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22/7/09

¿Ciudadan@ del mundo?

Es frecuente que muchas personas reaccionen negativamente (sin que haya lugar a la reflexión) ante la idea de una Canarias Libre. Uno de los tópicos mas socorridos es el de autodefinirse como “ciudadan@ del mundo”. De hecho sirve como respuesta a casi cualquier pregunta de contenido sociopolítico y/o cultural. Entre estos “ciudadanos mundiales” existen ciertos matices.

Nos encontramos con aquell@s donde todo a su alrededor (sea cercano o lejano) carece de interés, salvo lo que directamente les afecte o les satisfaga. Estos podrían definirse más bien como ciudadanos individuales del mundo. Consideran que nada está en sus manos y se acomodan (se someten) como camarón que se lleva la corriente. Constituyen el sustrato ideal sobre el que se sustenta el capitalismo. Sin embargo, están l@s que tienen cierto grado de “concienciación” (ecologista, social, anticapitalista, etc.) capaces de percibir la auténtica realidad de algunos lugares remotos o de reflexionar a escala global, pero incapaces de reflexionar sobre la realidad más inmediata, la de su propio pueblo. Estos son los ciudadanos extraterrestres del mundo. Actúan renegando (consciente o inconscientemente) su pertenencia a un pueblo. Básicamente ambos tipos de “ciudadanos” viven en su particular burbuja y, desgraciadamente, abundan en Canarias.

Entendemos, que todas las personas deben ser iguales, independientemente de su origen, raza, religión, género, orientación sexual, etc., y que la pertenencia a un determinado pueblo, en general, no se elige, sino que es el mismo pueblo el que hace pertenecer a los individuos que se relacionan en su seno. Queda claro que en el mundo existen miles de identidades, tantas como pueblos (reconocidos o no), y tantas como individuos. Ser ciudadano del mundo, conlleva a reconocer las diferencias, sin negarlas ni temerlas, tratando de comprenderlas y ser capaz de desarrollarnos solidariamente con el resto. No se entiende, por tanto, decirse ciudadano del mundo viviendo de espaldas a los demás pueblos ni negando la identidad del pueblo propio, de la misma manera que no es posible que un individuo viva aislado del resto de los seres humanos ni negar su propia existencia. Para que dicho estatus no sea sólo una bonita palabra carente de contenido es necesaria ejercitar la autodeterminación de cada persona y de estas con su comunidad. La autodeterminación no es otra cosa que el ejercicio de la libertad de elección en todas sus dimensiones, individuales y en sociedad. Cada pueblo, necesita de esa libertad de elección, sin ataduras foráneas, y, en definitiva, elegir su camino, su particular forma de ser.
Los intereses y las necesidades de Canarias, los del pueblo canario, jamás podrán coincidir con España (la historia lo demuestra continuamente). El ejercicio de la libre determinación de nuestro pueblo pasa por la Independencia, pues de otra manera sería negarnos la libertad y aceptar el sometimiento como individuos y como comunidad diferenciada en el mundo.

Extraído: Boletín juvenil "Tamarán" de Azarug. 2007