Viene siendo la tónica general de medios de comunicación de masas y políticos, mirar para otro lado cuando los problemas señalan con la punta del dedo índice a sus caras. Cuba y Venezuela son el centro de la diana hacia donde los mass media dirigen sus dardos. Manifiestan su disconformidad hacia distintos asuntos, manipulan la verdad, magnifican los hechos y, quizás lo que es peor, silencian las barbaridades que verdaderamente ocurren en los territorios donde reposan sus largos tentáculos. En consonancia, las instituciones pertienentes, desde ayuntamientos hasta el circo parlamentario europeo, secundan esas iniciativas de condena bajo el mandato de la doble moral y el interés particular.
Cualquier ámbito es buena muestra de la situación de descaro, y el Gobierno de Canarias no es ninguna excepción. En el día de hoy, el periódico La Provincia -tercer diario de Canarias tras El Día y Canarias7, con 158000 lectores diarios (2); ¡qué bien nos informamos!-, publica la entrevista chat que ayer concedió en su espacio virtual al Vicepresidente y Consejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Canarias, José Manuel Soria López. El líder del Partido Popular en Canarias, al que votaron más de 220000 personas en las últimas elecciones al parlamento canario -segundo tras Juan Fernando López Aguilar- sin embargo no cuenta con la simpatía popular, y así lo refleja cualquier encuesta, donde no alcanza el aprobado de los ciudadanos (como tampoco lo hace casi ninguno del actual espectro político del archipiélago). Aún en esta situación, el que fuera alcalde de Las Palmas de Gran Canaria y presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria, se atreve a someter a su juicio a otras tendencias políticas que, al menos todavía, no tienen manchas de corrupción, ni casos Eolo, chalet o salmón en su historial.
Parafraseando a Soria, el periódico del grupo Editorial Prensa Ibérica titula la entrevista mencionada con una contundente afirmación: "El independentismo en Canarias no tiene futuro". Parece que este asunto inquieta un poco al que fuera presidente del diario, Ángel Tristán Pimienta. Si no es así no me explico cómo una tendencia, que según el ahora director del Club Prensa Canaria, la siguen cuatro pelagatos ocupa tantas páginas, generalmente firmadas por su jefe de sección Pedro Guerra. Todo indica que la orientación de La Provincia bajo la dirección de la recién estrenada Teresa Cárdenes Díaz, sigue siendo de ataque frontal a esta cosa tan insignificante de las siete estrellas verdes.
Volviendo al cinismo del señor Soria, resaltamos uno de sus brillantes comentarios, con el que afirma que "con la independencia no llegamos aquí ni a la esquina". Yo no tengo ninguna licenciatura en Ciencias Económicas y Empresariales ni dispongo del currículum en economía del que él disfruta-probablemente no por bobo, sino porque mi padre no fue ningún adalid de la exportación frutera en los tiempos de la Canarias agrícola-. Pese a este hándicap académico-laboral, creo que no hace falta tener muchas luces para analizar a grandes rasgos la situación del archipiélago, y comprobar si así vamos o no "de aquí a la esquina". Me cuesta comprender a qué esquina vamos a llegar con uno de cada tres canarios en paro, con más de 100000 personas que no tienen ya ni prestación de desempleo, donde la mitad de la población -hablamos de casi un millón de personas- están en situación de precariedad o sin trabajo... Los que tienen la "suerte de trabajar" se ven forzados a acogerse en gran medida a contratos basura; hoy agradecemos tener aquello contra lo que ayer luchamos. Es una situación que compartimos con gran parte de la población de fuera del archipiélago, pero que en nuestro caso, esos datos cierran todas las tablas de marcadores sociales y económicos. Con una economía monocultivista y de extracción, que en su estructura no ha variado desde que se instauró el régimen colonial a finales del siglo XV, tenemos, en contraposición al resto del Estado, la mayor tasa de paro, los sueldos más bajos, la cesta de la compra más cara, y engrosamos penosas listas de analfabetismo y pobreza. A nadie se le escapa que nuestra realidad es, por fuerza, distinta a la que se sancocha en Europa, y estamos pagando las consecuencias de un marco laboral no canario, de una educación no canaria, de una economía neoliberal al estilo europeo no compatible con nuestras condiciones geopolíticas y sociales, y para más INRI no disponemos de una continentalidad que soporte la libre circulación de personas que nos impone la UE... En definitiva, esto no es Europa y no puede legislarse como tal.
Pese a estas circunstancias, cree Soria que no vamos mal, y que una independencia sería catastrófica. Bueno, si considera que la situación puede ser peor, qué bajo concepto tiene de su propia capacidad administrativa -en el desgraciado caso de que fuera él quien llevara las riendas de una nación soberana-. Para apoyar su "tesis" -y lo entrecomillo porque una tesis debe estar argumentada-, recurre al dato de que "el 70 % de los recursos del presupuesto autonómico de Canarias viene del Estado, vía Sistema de Financiación Autonómica". ¿Y esto es causa o efecto? ¿Será que no podemos manejar nuestras riendas porque sólo el 30% de lo que tenemos sale de aquí? ¿O es más bien que sólo el 30% de lo que tenemos sale de aquí porque no tenemos las riendas agarradas con nuestras manos? No se puede hacer una valoración como la que hace José Manuel Soria de manera tan imprudente cuando se limita nuestra diversificación económica en aras de la explotación masiva del sector turístico y de la construcción. Cuando además, cualquier otro campo económico es noqueado. Cuando botamos, abandonamos o malvendemos lo que producimos para luego comprarlo afuera. ¿A quién quieren engañar? ¿Somos incapaces o nos hacen serlo? Hasta la llegada del boom turístico aquí se vivió de lo que se trabajó, sin el apoyo de ningún estado y en condiciones de abandono. ¿No es posible imaginar un desarrollo fomentado por instituciones propias sin la situación de autarquía y aislamiento del pasado?
El debate del independentismo es amplio y no se puede abordar en un sólo texto ni por una sola persona. Esto corresponde a otro tipo de trabajo. En lo que sí me puedo dar el gusto es en catalogar las palabras de un funcionario con más sombras que luces, que centra su discurso político en someter a la duda la inteligencia de los que trabajan por otra realidad que sirva de alternativa a la penosa situación en la que nos encontramos, por la que todos nos quejamos, y contra la que pocos trabajamos.
Ingenuo de mí. ¿Qué esperaba que dijera quien creyó oportuno izar una bandera azul y amarilla con un costo de 360000 euros (60 millones de pesetas) y que hoy es un magnífico amago de reloj de sol? Para evitar groserías y malas palabras que me hierven la sangre cuando es uno de nuestros políticos los que se atreven a enjuiciar determinadas posturas, sólo puedo decir como diría Pepito Monagas: "Déjeme el alma tranquila, José Manuel..."
Rubén Jiménez "Doramas"
Blog Canarias Socialista