y otros que como decimos, mostraron su disposición a concurrir a las mismas y que lo siguen haciendo, con la creencia firme y la falsa posibilidad, que las ideas y los mensajes del independentismo en un contexto totalmente adverso, pudieran llegar o llegaran a concienciar a amplios o a todos los sectores de la sociedad canaria, de la imperiosa necesidad de la libertad de nuestra Patria en un contexto, que al igual que hoy o quizás hoy aún peor, escasamente proclive, después de más de 500 años de colonialismo, a emprender la vía de la liberación nacional, teniendo en cuenta que la emisión de tales mensajes solamente sólo cuenta con 15 días de propaganda cada cuatro años, encima restringida, cuando no boicoteada, por los diferentes medios de comunicación.


No es menos cierto, que muchos independentistas, otros siguieron optando por la abstención, apoyamos con nuestro voto, más por cercanía ideológica y personal, a las opciones de Pueblo Canario Unido (aún sin legalizar) en las primeras elecciones (1977), y posteriormente a Unión del Pueblo Canario (1979), en unos momentos históricos concretos, dado la movilización y el nivel de concienciación que se estaba alcanzando, lo que se llamó el nacionalismo emergente.

Éramos consciente que si bien Pueblo Canario Unido en su programa electoral recogía el reconocimiento de la Soberanía para el Pueblo Canario, la formación de un Gobierno Provisional Canario que convocase una Asamblea Constituyente, así como sus competencias, etc., Unión del Pueblo Canario en su programa, aquellas propuestas fueron bastantes diluidas, por el conglomerado de sectores diverso que los componía, y en su programa sólo incluía el Derecho de Autodeterminación, relegado al punto 14 de su programa electoral. No obstante ello, el triunfo conseguido siendo histórico, las diferentes corriente ideológicas insertas en el mismo y la feroz campaña desplegada por todos los medios de comunicación españoles en esta colonia, dieron al traste con aquel proyecto, marcando un antes y un después en la historia de las elecciones en estas tierras coloniales.


Siguiendo por este recorrido entre el abstencionismo y el concurrir a votar, hay que recordar que entre la etapa de Pueblo Canario Unido (aún sin legalizar a pesar de ser la tercera fuerza política en la Provincia de Las Palmas) y Unión del Pueblo Canario, tuvo lugar el referéndum por la constitución española que tuvo lugar el 6 de diciembre de 1978, donde intervinieron diversos partidos, aparte de los independentistas, de la izquierda autodeterminista que propusieron la abstención, como el Sindicato Obrero Canario, Partido Socialista de Canarias, Pueblo Canario Unido y el Partido de Unificación Comunista de Canarias (PUCC), que formaron el “Frente Canario Abstencionista”, entre las razones que esgrimían, en uno de sus puntos, era “Porque no ir a votar es mostrar nuestra voluntad de lucha por la libertad del Pueblo Canario, es luchar por nuestro derecho a la autodeterminación, por conquistar nuestra capacidad para resolver los problemas de Canarias en Canarias, por y para los Canarios”.

Efectuado el referéndum, los resultados del mismo, en las dos provincias canarias fueron los que se detallan a continuación:


La abstención como resultado del mismo fue en la provincia de Las Palmas de un 30,05% (126.307 personas) y en la de la provincia de Santa Cruz de Tenerife de un 40,49% (200.146 personas), teniendo que destacar un 10% más de abstención en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, dando un promedio para toda Canarias de un 35,27%. El triunfo de la corriente pro española es constatable, aunque no es menos cierto que las condiciones políticas del momento, después de 36 años de la dictadura franquista, no eran las propicias, por intervenir diversos factores políticos que condicionaron la opinión pública canaria, sujeta al igual que ahora, a las informaciones y dirigencias de los españoles.


La historia del Frente Abstencionista Canario quedó circunscrita a aquel momento histórico, pues desapareció Pueblo Canario Unido, parte de cuyos dirigentes formaron parte de Unión del Pueblo Canario y otros denunciaron el carácter reformista de esta formación, el Partido Socialista de Canarias cuya cabeza más visible fue Manuel Bermejo, partido que después de una batalla legal por su denominación con el Psoe, paulatinamente desaparecería del escenario político, el Sindicato Obrero Canario sufriría una escisión y el Partido de Unificación Comunista se uniría al Mirac, y también seguiría el camino de su desaparición o disolución.


En el año 1986 se fundaría el Frepic Awañak que se vería sujeto a la dicotomía entre Participación/Abstención y se vería envuelto en tensiones propiciadas por un sector de la militancia, mayormente en Gran Canaria, que formaba parte de la Plataforma Unitaria Anticolonial (PUA), creada formalmente el 15 de abril de 1989, que proclamaba que su espacio no era el electoral y por lo tanto se oponía a las mismas, aduciendo que para concurrir a las elecciones habría que contar con dos factores primordiales: El humano y el económico, aparte veían que las instituciones no eran instrumentos validos de transformación de la realidad colonial, así como el concurrir a las elecciones llevarían a un fracaso y el desánimo de la militancia y de su espacio electoral.


Por aquellos años y hasta principio de los 90 la PUA jugó un papel importante, por su activismo, en la concienciación de amplios sectores populares con temas como la oposición a las centrales eléctricas de carbón que se intentaban instalar en el sur de Gran Canaria o como su campaña de rechazo a la integración de Canarias en la Comunidad Europea, de la forma en que la burguesía colonial estaba proponiendo, que dejaba desguarnecida a las producciones interiores, creando una Coordinadora Pro-Referéndum C.E.E., a la que España, ni la burguesía colonial canaria, estaba dispuestos a realizar, dada la experiencia con el NO a la OTAN de Canarias del 12 de marzo de 1986. Al no realizar España el Referéndum, la Plataforma Unitaria Anticolonial continuó con su campaña, promoviendo el no votar a las elecciones europeas del 15 de junio de 1989.


El Frepic Awañac por su parte, y a pesar de la sangría que supuso el abandono de una parte importante de su militancia por sus planteamientos de un abstencionismo anticolonial, concurrieron a las elecciones de 1987, 1991 y 1996, con unos resultados, previsibles, que fueron un fracaso. Por otra parte hay que decir que también cuando se presentaron a las elecciones el CNC , Siete Estrellas Verdes, etc. no han contado con el favor del electorado, debido mayormente a que sus propuestas son acalladas por todos los medios, para evitar que las mismas llegasen a los ciudadanos canarios.


El abstencionismo canario desde 1977 al 2004 se ha cifrado en una media del 32,73%, por encima de la española de un 6,7%, porcentaje que se ha atribuido a causas meramente políticas, en contra de lo que sustenta algunos analistas, de que se trata de una abstención pasiva, motivada, o bien de que el canario elige la playa o que pasa simplemente de los partidos políticos y de sus llamadas a la participación.


Diversos análisis que se han realizado sobre la abstención en nuestra tierra, se ha estimado que la abstención anticolonial oscila entre un 7 y un 10%, es decir una horquilla de abstencionistas anticolonial, a la baja, de entre 90 a 100.000 votantes, lo que coincidiría con lo que se refleja en las encuestas de sociobarómetro, en los que unos 180.000 solo se consideran canarios sobre la población canaria, por otra parte no deja de ser curioso el que nunca se haya hecho un análisis sobre las causas del abstencionismo en Canarias.


Hay que tener en cuenta que el llamado Parlamento de Canarias o más bien Parlamento Colonial de Canarias, blindó en dos ocasiones su estructura funcional, una subiendo los topes electorales mediante la Ley Orgánica 4/1996 de 30 de diciembre del 3 al 6% a nivel regional y del 20 al 30% a nivel insular, conculcando el pluralismo político y con la excusa de que el Parlamento corría el riesgo de ser ingobernable, y cuando el 18 de abril de 1990 rechazó por amplia mayoría el Derecho de Autodeterminación, para cerrar el paso a propuestas de esta índole.


Teniendo en cuenta la situación de emergencia social y económica en la que se encuentra Canarias, con un sistema político agotado, y comoquiera que se van a presentar dos o tres partidos independentistas por separados, motivo aún mayor para abstenerse.


El Estado Español y sus sirvientes en esta colonia, siempre buscarán por todos los medios que el ciudadano vote, así demostrará que el sistema funciona y que la democracia existe, de ahí que la mayoría de los partidos políticos que participan en los procesos electorales en esta colonia son intermediarios válidos y los que se autocalifican como independentistas, avalan con su participación la españolidad de Canarias legitimando las mismas, y los que proponemos una abstención activa y anticolonial, no hemos estado dispuesto, y no seguimos estando, a entregar Nuestro Propio Poder, a unos partidos que han demostrado su incapacidad para que Canarias cuente con unas estructuras propias, políticas y jurídicas en un país independiente.