Páginas

18/5/10

La Academia Canaria de la lengua por fin hace algo

La Academia publica una Diccionario del habla canaria. El catedrático Humberto Hernández explica que se trata de la primera obra institucional de la Academia Canaria de la Lengua y en ella han participado especialistas del habla, la cultura y la naturaleza del país.


La Academia Canaria de la Lengua presentó hoy el Diccionario Básico de Canarismos, una obra en la que han participado unos 40 especialistas durante siete años y que por primera vez registra con rigor las peculiaridades del dialecto español del país en unas 5.000 entradas, con ejemplos e ilustraciones. Humberto Hernández, catedrático del Departamento de Filología Española de la Universidad de La Laguna y miembro de la comisión de lexicografía que ha culminado el diccionario, expuso que se trata de la primera obra institucional de la Academia Canaria de la Lengua y en ella han participado especialistas del habla, la cultura y la naturaleza de las islas. El catedrático asegura que estos especialistas se han esforzado para definir científicamente y de modo ajustado los términos que aluden a la flora, la fauna, la artesanía, la orografía, las tradiciones populares, las profesiones, los juegos infantiles, la agricultura, la ganadería, la pesca y la música popular del vocabulario de las ocho islas pobladas del Archipiélago.

Se trata de velar por el habla de Canarias como señal de identidad y evitar que este patrimonio se pierda por "los efectos de la globalización", afirma. Este diccionario básico ayudará a mantener y potenciar estas peculiaridades ya que, como se indica en la presentación de la obra, "Canarias también ha contribuido a aumentar el incalculable tesoro del español y ha convertido en palabras castellanas un estimable conjunto de voces provenientes de la población prehispánica". También adaptó centenares de voces y expresiones portuguesas y utilizó palabras procedentes de los reinos de Castilla que más adelante serían esparcidas en América. Como diccionario básico, subraya el catedrático de Filología Española, será de mucha utilidad para los usuarios generales, para los interesados en esta modalidad del español y además tendrá una finalidad "claramente didáctica", con definiciones claras y precisas para estudiantes de Primaria, Secundaria y Bachillerato. Todas las acepciones van ilustradas con un ejemplo de uso real de la lengua extraídos de conversaciones cotidianas o que precisan su uso en las islas.Un ejemplo es el término "bubango", que se define como una "calabacita cilíndrica de corteza verde y carne blanca, parecida a la del calabacín, pero más apreciada que la de éste. El bubango se distingue del calabacín por la forma y el tamaño".

La idea fundamental de los académicos -que ya han empezado a trabajar en el futuro Diccionario General de Canarismos- es que esta obra sea de uso cotidiano en el aula y complementario a otros diccionarios. De hecho, Humberto Hernández detalla que hay varias decenas de diccionarios de canarismos, aunque sólo una minoría hayan sido elaboradas por filólogos. Esta es la primera vez que se hace de forma rigurosa y todas las acepciones de cada canarismo han sido comprobadas por su uso efectivo, pues es una obra basada en la realidad del español de Canarias. Ello permitirá consultar voces como "desinquieto", una palabra canaria "con todos los honores" que significa "travieso, revoltoso, desasosegado" aunque no aparezca en el diccionario general de la lengua y cuya corrección se pone a veces en duda, pese a que es una voz tomada del portugués y adaptada al español. Incluso al catedrático le han sorprendido "muchísimas palabras" de las que se han recopilado, lo que revela el desconocimiento que puede haber en las propias islas de sus peculiaridades lingüísticas, pues hay voces que se usan en todo el Archipiélago, otras la traspasan y llegan a América, y otras sólo perviven en unas zonas determinadas. Señala como ejemplo que a un habitante de Gran Canaria o Lanzarote le puede resultar extraño el término "revoltillar", que se utiliza en Tenerife y La Gomera, mientras que en estas islas se desconoce el término "singue", con el que los grancanarios denominan a un moscardón robusto.
Humberto Hernández precisa también que la globalización "es imparable pero en nuestras manos está el rescatar lo propio, lo que nos identifica". Por ello considera que los profesores deben enseñar lengua española "partiendo de nuestra realidad", de forma que en la enseñanza se parta de la modalidad lingüística de las islas. Sin embargo, prosigue el filólogo, mucha gente piensa que el canario es una deformación del español "y durante mucho tiempo se nos hizo creer que hablábamos mal, con una variedad bastarda del español". En realidad, el español es un conjunto de modalidades lingüísticas constituida por el dialecto de Canarias, Andalucía o Castilla y sin embargo, todavía hay comentarios periodísticos en los que parece que nuestra modalidad es inferior, como cuando se afirma hablando de una expresión "como dice el mago". Esto es diferente a que no se utilicen en una redacción formal expresiones propias del lenguaje coloquial, es decir, se debe evitar la frase "el presidente se mandó a mudar" no porque sea un canarismo, sino porque es un coloquialismo.
El diccionario, fue presentado por el catedrático de Lengua Española de la Universidad Complutense de Madrid, Manuel Alvar Ezquerra, incluye también numerosas fotografías y dibujos que ilustran acepciones tan usuales en las islas como papas, quíquere o rancho canario.