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5/3/11

En memoria de Hupalupa

Texto leído en homenaje a Hermógenes Afonso de La Cruz "Hupalupa", histórico militante del MPAIAC y de la cultura canaria. El texto fue leído por su hija Yaiza hace unos días en el Museo de Las Ciencias y del Hombre de Santa Cruz de Tenerife.


Puede que el sol de esta tarde haya sido más perezoso a la hora de irse, puede que se halla distraído en el Este deseando este encuentro con el mismo ansia que muchas de las personas que nos encontramos aquí. Hablo del sol porque fue una de las grandes obsesiones de mi padre: Hermógenes Afonso de la Cruz. Recuerdo nuestra casa, la “Finca La Pasada”, papá sentado en el borde de los naranjeros dulces, en aquel territorio que consideraba libre, dialogando sobre nuestros antepasados; guanches, bimbaches, majos…, contando historias de ese sol que brillaba hace 500 años, -el mismo que brilla hoy-, decía. Imaginaba las leyendas de antes, las que nos llevan a las huertas que añoramos hoy, un espacio en el que podía correr descalza sin que me molestaran las piedras de los caminos.

En la búsqueda de magec encontró muestras de vida; gánigos vacíos de leches de cabras, vasijas cubiertas por lavas viejas del Teide, molinos desgastados por manos que los giraban, palos que prendían fogales, cuentas hermosas que decoraban ceremonias, huesos oriundos bajo tierras de fuego, teniques bordeando leñas… Hallar tales objetos llenó su vida de fantasías, su historia de cuentos. Guardaba las piezas con caricias y las mostraba al mundo, las enseñaba a miles de visitantes que pasaban como en una especie de peregrinación por su biblioteca, habiendo siempre gente en aquella casa albergadora de palabras. Mi padre nos contó que aquellos vestigios no eran nuestros, que eran parte de nuestra tradición y por eso, debíamos arroparlos como un paso hacia el futuro, como una guarida pasajera hasta que existieran museos como este.

En su exploración hacia los orígenes él encontró a los magos y a las magas de las Islas, reconociendo en ellos un origen común; la cultura amasik. Su obra Magos, mauros, majoreros o amasikes, fue su forma de mostrar al mundo que seguimos siendo parte del pasado, que los canarios continuamos siendo de algún modo adoradores del sol y que esa veneración es algo que compartimos con nuestros vecinos continentales. Por ello, es hermoso que este acto que hermana las culturas norteafricanas esté dedicado a él, es hermoso que cuenten con nosotros, los hijos de Hupalupa; Ruyman, Chaxiraxi y Yaiza, y con su compañera, Amparo. Nuestra familia agradece enormemente que las pequeñas hazañas de un hombre sean aún recordadas. Gracias.